La nueva Junta militar de Guinea debe controlar a los soldados que han llevado a cabo robos armados, extorsión y violaciones desde que el nuevo gobierno llegó al poder, en el golpe del pasado diciembre, según un informe de la organización Human Right Watch, HRW.
Según testigos citados en el informe, soldados fuertemente armados han saqueado oficinas, tiendas, clínicas y casas a plena luz del día. Por la noche han robado coches, ordenadores, dinero y joyas, y amenazan a los jueces con intentar influir en sus sentencias.
El capitán del ejército de Guinea, Moussa Dadis Camara, se hizo con el poder del mayor exportador de bauxita del mundo, en diciembre de 2008, tras la muerte del veterano líder, Lansana Conté.
Terminar con la corrupción
La Junta del capitán Camara, el Consejo Nacional para el Desarrollo y la Democracia, CNDD, que prometió acabar con la corrupción y restaurar el estado de derecho, fue ampliamente bienvenido al principio, pero el comportamiento cada vez más errático de sus líderes ha fomentado preocupaciones por la inestabilidad.
“El golpe parece haberse abierto a una serie de abusos por parte de los militares; la impunidad de que disfrutan estos soldados debe terminar”, asegura Corine Dufka, investigadora de HRW para el África Occidental.
“Los líderes del golpe deben poner bajo control a sus tropas, y asegurarse de que los responsables de estos abusos sean investigados de inmediato y procesados”, añade.
HRW afirma que la mayoría de los abusos se han producido bajo el pretexto de las duras medidas que se están tomando contra el tráfico de drogas, medicamentos falsos y la corrupción.
Los objetivos de los soldados han sido los vecindarios de los criminales sospechosos y de empresarios guineanos y extranjeros.
HRW asegura que el personal militar que ha entrevistado sugiere que estos crímenes los han cometido individuos que se hacen pasar por soldados.
Las víctimas aseguran que han visto artículos robados a la venta en un almacén que está justo a la entrada del cuartel principal militar, Alpha Yaha, y que el personal del ejército ha sido visto conduciendo vehículos robados por Conakry.
“Estaba en mi farmacia cuando 10 boinas rojas irrumpieron diciendo que querían comprobar si las medicinas de mi farmacia eran falsas. Hicieron con que miraban las medicinas, pero después se lanzaron a por los pequeños caudales”, relata un empresario guineano que asegura que los soldados le robaron 10.000 dólares, lo empujaron dentro de un coche y después lo dejaron tirado unos kilómetros más lejos, por la carretera.
HRW asegura que tienen documentado el caso de una niña de 15 años, que fue violada por un soldado, y esta es la única vez que el ejército tomó alguna medida.
El soldado responsable fue detenido durante varios días, y la familia de la niña retiró los cargos después de que el ejército costease los gastos médicos de la niña.
“El deber del ejército es proteger y salvaguardar al pueblo de Guinea, no aprovecharse de ellos. La falta de legalidad apreciada en estos abusos no tiene excusa”, sentencia Dufka, “El ejército debería terminar con los abusos y permitir a la policía, gendarmería y sistema judicial implantar el estado de derecho”.
(Daily Nation, Kenia, 28-04-09)