Después de 50 años, la política de refugiados africana sigue siendo líder a nivel mundial

10/07/2019 | Opinión


Según declaraciones del Secretario General de la ONU, António Guterres, ante la Unión Africana (UA), “África ha establecido el estándar de oro para la solidaridad. A pesar de los desafíos sociales, económicos y de seguridad del continente, los gobiernos y la población africana han mantenido las fronteras, las puertas y los corazones abiertos a millones de personas necesitadas”.

refugee_camp_at_ali_addeh_dvids257118.jpg A finales de 2018 había aproximadamente 7,4 millones de refugiados y solicitantes de asilo en África, 10 veces la cantidad de refugiados que había en 1969, cuando la Organización para la Unidad Africana (OAU, por sus siglas en inglés) adoptó la Convención sobre los Aspectos Específicos de los Problemas de los Refugiados en África.

A pesar de los crecientes retos, África ha dado importantes pasos en la política continental sobre refugiados, como expresó António Guterres ante la UA el pasado febrero. Países como Uganda y Etiopía han abierto el camino a la hora de poner las políticas en práctica.

Pero teniendo en cuenta el número creciente de refugiados en el continente, y el papel que juegan los conflictos como potenciadores problema, es necesario reflexionar acerca de la contribución de este tratado histórico que se inspiró en el “número cada vez mayor de refugiados en África” hace 50 años.

Ratificado por 46 de los 55 países miembros de la Unión Africana, la convención es uno de los tratados regionales más aceptados en África. Ha moldeado la práctica y formulación de políticas africanas de refugiados en cuatro áreas clave: proporcionar una definición ampliada de refugiado; informar el reconocimiento prima facie de los refugiados, crear una plataforma para las “políticas de puertas abiertas” de los países africanos y establecer una base para compartir y colaborar en materia de responsabilidad.

En primer lugar, la definición ampliada de refugiado recogida en la convención es importante, ya que se incluyen nuevos factores acerca de qué puede forzar a la gente a huir, y profundiza en aquellos que aparecen en la Convención sobre el Estatuto de los Refugiados de la ONU firmada en 1951. Por ejemplo, se habla de “agresión externa, ocupación, dominación extranjera o eventos que seriamente alteran el orden público”.

Esta disposición ha servido de base para las leyes nacionales de refugiados de varios países africanos, incluyendo Angola, Ghana, Malaui, Nigeria, Senegal, Sudáfrica, Tanzania y Uganda. Los refugiados que han obtenido protección debido a la definición ampliada incluyen a aquellos que huyen de Sudán del Sur y Somalia.

La definición ampliada de refugiado también ha ganado relevancia a nivel internacional. Fue tenida en cuenta en la Declaración de Cartagena en América Latina, la Convención Árabe de la Liga Árabe sobre la Reglamentación del Estatuto de los Refugiados en los Países Árabes (aunque esta convención nunca llegó a entrar en vigor) y la definición de Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR). Se utiliza sobre todo cuando se lleva a cabo la determinación de la condición de refugiado.

En segundo lugar, la convención es ampliamente reconocida como información sobre el enfoque prima facie para determinar la condición de refugiado, cuando la condición de refugiado de una persona se reconoce sobre la base de una presunción de inclusión dentro de la definición. Esto es especialmente relevante en África, donde los conflictos prevalecen como la causa principal de desplazamientos. El enfoque prima facie es práctico en dichos contextos, dado que la habilidad de llevar a cabo determinaciones individuales puede sobrepasar las capacidades de los estados de acogida.

Este enfoque es vital a la hora de determinar el estado de refugiado, ya que supone una vía rápida para obtener protección. Entre los países que han empleado este método se incluyen Ghana, Guinea, Liberia y Togo, donde amplios grupos de individuos buscan refugio a causa de la violencia postelectoral en Costa de Marfil. Etiopía también aplica dicho enfoque para reconocer el estado de los refugiados de Somalia y Sudán del Sur.

En tercer lugar, a la convención se le atribuye ser la base de la generosidad de los estados africanos a la hora de acoger grandes números de refugiados. En 2017, varios países africanos (Etiopía, Sudán y Uganda) se encontraban entre los 10 principales anfitriones. Estos mismos países cualifican para recibir recursos de la Asociación Internacional de Fomento del Banco Mundial, ya que se encuentran entre los estados más pobres a nivel mundial. Considerando que la mayoría de los refugiados africanos huyen a países vecinos, la predisposición de estos países a acogerlos es especialmente importante.

En cuarto lugar, la convención proporciona una plantilla para compartir la carga regional y la responsabilidad que fue considerada “innovadora para su época”. El Artículo II (4) establece que “cuando un estado miembro encuentre dificultades para continuar otorgando asilo a los refugiados, puede apelar directamente a otros estados miembros y a través de la OUA, y esos otros estados miembros deberán, en el espíritu de solidaridad africana y cooperación internacional, tomar las medidas apropiadas para aligerar la carga del Estado miembro que otorga asilo”.

En las décadas de 1970 y 1980, Botsuana, Lesoto y Esuatini usaron el Artículo II (4). No obstante, la aplicación de esta provisión es limitada. En 2017, Ruanda también anunció que restablecería a algunos migrantes del África Subsahariana y a refugiados de Libia.

La implementación de la convención, especialmente frente al crecimiento masivo en el número de refugiados en África, no ha estado exenta de desafíos. Estos incluyen la devolución y la tendencia a considerar a los refugiados como una preocupación para la seguridad. Los factores cada vez más complejos detrás de los movimientos de refugiados a menudo acaban combinándose dando lugar a una coyuntura particularmente complicada; es el caso, por ejemplo, de los conflictos armados cuyos efectos se ven potenciados por el cambio climático.

Cuando se llegó al vigésimoquinto aniversario de la convención se destacó la importancia de vincular la prevención, gestión y resolución de conflictos con la protección de los refugiados. A día de hoy, este reto sigue estando presente, en particular en materia de prevención de conflictos.

A medida que África celebra el 50 aniversario de la convención sobre los refugiados de la OAU, la verdadera prueba reside en la eficacia con la que los países la implementan. Cuantos más países africanos reconozcan las diferentes razones por las que la población se ve obligada a abandonar sus países y trabajen para abordarlos, mejor.

La convención y las iniciativas de la UA para prevenir y resolver conflictos (como el proyecto de “silenciar las armas”) pueden desempeñar papeles complementarios al abordar desplazamientos forzados, incluyendo la afluencia de refugiados. La hoja de ruta marcada por “silenciar las armas” reconoce la importancia de “abordar la situación de los desplazados internos y refugiados implementando estructuras continentales y universales”. Estos esfuerzos en materia de paz y seguridad, si tuviesen éxito, podrían facilitar soluciones como la repatriación voluntaria.

Tsion Tadesse Abebe
Allehone Abebe
Marina Sharpe

Fuente: Institute for Security Studies

[Traducción y edición, Ángela Martínez Pradas]

[Fundación Sur]

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