Desde Soweto llegan cantando , por Literafricas

11/07/2018 | Bitácora africana

Autora Sonia Fernández Quincoces

marais.jpg El 16 de junio de 1975, los escolares de Soweto salieron a la calle a manifestarse contra las nuevas políticas educativas impuestas por el Gobierno sudafricano. Ya estaban discriminados respecto a sus compañeros blancos al no poder llegar a las universidades y tener un sistema de enseñanza inferior en calidad y contenidos. Pero esta vez, se les imponía el afrikáner, al mismo nivel que inglés. Este idioma era el mayoritario entre la minoría blanca que controlaba la política y la economía del país. Los estudiantes negros se opusieron a él con el argumento de que aunque lo aprendiesen seguirían siendo igual de discriminados que sin él. Ellos querían estudiar en su lengua e inglés.

Las calles de Soweto se llenaron de niños, jóvenes y maestros. Los manifestantes avanzaban con cánticos, bailes y consignas pacíficamente. Pero la policía lazó perros de presa contra ellos. Estos los recibieron a pedradas, lo que llevó a los agentes del orden a abrir fuego sobre la multitud. Se produjo una estampida general y la perdida de todo control sobre lo que allí sucedía por parte de los líderes de la manifestación. Los escolares comenzaron a tirar piedras contra los edificios públicos y a correr por todas partes buscando refugio. 700 muertos y más de 1.000 heridos fue el balance de aquel día.

En recuerdo de aquella matanza, en 1991 la Organización de la Unidad Africana (hoy Unión Africana) instauró el Día del niño africano, para reivindicar los derechos de todos los niños del continente. Este año el lema elegido ha sido “Leave No Child Behind for Africa’s Development”.

Esta manifestación del 16 de junio es el punto de partida de Si no sabes la letra, tararea, de Bianca Marais, para enseñarnos una Sudáfrica llena de divisiones y discriminaciones.

En el libro hay referencias a músicos africanos, sobre todo de Hugh Masekela y Miriam Makeba (en aquel momento eran pareja) que interpretaban esta “Soweto Blues”, una canción dedicada a la masacre de Soweto. Se publicó en 1977 en el álbum Walela. Es una canción más de las muchas que compuso Masekela para luchar contra el Apartheid. La letra describe lo que pasó aquel día, sin muchos adornos. El tema tiene un fondo de Mbaqanga que es un estilo tradicional sudafricano que tiene sus raíces en la música rural zulú y que se originó a principio de los 60.

También suena entre sus páginas “Khawuleza mama“, esta canción popular que en la voz de Miriam Makeba suena suave y dolorida. “Date prisa, mamá, no dejes que te atrapen” llamaban los niños cuando la policía entraba en las barriadas para usar la violencia.

Elias and His Zig-Zag Jive Flutes fueron una banda de kwela formada a mediados de los 50. Una de las canciones que grabaron fue “Tom Hark“, que aparece mencionada en el libro. “Columbia Records emitió la canción como un single de 7 pulgadas y fue particularmente bien recibida en el Reino Unido. En todo el mundo el single vendió aproximadamente tres millones de copias. La banda no se benefició de estas ventas, sin embargo, y en Sudáfrica, la canción tuvo un éxito modesto”.

Otra de las canciones que descubrimos en este libro es “Meadowlands” de Dolly Rathebe. La cantante de jazz (era conocida como “la reina del jazz” en su país) y actriz, era admirada, entre otros, por Nelson Mandela, quien la menciona en sus “Cartas desde la prisión”. Firme luchadora antiapartheid, como se la recuerda, un ataque sufrido por un seguidor fanático puso fin a su carrera.

Johannes “Spokes” Mashiyane fue considerado como uno de los mejores artistas pennywhistle que adornaban la escena musical kwela sudafricana de la década de 1950 a (aproximadamente) la década de 1970. Este músico afirmaba que la inspiración para su música provenía de sus sueños.

Pero en Si no sabes la letra, tararea también hay muchas referencias a estrellas del pop y del rock occidental, como Elvis Presley (Are You Lonesome Tonight), Dean Martin, Dolly Parton (Jolene), The Beatles o Boney M. (Feliz Navidad).

Mención aparte merecen The Kinks (Lola) o Sixto Rodríguez (Sugar Man).

La mítica canción de The Kinks se compuso después de que el manager del grupo, Robert Wace, hubiese pasado la noche bailando con un travesti. En el libro suena tras una comida de Victor y sus amigos en la que un ladrillo con un papelito atado penetra por la ventana y la interrumpe. “Alguien había escrito `Muerte a los maricas´ en grandes letras mayúsculas” subrayando otra persecución más, en una Sudáfrica que también tenía otras leyes draconianas para la homosexualidad que era ilegal y se podía ir a la cárcel.

Sin duda, un cantante con historia interesante es la del estadounidense Sixto Rodríguez quien “triunfó en la Sudáfrica del apartheid casi como un milagro y durante dos décadas fue, sin proponérselo ni saberlo, un icono en contra del sistema supremacista blanco”, escribe Marta Rodríguez Carrera. Su vida se rodeó de misterio y hasta Steve Biko fue fan de su música. “Sugar Man” fue su canción más célebre.

Este texto ha sido posible gracias a la colaboración de dos grandes amantes y conocedores de la música africana, Chema Caballero, e internacional, DJ Floro. Ambos son los autores de estas líneas y referencias musicales. La ecuación literatura y música tuvo su sesión especial el pasado 16 de junio en el “Club de lecturas africanas- Mamah Africa” que se celebra en dicha Galería de moda y arte y que yo coordino.

Suplicaba la poetisa mozambiqueña Noémia de Sousa que le quitaran todo pero que le dejaran la música. “Pueden desterrarnos, llevarnos a tierras lejanas, vendernos como mercancía, atarnos de sol a luna y de luna a sol”, escribía. “Pero seremos siempre libres si nos dejan la música”.

original en : Literafrica

Autor

  • Fernández Quincoces , Sonia

    Especialista en literaturas africanas, es autora y editora del blog Literafricas. Colabora en medios y eventos relacionados con este continente.

    Literafricas es un blog cuya autora es Sonia Fernández Quincoces. Surgió en junio de 2013 en un intento de crear un blog específico de literatura africana, entre otras razones porque cuando una intentaba localizar información sobre algún libro o autor de ese continente tenía que realizar un gran esfuerzo de búsqueda y, a menudo, era infructuoso. En aquel momento dedicarle un pequeño hueco en el ciberespacio no me pareció mala idea. Un lugar para intentar aportar ese granito de arena al conocimiento del desconocido y muy interesante mundo de las letras africanas, donde escritores africanos tuvieran la voz y la palabra para acercarnos sus pensamientos y sentimientos, para mostrarnos sus anhelos y su manera de ver la realidad y sentirla. Lo subtitulé “Simplemente literatura” porque para mí esta literatura es simplemente eso, literatura con mayúscula, sin necesidad de ponerle ninguna otra etiqueta, aunque, paradojas, de momento las tengo que usar.

    Literafricas

    @LitERaFRicAs

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