Descubrir los fundamentos de la economía islámica con relación a los sistemas financieros clásicos

25/01/2012 | Crónicas y reportajes

La doctrina económica en el Islam se distingue de las otras doctrinas económicas por su cuadro religioso general. Cuando el Islam trata de cada uno de los aspectos de la vida, lo integra a la religión y lo modela en el cuadro del vínculo religioso del hombre con su Creador y con el más allá. Allah “subahanah wata Allah” (Dios, que Él sea glorificado y exaltado), dice que sus preceptos son medios para tener éxito en el campo económico y comercial sin que haya que cambiar ese éxito por un fracaso en el más allá.

Por eso Dios, no sólo autoriza a los musulmanes a cultivar la tierra y a ganar el pan después de las oraciones del viernes, sino que ha aconsejado al Profeta abreviar las oraciones de la mañana para que la actividad económica no sufra. Dios permite también a los fieles el continuar sus actividades durante la jornada de la peregrinación (hady). Además de estas incitaciones al trabajo, exhorta al hombre varias veces a satisfacer sus deseos y a mostrar su prosperidad, sin caer en una extravagancia ostentadora. El único límite es la prohibición del gasto excesivo (israaf), incluso en materia de caridad, el Corán habla de un gran número de cuestiones económicas específicas. La propiedad privada se beneficia de una protección. El Corán exige que el individuo respete sus compromisos y da detalles sobre el derecho contractual.

Fundamentos dogmáticos, éticos y jurídicos de la economía y de las finanzas islámicas

La práctica económica islámica puede ser asimilada a un abandono irregular pero progresivo de los principios enunciados en el Corán y la Sunna. La ciencia económica, en tanto que tal no existía en la época del Profeta Mohammad, ni en la de los califas de la edad de oro. La economía política del islam tiene sus orígenes en los mandamientos normativos del Corán o bien se deduce de la práctica del Profeta. Por ejemplo se cuenta que al Santo Profeta, el mismo, no le gustaba ninguna forma de control de los precios. Su intervención en el mercado se limitaba a denunciar las prácticas prohibidas, tales como el fraude. Omar y los califas que le sucedieron tuvieron una tendencia más reglamentaria, pero sus objetivos eran los mismos. Con la proliferación de las escuelas jurídicas (madhahab) consecuencia de la aparición de diversas corrientes de pensamiento que divergen las unas de las otras, la perspectiva económica durante este período refleja la tensión entre los sabios prudentes que tratan de justificar la práctica de los Estados musulmanes y los que tratan de conducirlos a los principios de la Sharía. Pero, desde el punto de vista económico, el Corán pone un acento particular sobre la moderación, (Ver 7, 31-32_ 18, 46 y 29, 17).

El Corán estipula que la consumición está autorizada, “comed los alimentos lícitos y buenos que hay en la tierra…” (2, 1-68), mientras que condena la mezquindad; el despilfarro (6.1 41); la extravagancia (27, 17). El deseo de ganar su vida (4, 5), de vivir confortablemente (42, 36), incluso el deseo de adornos o de recompensas (18, 46) o de protegerse contra un futuro incierto (4, 9) nunca ha sido considerado como un mal.

EL SISTEMA FINANCIERO

Los sistemas financieros clásicos difieren de los sistemas islámicos, por la cuestión del tipo de interés. Sin embargo los economistas musulmanes, fundándose en los tipos de interés, han imaginado un sistema financiero islámico que obedece a la ley de la prohibición del interés. La prohibición del interés en el Islam y la necesidad de los musulmanes de tener un sistema alternativo han conducido a la creación de instituciones islámicas a través del mercado. Las bancas comerciales, las BFI (bancas de financiación e inversión), las sociedades de seguros mutuos (takaful).

