Derecho de respuesta: Los inmigrantes trabajan duro y esto no es un insulto a los sudafricanos

17/03/2017 | Opinión

El informe del Instituo de Relaciones Raciales sobre la situación de los inmigrantes en Sudáfrica ha sido considerado, en su mayor parte, como un preciso vistazo a la situación económica de los inmigrantes de Sudáfrica, los problemas a los que se enfrentan y los éxitos que a pesar de estos, o quizás debido a ellos, han conseguido. Sin embargo, siempre hay alguien dispuesto a tomar el papel del detective con su propia narrativa preconcebida y peinar el informe en busca de palabras que avalen el suyo propio.

spazashop_nesrukedir_4.jpgLa narrativa preconcebida en la columna de opinión de Simon Allison es la siguiente: El Instituto de Relaciones Raciales (IRR) es una organización liberal con debilidad por la polémica. Deduce esto a raíz de su informe. Bien, aquí es donde presenciamos un baile magistral entre el espejo y la cortina de humo. El IRR ha achacado el éxito de los inmigrantes, principalmente, a su esfuerzo y trabajo duro y, al hacerlo, al parecer se implica que los sudafricanos son perezosos. Esta falsa equivalencia se construye sólo en la mente de Allison.

Los inmigrantes observados durante la redacción de este informe, particularmente aquellos que llevan tiendas de spaza, trabajan duro.

Transmitir esta información no le quita mérito alguno a los sudafricanos que también trabajan duro. Más bien es un confirmación de la idea de que el trabajo duro al final tiene recompensa, tal y como ha recompensado también a muchos sudafricanos. Un halago o una observación positiva de los inmigrantes no equivalen, de ninguna manera racional, a un insulto a los locales.

Para contrarrestar la opinión de un entrevistado convencido de que los sudafricanos son gente perezosa, hay varias opciones en el informe incluyendo a un exitoso hombre de negocios de Soweto al que en el informe se hace referencia como «Sr. D» o las citas de GG Alcock que desmienten precisamente esto. En este informe intentamos sintetizar las complejas relaciones económicas que existen en principios sencillos pero altamente observados que son parte integral del éxito de los inmigrantes.

La acusación secundaria (de la columna de opinión de Allison) es que al atribuir el éxito de los inmigrantes a su propio trabajo, el IRR trivializa las desigualdades estructurales. Es aquí donde me parece apropiado concluir que Allison ha:

– a) Leído un informe diferente al que publicamos.

– b) Leyó el informe con una idea preconcebida alimentada por sus sesgos personales contra el principio de la agencia individual.

Lejos de negar la existencia de estas desigualdades estructurales, el informe hace especial hincapié en las barreras estructurales a las que se enfrentan los inmigrantes. Sin embargo, incluso con estos obstáculos aparentemente insalvables, sus cifras de desempleo son inferiores a la media sudafricana y cosechan un gran éxito con la industria de la spaza, entre otras, que podrían haber sido fácilmente finiquitadas por el «monopolio blanco del capital».

El Instituto no busca la controversia tal y como sugiere Allison, sino que no nos dejamos intimidar por ella. La controversia, además, tiene diferentes formas. Por ejemplo, existe la controversia que nace por no someterse al código moral de otra persona (a menudo, un periodista).

Hay muy poco que hacer para evitar este tipo de controversia, ya que nace en la mente de los descontentos y nosotros no tenemos ninguna preocupación, y ojalá nunca la tengamos, por adivinar que causará el descontento y que el agrado del público.

De hecho, la comunicación (escrita y visual) es propensa a diferentes interpretaciones. Si nuestro informe se analizara como arte, tal vez priorizaríamos la interpretación por encima de la intención. Pero lo que nos preocupa son las conclusiones a las que llega el lector y por eso la intención del mensaje es importante. Puesto que no somos artistas muertos y todavía podemos hablar sobre la intención de nuestro trabajo, asegurémonos que no haya equívocos sobre el mensaje: Los inmigrantes trabajan duro y tienen éxito frente a las desigualdades estructurales. ¿Significa esto que los sudafricanos no trabajan duro? No. ¿Hay algo que podamos aprender acerca de cómo lograron su éxito? Creemos que sí, y algunas de las otras ideas del informe son transmitidas por el propio Allison: Redes sociales, ahorro, salarios de reserva más bajos, etc.

Finalmente, decir sobre las acusaciones de que, en general, el IRR es «claramente liberal», aclarar que el IRR existe desde hace 90 años y que su inmensa producción no cabe en tales categorizaciones políticas y excluyentes. Y sí, nos sentimos más cómodos con lo «liberal» porque la etiqueta de «liberal» admite una gran variedad de puntos de vista. Eso no siempre es malo.

Queremos estimular la creación de ideas y el pensamiento encaminados a la creación de una sociedad próspera que aliente a sus ciudadanos a ser los principales agentes en la persecución de este objetivo. Y debido a que nuestra opinión sobre el papel del Gobierno existe dentro de un amplio espectro, existe un gran debate sobre en que parte del espectro debemos posicionarnos y a través de qué temas: algunos donde hay un gran apoyo a la intervención y otros donde hay poco apetito por ella. En el Instituto hay socialdemócratas de izquierdas y hay libertarios, aunque yo personalmente sólo conozca a una persona que se defina a sí misma como tal. Pero esto no importa tanto como cada informe individual y sus hallazgos. El compromiso fructífero con nuestro trabajo debe, pues, comenzar con el trabajo en sí, es decir, en el momento en el que el lector está más cerca del autor y su intención.

Gwen Ngwenya

* Gwen Ngwenya es la directora de operaciones del Instituto de Relaciones Raciales de Sudáfrica.

Fuente: Daily Maverick

[Traducción y edición, Sarai de la Mata]

[Fundación Sur]


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