Después de décadas desplazados, los bosquimanos de Namibia vuelven a su tierra natal

25/11/2008 | Crónicas y reportajes

Una anciana mujer mira con detenimiento a su alrededor, en su nueva tierra de cultivo, su arrugada cara se enciende con una vergonzosa sonrisa y de repente da una palmada con sus manos. “Nuestros ancestros están contentos porque ahora estamos más cerca de casa, lo puedo sentir, nuestro sueño se va a hacer realidad”, comenta Hira Khamuxas.

Ella es uno de los 9.000 miembros del grupo étnico Haikom, de los bosquimanos San, el primer pueblo en ocupar el sur de África, al que hasta ahora no se le ha permitido regresar a la región donde vivieron sus ancestros.

Aunque sus comunidades han vivido en la región durante milenios, los Haikom fueron expulsados de sus tierras hace 50 años, cuando Namibia era gobernada por el régimen del apartheid de Suráfrica.

La semana pasada, 300 Haikom volvieron a instalar su residencia en la granja, o tierras de cultivo de Seringkop, comprada por el gobierno para su reasentamiento, en el borde del mundialmente famoso parque natural de Etosha, el hogar tradicional de su pueblo.

“Estoy ahora a tan sólo 60 kilómetros del lugar donde nací, donde pasé una infancia libre y feliz, hasta los 14 años”, exclama Khamuxas.

“Después los surafricanos pusieron una verja de control veterinario por aquí y nos dijo que nos fuésemos”.

El régimen del apartheid empezó a obligar a los San a marcharse de Etosha, a principios de los años 60, y después empezó a dividir en pequeñas partes el parque para crear tierras o patrias para las diferentes tribus de la región, pero los Haikom quedaron fuera de este plan.

Como muchos Kaikom, Khamuxas, de 65 años, ha pasado toda su vida laboral preguntando de granja en granja, trabajando por pequeños salarios, hasta que se trasladó, hace unos cuantos años, a una pequeña casa en la ciudad de Otjiwarongo, 250 kilómetros al norte de Windhoek, donde ha sobrevivido con una pequeña pensión del estado.
Su tierra natal, dentro del parque, en el abrevadero Ombika, que ahora es un destino muy popular para los turistas extranjeros ricos.

Convertido en primer lugar en un coto de caza, en 1907, por la Alemania colonial, Etosha, cuyo nombre significa “el gran hueco”, es uno de los parques más antiguos y más grandes de África.

Su paisaje único deriva de una depresión plana de cerca de 5.000 kilómetros cuadrados, que se rellena de agua sólo durante las buenas estaciones de lluvias, proporcionando un refugio para miles de flamencos rosas cuando migran.

Asentamiento urgente

Los poderes coloniales alemanes permitieron a los Haikom permanecer en Etosha, donde siguieron viviendo de sus viejas tradiciones de caza de animales salvajes y recolección de plantas para uso alimentario y medicinal.

El parque es casi la mitad de la extensión de Suazilandia, pero originalmente era el doble de este tamaño, hasta los años 70, cuando Suráfrica lo dividió en tierras/patrias étnicas.

Una vez confinados en sus patrias, cuando Namibia obtuvo la independencia, en 1990, la gente pudo empezar a moverse libremente.
Muchos se amontonaron en asentamientos informales en las ciudades, intentando ganarse la vida a duras penas. Algunos Haikom tuvieron suerte y fueron empleados en el parque como rastreadores o guardas.

El gobierno de Namibia espera que los Haikom puedan obtener beneficios a partir de ahora con la industria de turismo del parque, comprando tierra para ellos en el margen del sur del parque Etosha.

“El gobierno considera el plan de reasentamiento de los Haikom un proyecto urgente”, aseguró la viceprimera ministra, Libertine Amathila, en la ceremonia de bienvenida organizada en pasado día 22.

“Tenemos un plan de gestión en marcha para las 78 familias que quieren volver aquí”, declaró Amathila. “Algunas partes de la tierra serán utilizadas para la agricultura, otras para los animales salvajes que vamos a traer aquí para comenzar con actividades turísticas, para que ellos puedan ganarse unos ingresos diversificados”, añadió.

“El propósito principal es restaurar su dignidad para que puedan tener un lugar al que llamar hogar”.

En Namibia viven 30.000 San, de diferentes tribus, que son los grupos más marginados del país.

El viceministro de turismo, Leon Jooste, afirmó que el gobierno ha comprado más terrenos por todo el borde del parque Etosha para los Haikom, con la esperanza de que puedan vivir del lucrativo, aunque predominantemente blanco, sector del turismo.

“Recibirán licencias turísticas y pueden formar asociaciones para construir albergues turísticos, en estrecha colaboración con nuestro ministerio, para que nadie se aproveche de ellos”, aseguró el representante de Turismo.

“El gobierno planea, eventualmente, quitar las vallas que separan estas tierras del parque de Etosha, para que los animales salvajes puedan pastar más libremente, y los Haikom formen parte de este proyecto turístico.

Ahora, Hira Khamuxas enseñará a sus nietos el uso tradicional de los árboles y plantas, guiada por los espíritus de sus ancestros, los cuales, según ella, ahora están felices.

(Mail & Guardian, Suráfrica, 25-11-08)

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