El sistema financiero clásico

Un sistema financiero, es una organización financiera general cuyo objetivo es permitir facilitar, promocionar las operaciones financieras entre agentes. Estas operaciones están en la base de la actividad económica de cualquier país. El financiamiento de un agente por otro se realiza de manera directa e indirecta, de ahí que actualmente existan “finanzas directas” y “finanzas indirectas”. Las finanzas indirectas significan la presencia, en tanto que intermediario, de la banca y, por extensión del sistema bancario que recibe los depósitos, que puede prestar en parte al menos. Las finanzas directas significan un contrato, sin intermediario, entre el que presta y el que pide prestado en el mercado financiero y más particularmente en el mercado primario de este mercado financiero (que cuenta también con un mercado legendario). Así, el sistema financiero clásico está formado por muchos tipos de instituciones, entre las que se incluyen los mercados de capital, moldeados por las tasas de interés y las instituciones no bancarias.

El sistema financiero islámico

La originalidad del sistema financiero islámico es que en lugar de basarse en la tasa de interés y el riesgo unilateral, se basa en el respeto de la sharía, sobre el principio de “Mudaraba”, es decir el principio del reparto mutuo de los beneficios y del riesgo (PPP), es decir el “Al-Ghunm bi al-Ghurm”. Una descripción de este sistema, a través de su sistema bancario (mercado monetario), sus mercados de capital (mercado financiero, es decir las bolsas de valores mobiliarios y otros mercados de productos financieros derivados), existe en la obra de los economistas, aunque de forma embrionaria en ciertos países musulmanes. Pero la promoción de las finanzas islámicas debe pasar absolutamente por la mejora de un marco institucional universal en el que deben operar sus diferentes mercados e instituciones. La Accounting and Auditing Organization for Islamic Finance Institution (AAOIFI), creada en 1991, no desempeña todavía plenamente este papel (ver capítulo III más arriba). La ausencia de informaciones homogéneas y comparables es hoy un potente freno al desarrollo de Fondos de Inversión Islámicos. Y en particular de Fondos de Acciones. La creación de índices bursátiles “conformes a la Sharía” en las bolsas de valores mobiliarios islámicos es un primer paso en esta dirección, pero no suficiente. A partir de entonces se plantea el problema del tratamiento reglamentario de las instituciones financieras islámicas. ¿Hay que tratarlas como intermediarias financieras clásicas y en consecuencia sometidas a las mismas normas de prudencia y reglas legales que las otras? ¿O bien hay que crear una reglamentación específica parecida a la AAOIFI? Voces opuestas estiman que una tal reglamentación del cuadro reglamentario sería nefasta a la competencia entre las diferentes instituciones financieras y protegería sin razón los bancos islámicos. Hay motivos pues, para interrogarse sobre un tratamiento legal idéntico de las instituciones financieras clásicas y las islámicas. Aunque la mayor parte de instrumentos financieros islámicos tienen una contrapartida en las finanzas tradicionales, no se ajustan perfectamente en los regímenes reglamentarios existentes.

El mercado financiero

Como ocurre en el mercado financiero convencional, en el mercado financiero islámico se distinguen dos compartimentos, es decir, los mercados primarios y secundarios: el primero es un lugar de encuentro entre las empresas que emiten títulos nuevos con el fin de recaudar fondos, y del otro lado están las ofertas de fondos que emanan de diversos inversores.

La emisión de las acciones en el mercado islámico se hace a través de los contratos llamados de mudaraba: en efecto, este tipo de contrato tiene la forma de una sociedad de participación en la que podrían distinguirse dos partes: la primera que invierte el capital, y la segunda que propone su pericia. No olvidemos que el Islam prohíbe la emisión de instrumentos financieros comportando partes de incertidumbre sobre todo las obligaciones. En lo que respecta al mercado secundario, la negociación de los productos financieros está tolerada en el Islam y los precios están sometidos a las leyes de la oferta y de la demanda, pero las actividades de especulación están prohibidas.

1. Los índices bursátiles

El primer índice lanzado al mercado fue el Socially Aware Muslim Index (SAMI) en 1988 y que fue seguido dos años más tarde por dos indicadores que podrán servir de referencia a las personas que invierten en las finanzas islámicas.

-El Dow Jones Islamic Index (DJIM) lanzado en Bahrein y considerado quizás como el símbolo de las finanzas islámicas en la economía mundial. Este índice refleja los cursos de 2.700 empresas pertenecientes en su mayoría al DOW Jones, pero cuyas actividades son compatibles con los fundamentos de la Sharia.

