Dentro del ANC, los críticos a Zuma se muestran. Pero, ¿harán algo?

5/04/2017 | Opinión

Hay mucha bravuconada sobre alzarse contra el presidente Jacob Zuma, después de la destitución de su ministro de Finanzas, Pravin Gordham, en medio de la reorganización más amplia del gabinete y que ha sido ampliamente condenada y tildada de desastrosa para Sudáfrica. Las predicciones dicen que el país ha alcanzado «un punto de inflexión», que se enfrenta a una bajada de calificación y a una caída de la inversión, que el aumento de la deuda y el crecimiento negativo llevan a Sudáfrica a convertirse en un «estado fallido». Mientras tanto, se están haciendo llamadas a todos los sudafricanos para que expresen su disgusto, con amenazas de ocupar el Tesoro Nacional y con numerosas marchas de protesta convocadas por todo el país.

Sin embargo, la acción real tendrá lugar en el parlamento. Y los sudafricanos pueden dar por sentado que Zuma cree que puede superar la tormenta, sobrevivir el resto de su mandato y asegurarse la elección de un compinche de ideas afines para reemplazarle.

Entonces, ¿qué peligro corre Zuma en el parlamento?

Hay dos opciones para desafiarle. La primera, propuesta por el principal partido de la oposición, la Alianza Democrática (DA), es una moción de censura a Zuma. La segunda, apoyada por los Combatientes de la Libertad Económica (EFF), es la destitución.

Para considerarlas en perspectiva, es necesario referirnos a la Constitución.

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Las posibilidades en el Parlamento

La mejor opción de la oposición es buscar una moción de censura al Presidente, y no al Gabinete, que es la otra opción prevista por la Constitución. El párrafo pertinente dice lo siguiente:

«Si la Asamblea Nacional, por una votación apoyada por la mayoría de sus miembros, aprueba una moción de censura al Presidente, el Presidente y los demás miembros del Gabinete y los Viceministros deben dimitir«.

Si esta moción tuviera éxito (y la lectura extricta de ese párrafo implica una mayoría de todos los diputados, no simplemente de los que voten), Sudáfrica entraría en territorio desconocido. Puede haber varios resultados. Uno sería que el ANC, como el partido de la mayoría, presentase a otro candidato al Parlamento para su elección como presidente durante el resto del mandato electoral, que termina en 2019. ¿O llevaría a elecciones generales anticipadas? O como tercera opción, ¿podría Zuma ser destituido, pero volver a presentarse y ser reelegido, siendo líder del ANC?

Francamente, nadie lo sabe. Y los sudafricanos no tienen otra que sentarse en esta montaña rusa hasta que las alternativas vayan saliendo.

¿Cuáles son las posibilidades de que el país vaya a averiguar esas alternativas? Esto depende, obviamente, de si el DA puede reunir suficiente apoyo como para asegurar una mayoría. El ANC tiene 249 escaños y los partidos de la oposición, 151. Por lo tanto, como poco, el DA tiene que robarle 50 escaños al ANC para asegurar una mayoría. Pero dado que Zuma probablemente sea capaz de quedarse con un puñado de votos de apoyo de los partidos más pequeños, que favorecen una agenda africanista, es más que plausible que el DA requiera 55 (o incluso 60) diputados del ANC que voten a favor de la moción. Y la abstención no sería suficiente.

Los requisitos para que el EFF gane una moción de destitución son todavía más desalentadores. Para empezar, requerirían una mayoría de dos tercios en lugar de una simple. Necesitarían 264 votos, lo que en la práctica significaría al menos 70 diputados del ANC votando en contra de Zuma.

Para llevar a cabo la acusación, tendrían que justificar los motivos para sacar a Zuma del cargo, convenciendo a la Asamblea Nacional de que ha cometido «una grave violación de la ley» o de que es «culpable de tener mala conducta». Porque el tercer motivo, la «incapacidad para desempeñar sus funciones de oficina», está fuera de la mesa.

Puede parecer obvio, para aquellos que quieren quitarse a Zuma de en medio, que es culpable de violar la Constitución y de mala conducta. Pero dada la situación comprometida de los diputados del ANC, que tendrían que darle la espalda (70 o más de ellos, nada menos), y además en público…

Lo más realista sería la moción de censura al presidente, además de lo más fácil de ejecutar y lo que tiene más posibilidades de éxito. Pero, ¿cuántas posibilidades de éxito hay, dado que Zuma ya ha sobrevivido a varios intentos anteriormente?

Es probable que el DA puede asegurarse todos los votos de la oposición combinada, salvo quizá los hasta cinco diputados de partidos más pequeños que pudieran sucumbir a Zuma. El compromiso y la energía del EFF serían de valor incalculable y por suerte ya han dicho que apoyarán la moción del DA.

Pero, ¿qué pasa con los diputados disidentes del ANC? Los «ancianos» del partido a menudo repiten el mantra de que el ANC, bajo el liderazgo de Zuma, se ha desviado del verdadero camino y que es necesario volver a los viejos principios que sustentaban el partido durante la lucha por la liberación. ¿Esto implica que «el verdadero ANC» está ahora listo para para plantar cara?

Por desgracia, no contenga la respiración.

Sin liderazgo alternativo a la vista

Mmusi Maimane, líder del DA, dice que varios diputados disidentes del ANC ya se han puesto en contacto con él prometiendo apoyar la moción. Eso está muy bien. Sin embargo, hay un largo camino por recorrer, y lo que hay en juego para el ANC y para los diputados individualmente es extraordinariamente valioso. Si los 55 o 60 diputados del ANC necesarios para una mayoría apoyasen el movimiendo del DA, sería señal de guerra total dentro del partido. Y en consecuencia, habría que suponer que desean que sea así.

Dada la posibilidad de que Zuma controle más y mejor la maquinaria del partido que ellos, correrían el riesgo de perder sus puestos en lista del partido durante las próximas elecciones. Esto, a su vez, les obligaría a considerar si deberían alinearse más abiertamente con el DA o con EEF, tal vez en una formación política nueva.

¿Son suficientes los que asumirían ese riesgo, o mirarán por su seguridad, absteniéndose o argumentando que es mejor mantener la lucha de puertas para dentro, posponiendo la verdadera batalla al congreso del ANC en diciembre?

Estos disidentes necesitarán la seguridad que da un buen liderazgo. Y tal vez veamos algo de esto en los próximos días. Sin embargo, los indicios hasta la fecha no son alentadores. Sí, el vicepresidente Cyril Ramaphosa ha declarado públicamente su desacuerdo con el despido de Gordhan, pero lo hizo en un tono altamente respetuoso con la autoridad constitucional de Zuma.

zuma3.jpgMientras tanto, los ministros en desacuerdo con el presidente han descartado la opción de renunciar en masa. Lo justifican diciendo que quieren evitar que Zuma rellene su gabinete con todavía más de sus compinches. Sin embargo, si quieren justificar esa decisión, deberíamos esperar que hablen, no que se queden agachando la cabeza. ¿Darán ese paso, el que les llevará a la rebelión? ¿El vicepresidente será lo suficientemente audaz como para encabezar la acusación?

Me temo que mucho hablar, pero poco actuar.

A menos que Gordhan, el héroe de moda, proporcione otro gran servicio a la nación.

Roger Southall

* Roger Southall es profesor de Sociología en la Universidad de Witwatersrand

Fuente: Mail&Guardian

[Traducción y edición, Mario Villalba]

[Fundación Sur]

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