-El Global Islamic Index Series (GIIS) del Financial Times Stock Exchange International. Este refleja los títulos de 1.000 empresas cuyos negocios son compatibles con la Sharia (ninguna inversión en el alcohol, la industria pornográfica, la carne de cerdo…).

En 2006 el Dow Jones y el Grupo SAM (Sustainable Asset Management) habían lanzado el Dow Jones Islamic Sustainablely. Este índice tiende a revisar si los criterios de inversión son conformes a los criterios de las finanzas islámicas y al desarrollo durable, esto con el objetivo de correlacionar la Sharia e inversión socialmente responsable.

2. Los fondos de inversión

Los Estados musulmanes de Oriente Medio y de Asia del Sureste, poseen un fuerte potencial de gestión de fortuna. La creación de riqueza y el aumento de fortuna es respectivamente de +9.8% y de +7.3%, según un informe de 2005; lo que justifica un crecimiento inmenso en las finanzas islámicas en esta región.

Además de los criterios (que tienen que ser conformes con la ley islámica, otros criterios financieros son también requeridos:

-La actividad tiene que ser lícita <33%. -Total de deudas /Total activo <45%. 3. Los trackers en las finanzas islámicas

En general, los trackers son fondos indiciales negociables en la Bolsa. No son certificados, son OPCVM (organismos de inversión común de valores mobiliarios). Su funcionamiento es semejante al de los certificados. Permiten una diversificación de la cartera cuando se accede a un a una bolsa o a un índice. Siguen el índice bursátil al que están adosados. En las finanzas islámicas hay dos tipos de de trackers lanzados por la Deutsche Bank y el BNP Paribas asociado a Axa Investment Managers.

-El Islamic Fund Tracker: lanzado por la Deutsche Bank; el cliente invierte en el fondo que a su vez invierte en commodities (bienes tangibles), el retorno sobre inversión está garantizado siguiendo el rendimiento de un conjunto de hedgefunks.

-El Easy ETF Islamic Market Titans 100: iniciado por BNP Paribas y Axa Investment Managers que está compuesto de un 25% de acciones de firmas europeas, un 25% de acciones asiáticas y un 50% de acciones americanas todas de productos islámicos. Está cotizado en la Bolsa de Zúrich y sometido a un control de dos comités Sharia:

-La Comisión Dow Jones: compuesto de 5 miembros procedentes de malasia, Pakistán, y de Bahrein, cuyo rol consiste en eliminar los elementos no conformes a la ley islámica (armamentos, biotecnología aplicada a la genética, etc…). La BNP Paribas Fondo Sharia Supervisory Commitee cuyos miembros velan al respeto de las reglas de gestión de este índice.

3. El mercado de los seguros islámicos

3.1. Generalidades sobre los seguros

Los seguros son una actividad importante en la economía nacional por sus virtudes de protección financiera acorde a las personas físicas y morales contra los riesgos o los azares a los que están expuestos. Los teóricos de la Sharia islámica son unánimes sobre la prohibición de los seguros desde un punto de vista religioso. En el islam los seguros son considerados negativamente porque se les asimila a elementos de incertidumbre (al-gharar), de azar (al-maysir) de donde viene la presencia de incertidumbre y de interés (riba) que contravienen las reglas de la Sharia. Algunos juriconsultos estiman que, la vida del hombre está enteramente entre las manos de Dios, éste abandono (towakkul) entre sus manos debe ser aceptado y que el seguro entonces no tiene razón de ser. Los seguros son considerados como un medio de contrarrestar, incluso de negar la voluntad de Dios, “que Él sea bendecido y exaltado.”

Es pues, consciente de este carácter ilícito de los seguros, por lo que se ha introducido el concepto de los seguros islámicos (takaful), en la que los recursos son puestos en común para ayudar a los necesitados, lo que no es contrario a la Sharia. Los seguros (takaful) son un mecanismo de seguridad basado en la ayuda mutua, e la línea trazada por el versículo 2 de la sura 5 (al maida) que dice. “Ayudaos en el cumplimiento de obras buenas.” El concepto está en línea con los principios de indemnización y división de las responsabilidades entre la colectividad. No es concepto nuevo, de hecho, había sido practicado por los Muhajrin de La Meca y de Medina, después de la hégira (hijra) del Profeta Mohammed en 622 (después de C.). Takaful es pues una forma alternativa de cobertura que un musulmán puede utilizar contra el riesgo de pérdida debida a desgracias.

3.2. Las diferentes opiniones jurisprudenciales

La aceptación de la industria de los seguros en el mercado musulmán es todavía demasiado controvertida; las opiniones jurisprudenciales son numerosas y divididas. La organización de los seguros modernos comporta, en realidad, elementos que contradicen los principios fundamentales de la ética musulmana.

Un contrato de seguros clásico implica el pago regular (seguro y cierto) de primas a la compañía de seguros, incluso cuando el reembolso del asegurado está condicionado a que ocurra un acontecimiento futuro incierto (un siniestro) e independiente del control de las partes en cuestión. En este contrato, por su construcción, una de las dos partes tiene más probabilidades de enriquecerse que la otra; si un siniestro no ocurre, la compañía de seguros conserva el conjunto de las primas pagadas sin ninguna contrapartida. Comporta pues elementos de gharar (incertidumbre, ignorancia, engaño) y de maysir (especulación, juego de azar), contrarios a la ética musulmana.

Por otra parte, los aseguradores convencionales invierten una gran parte de sus recursos en productos que rinden intereses, lo que es igualmente contrario a los principios del Islam.

El sistema de seguros islámicos

Nacido inmediatamente después de la invasión de Egipto por los británicos en 1882, la primera compañía de seguros árabes no fue creada hasta 1944 en Jerusalén: la Arab Insurance Company ltd. Pero las primeras compañías de seguros de tipo takaful son la Sudanese islamic Insurance Company en Sudán y la Arabic Islamic insurance Company en Dubai que fueron creadas en 1979. En cambio, hay que señalar que en el mundo musulmán los seguros clásicos están más presentes que los islámicos. La organización en ciertos países musulmanes (Arabia Saudita) de un encuadramiento reglamentario de esta actividad es muy reciente y el peso de sus actividades en los países mayoritariamente musulmanes es muy inferior al que puede observarse en los países desarrollados.

Hoy, se cuentan unas 250 sociedades de seguros islámicos en el mundo cuyo volumen de facturación llega a 2,5 millares de dólares (en 2006). Los observadores proveen un porcentaje de crecimiento anual medio de cerca del 13% para este sector, lo que permitiría a la industria alcanzar un volumen de facturación de 7, 5 millares de dólares en 2015 (según Moody´s).

El sistema bancario islámico

El principio general de la banca islámica es comprometerse a compartir a la vez las ganancias y las pérdidas de sus clientes. Contrariamente a ciertas ideas, este sistema existe en el seno de las comunidades musulmanas desde la Edad Media. Ha sido objeto de muchos estudios universitarios desde los años 80 bajo la denominación: “Sistema Financiero Islámico”. Sin embargo, estas instituciones bancarias no representan más que uno de los aspectos de este sistema, porque este sistema engloba también la formación del capital, los mercados de los capitales y la intermediación financiera bajo todas sus formas. Se trata, en resumidas cuentas, y de traducción en el universo de la economía y de las finanzas, el sistema de valores en el que se fían los musulmanes en los diversos aspectos de la vida cotidiana. Según esta teoría, el objetivo clave del sistema es promover en el contexto económico actual, un conjunto de productos financieros que excluye la práctica de la riba, el principio del ghunm bi al ghunm entre los inversores y los actores de un proyecto. El valor del trabajo se realiza con esto, y puesto que la tesorización está prohibida, la inversión del dinero está recomendada. En espíritu estos instrumentos financieros son difícilmente comparables a las costumbres de las bancas clásicas, pero sobre el plan técnico, costearlos es algo que no carece de sentido.

¿Bancas centrales islámicas?

Si el principio de islamización del conjunto de los sistemas bancario y financiero se toma en cuenta, la simple lógica exige que las bancas centrales sean islamizadas también.

Entonces en estas condiciones, el instrumento de la política monetaria y del crédito, que es el tipo de interés, debe desaparecer necesariamente. Tienen que quedar pues, esencialmente los otros tres instrumentos tradicionales que son el coeficiente de reserva, la persuasión moral y la política de mercado abierto. La existencia de un mercado secundario, como la de un mercado monetario interbancario legitimado por el sistema islámico único de finanzas permitiría al ahorrador consagrar una parte mayor de su ahorro a financiar inversiones a largo plazo. Como sabemos, en un sistema convencional, las bancas ajustan su posición, en materia de balance, por el bien del mercado monetario que le da la ocasión de corregir la ausencia de sincronización entre los pagos y los ingresos. En un sistema islámico, una de las actividades principales del mercado monetario sería canalizar el excedente de una institución financiera hacia proyectos compartiendo la ganancia aportada por otra institución financiera. La islamización de la banca central tuvo lugar en Irán y en Pakistán, pero no fue más que un éxito a medias. En Irán la experiencia de la banca central y de su sistema bancario data de los años 80 y 90. Ante todo, por razones no elucidadas, no hubo nunca un mercado secundario en Irán, lo que privó a la banca central o banca Merkazi del segundo instrumento convencional que es la política del mercado abierto.

VIII- 4.2. La banca islámica

La banca islámica juega un papel particular en la organización política y económica de un estado. Además de que su legitimidad reposa principalmente sobre principios religiosos de funcionamiento, en un establecimiento con referencias asociativas, solidarias y sociales. Su primera vocación es desarrollar el espíritu de iniciativa. Banca al por menor originariamente, ofrece, a ese título numerosos servicios de consejo y de acompañamiento en gestión a la clientela con el fin de sostenerla en su empresa y de asegurar por esto, una actividad económica sana y provechosa a los dos agentes (banca y empresario). Así de manera general, la banca islámica proporciona:

1. Los servicios bancarios tradicionales que son los depósitos de los particulares considerados como préstamos garantizados a la banca y gratuitos; la utilización de las cartas de crédito (las primeras fueron lanzadas en Bahrein en 2002); y los préstamos personales que son tolerados en la medida en que constituyen microcréditos no comportando intereses pero comportan una remuneración por los gastos bancarios (esta remuneración es independiente de la duración y del importe del préstamo); la ganancia obtenida por ese crédito debe estar sometida a la Sagada.

2. El ahorro para la Peregrinación (Hadf): este producto permite al cliente proceder a ingresos en una cuenta destinada a financiar la peregrinación a La Meca.

3. una asistencia al montaje de dossiers de financiamiento de proyectos comerciales: además de apoyo a la búsqueda de asociados técnicos y financieros, estas instituciones proponen compras y ventas a plazos como alternativas al crédito a corto y medio plazo y una participación al principio al-ghunm bi al-ghunm, como modo de financiación a largo plazo, situación próxima de la de capital-riesgo. Diferentes fórmulas de mudarabah de ijara al hunm al bay, de bay ´salam de bay majjal son propuestas:

Por su especificidad (respecto a la Sharia) la banca islámica se distingue de la banca convencional en un cierto número de puntos: Además del papel de intermediario, la banca islámica juega un papel de inversor directo (los fondos recaudados son utilizados en operaciones productivas; y ella propone un amplio abanico de servicios (colectas de depósitos, gestión del impuesto, seguros…), con el fin de proporcionar a sus clientes un rendimiento tan elevado como el ofrecido por los bancos convencionales.

Desde el punto de vista contable, los recursos de la banca islámica están constituidos de recursos internos (los fondos de participación, es decir, el capital inicial constituido sobre la base de contrato de mudarabah o de contrato mucharaka y que puede ser aumentado con la emisión de nuevas acciones, las reservas legal y general, las ganancias, constituidas también por recursos externos (depósitos, cuentas bloqueadas, cuentas de inversión, cuentas de ahorro, fondos zakat, inversiones y comisiones de gestión). Los empleos están constituidos de financiamientos acordados a terceros, a préstamos sin interés (gard Hassan), a inversiones, a colocaciones directas en mercados diversos (bolsas de valores mobiliarios, mercados inmobiliarios, mercados de bienes y servicios).

VIII 4.3. Las microfinanzas islámicas

El Islam tiene también como objetivo social el sostener a los más vulnerables, lo que está en la misma línea que la misión social de las instituciones de microfinanza. Actualmente las microfinanzas islámicas están muy concentradas en algunos países, especialmente en indonesia, en Bangladesh y Afganistán que representan, ellos solos, el 80% de la población tocada por la microfinanza islámica. Para una implantación sostenida y con éxito en África y teniendo en cuenta el muy escaso número de bancos en ciertos países como el Níger, hay que pensar en la microfinanza al mismo título que es los sukuks en lo que concierne al financiamiento de la economía. Las microfinanzas islámicas, finanzas éticas por excelencia, tienen unas relaciones más solidarias entre los que piden un préstamo y los ahorradores, podría ser una verdadera oportunidad para África. Presentadas a menudo de manera reductora como unas finanzas religiosas que prohíben la usura y el interés, estas finanzas quieren ante todo ser equitativas y solidarias en el mercado de la inversión socialmente responsable con un acento particular en el sector del desarrollo y del medio ambiente. Valores que podrían dar a las microfinanzas clásicas la inspiración que les falta para alcanzar los objetivos que se han fijado. El Islam, constituyendo un trampolín para la eliminación de la pobreza a través del microcrédito, el caso de la Grammsen Bank del premio Nobel Muhamma Yunus de Bangladesh merece una reflexión por parte de los responsables monetarios y financieros africanos. Los principales productos de las microfinanzas islámicas son:

1. Los depósitos de las finanzas son considerados como inversiones en una institución financiera. La FMI (Institución de las microfinanzas que va a invertir el depósito respetando los principios del Islam. Si el producto del depósito está hecho bajo forma de un dardo, las pérdidas y las ganancias están compartidas entre el cliente y la IMF. Los depósitos pueden también estar organizados siguiendo la forma de mucharaka o de takaful.

2. El micro-crédito.- Una alternativa al crédito convencional basada en el tipo de interés son los créditos basados en el comercio o en el leasing que permiten la propiedad y /o la utilización de bienes y actividad productiva remitiendo el pago a futuros periodos.

3. El micro-leasing.- La IMF permite a su cliente utilizar un activo que le pertenece. Los riesgos que dan dentro de la IMF contrariamente a un leasing convencional (todos los daños causados involuntariamente o por fuerza mayor del cliente son asumidos por la IMF, para evitar que el leasing pueda ser considerado como una venta camuflada con interés). Las oscilaciones de la tesorería son ajustadas de manera que los costes y los riesgos de la IMF están cubiertos. Las modalidades del leasing están determinadas por adelantado para evitar cualquier especulación.

4. El takaful.- Como se ha dicho anteriormente es un seguro mutuo, en el que cada persona participa a un fondo que se utiliza para ayudar al grupo en caso de necesidad, por ejemplo, fallecimiento, pérdidas agrícolas, accidentes, etc. Las primas pagadas son invertidas de nuevo para evitar el mecanismo de los intereses.

IX- Las finanzas islámicas y la crisis financiera internacional

Como se dijo en el Capítulo II: “¿Qué son las finanzas islámicas?” “Las finanzas islámicas” preconizan que una economía ética está construida sobre cinco pilares. Organismos de conformidad con la Sharia presentes en todas las instituciones islámicas proceden a validar el carácter islámico de todo producto financiero o transacción financiera. ¿Qué pasó en el caso de la crisis de las sub-primas?

Técnicamente, la aplicación estricta de los cinco principios de las finanzas islámicas tiene como consecuencia la prohibición de transacciones que recurren al interés y a la especulación, al mercado secundario de la deuda y se basa en las actividades de producción y de comercio reales. Estas reglas rígidas parecen ser un freno a la creación de productos tóxicos como las sub-primas y una garantía de la estabilidad financiera. En efecto, la crisis de las sub-primas tuvo como origen la concesión de créditos inmobiliarios a una clientela peligrosa, desde el punto de vista de su renta, en relación con sus cargas de reembolso, y sobre el repackaging de estos créditos de base en estructuras financieras muy complejas y arriesgadas. Ahora bien, los créditos hipotecarios arriesgados, es decir, las sub-primas y sus derivados extraídos de las estructuras de la titulización están basados sobre tipos de interés y como la riba está sistemáticamente prohibida en las finanzas islámicas, se hubiera podido seguramente evitar el cocktail explosivo conocido en los Estados Unidos. De hecho, los principios declarados de las finanzas islámicas son la interpretación práctica y la aplicación sobre las finanzas de reglas y de la ley de inspiración religiosa, a saber: el ejercicio y el financiamiento de las actividades sometidas a las reglas morales justas y comunes de los mercados, el ejercicio y el financiamiento de las actividades de la esfera real apoyadas en bienes reales y no a las actividades especulativas apoyadas en títulos financieros, el ejercicio y financiamiento de las actividades respetando la moral islámica, ética y humana; lo que es completamente contrario de la política financiera que estuvo en la base de la crisis de las sub-primas. Las instituciones financieras islámicas están dotadas de consejos científicos para estudiar y dar su acuerdo a la creación de todo producto o instrumento financiero o bancario. Estos consejos, asimilados a los consejos de homologación, están compuestos de eminentes especialistas en economía, en finanzas, en bancos y en religión: los economistas, los financieros y los banqueros se encargan de la parte conceptual y técnica de los productos, los ponen a punto tomando en consideración las necesidades de la sociedad y las exigencias del mercado. Los Ulemas (sabios de la Sharia) y del figh (ciencia del libro santo) y del Hadifh (ciencia de la palabra profética), se ocupan de la parte teológica de estos productos y de su conformidad a los preceptos de la ley Coránica. La prohibición de la riba, de la bai´a al gharar y del iklinar pretende, de hecho, hacer entrar la competencia y la competitividad en la esfera económica real y no en la esfera financiera virtual y constituye igualmente una fuente de estabilidad del sistema financiero. Esa prohibición trata también de canalizar directamente sin intermediarios el ahorro hacia las inversiones reales y materiales y en fin, a privar a los especuladores de las sumas necesarias para llevas a cabo sus transacciones inmateriales y sin valor añadido real. Sobre estos fundamentos, y con el acuerdo previo del consejo islámico de homologación, todos los productos, de la banca y de las finanzas islámicas se han desarrollado alrededor de la noción de sociedad charika y de comercio tidjara. Nos encontramos así sobre los principios de las mucharakay de las mudaraka, es decir, el principio de reparto de las ganancias y del riesgo mutuo o en árabe al-ghunm bi al-ghurm. Finalmente hay los sukuks y los gard hassan. Los sukkuks son títulos adosados a un activo o a un proyecto de una empresa ejerciendo en conformidad con las leyes islámicas. Sus ingresos están constituidos de beneficios generados por este activo o este proyecto. Estos títulos se apoyan, pues, en una aproximación de fluctuación sin tener en consideración el valor líquido del activo subyacente. El gard hassan o literalmente el crédito-bonus, es un producto islámico asimilado a las subvenciones de los Estados. Son una clase de créditos reservados a los necesitados de la sociedad islámica y que corren a cargo de las autoridades islámicas y son destinados al financiamiento de los proyectos de creación de actividades y empleos sociales sin intereses, ni comisiones. Pero, ¿es que a causa de esto, las instituciones islámicas han resistido mejor a la crisis? Aunque sean muy sesgadas, las bancas islámicas evolucionan en un medio ambiente financiero mundializado, y deben soportar los avatares del momento. Hay que mencionar, pues, que ellas también han sido tocadas, aunque de manera moderada, por la escasez del crédito y la sequedad de los mercados interbancarios en términos de liquidez, inmediatamente después de la quiebra de las grandes instituciones americanas y europeas.

X. CONCLUSIÓN

Las finanzas islámicas representan hoy cerca de 1.000 millones de dólares activos administrados según los principios de la Sharia, y registran un crecimiento de más del 20% en estos últimos diez años. Sin embargo, son débiles aún en África, a pesar de los 412 millones de musulmanes que constituyen más del 50% de la población global estimada en 850 millones de habitantes. El África subsahariana, aunque acoge las bancas islámicas “de una manera abierta”, es aún tímida. Siguiendo sus costumbres los africanos corren el riesgo de faltar a la enésima cita de la Historia. El futuro de las finanzas islámicas podría jugar en África un rol de puente entre los países que tienen una fuerte capacidad de financiación y los países que tienen una gran necesidad de inversiones. Solo en el sector minero, África tiene más del 30% de las reservas mundiales con más de 60 tipos de metales y minerales y más del 10% de las reservas mundiales de hidrocarburos, un potencial hidroeléctrico que puede cubrir las necesidades en electricidad de todo el continente, una mano de obra barata, un fuerte potencial de crecimiento, una efectividad de la reglamentación realista y órganos eficaces de control de los bancos centrales (comisiones bancarias). Todo esto constituye una seguridad así como excelentes oportunidades de inversión para las bancas islámicas árabes. El Libyan African Portfolio ha dado el tono con una valorización (en curso) de 100.000 hectáreas en Mali y en otros países africanos con un objetivo final de la autosuficiencia alimenticia. Pero, ¿qué hacen los diferentes políticos africanos en todo esto? Es cierto que la BCEAO se ha comprometido en esta reflexión, pero en otros sitios, los gobiernos y las bancas internacionales, que han conocido muchos sinsabores en el momento fuerte de la crisis financiera de 2007 a 2009 y que por añadidura no son de tradición musulmana, han captado bien esto. La HSBC (Hong Kong Shangai Banking Corporation) ha creado una dirección con competencia mundial para optimizar la gestión de este tipo de ahorro, la Deutsche Bank alemana está cada vez más presente en el mercado de las emisiones obligatorias: Sharia-compliant, la Citigroup acaba de lanzar un índice destinado a seguir la competitividad de las obligaciones islámicas en dólares (esto prueba, si fuera necesario hacerlo que las bancas americanas saben gestionar las consecuencias del 11 de septiembre) y las francesas BMNP Paribas y la Sociedad general desarrollan este tipo de actividad. Los inversores son millonarios de Inglaterra y también de los países del Golfo donde la experiencia de banca islámica ha dado ya sus pruebas. La sociedad Isla-invest consulting, es la primera sociedad francesa que se especializa en el consejo para inversiones financieras inmobiliarias según las normas conformes a la ética islámica. Se constata obligatoriamente que las finanzas islámicas se convierten en la exclusiva de los países occidentales en detrimento de países africanos que, sin embargo, disponen de más ventajas comparativas, en términos de mercados de oportunidades, a pesar de contar con una población mayoritariamente musulmana. Hay que señalar, sin embargo, que las finanzas islámicas no están todavía completamente exentas de puntos débiles que los musulmanes deben mejorar. Por ejemplo, el hecho de que estén basadas en reglas morales no jurídicas, la tendencia de las bancas financieras islámicas a financiar operaciones comerciales (con riesgos de compensación elevada), su tendencia a financiar operaciones de explotación y no de inversión, su tendencia a financiar operaciones en divisas extranjeras y no en monedas locales de los países musulmanes (riesgo de cambios elevados) y raramente destinados y orientados hacia los títulos de participación y acciones en capital a pesar de que esto es lícito. La creación de reglas y de productos de las finanzas islámicas, no ha sido nunca algo fácil porque están confrontadas no solamente a la reticencia y al rechazo de las finanzas universales sino también al embargo mediático. Pero la crisis actual va a dar seguramente un nuevo impulso a esta rama para que las bancas y los fondos islámicos se conviertan en una especia de Eldorado para los inversores. En todo caso el entusiasmo académico es cierto ya que 2 “master” sobre las finanzas islámicas han sido creados recientemente en las universidades francesas. Los hombres políticos, los responsables económicos, los poderes financiero y monetario, los pensadores de todas las tendencias tienen que ponerse de acuerdo por una vez para decir que hay necesidad de moralizar los mercados. Ahora bien la moral es lo que predican las religiones especialmente el Islam.

Mahaman LAOHAN GAYA

Publicado en Quitidien Fraternité, Benin, 26 de agosto de 2011.

Traducido por Inmaculada Estremera, mnsda.

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster