Den a las niñas un sanitario en condiciones y es más probable que permanezcan en la escuela

29/09/2015 | Crónicas y reportajes

Cuando a los 15 años de edad Mellan Chansa comenzó a menstruar, sus mayores temores, mientras se aventuraba en la jungla para cambiar su compresa higiénica, fueron las serpientes y los niños mirones. Ella no tuvo más remedio que arriesgarse dado que en su escuela, en el pueblo de Bunda Chunsu, al norte de Zambia, no había sanitarios adecuados, forzando a Chansa y a sus compañeras de clase a utilizar los pastizales aledaños en su lugar.

La escuela una vez tuvo un inodoro, pero ahora está abandonado al lado de un campo de fútbol, cubierto de hierba quemada. Los estudiantes se negaron a usarlo debido al desbordamiento constante. «Casi lloré cuando llegué aquí y vi las instalaciones», declara el director John Zulu. «Las niñas iban al sanitario provisional y salían corriendo casi media desnudas porque encontraban una serpiente merodeando por ahí», añade, sentado en su pequeña oficina con vista al patio del colegio, donde una bandera de Zambia, en un poste, flamea con el viento.

Mellan_Chansa.jpg Para las niñas, especialmente aquellas que, como Chansa, habían comenzado su periodo menstrual, el usar el campo como un inodoro significa una falta de intimidad y dignidad. «Aparte de las serpientes, los muchachos solían espiarnos y a veces se burlaban de nosotras, lo que nos frustraba, por lo que rara vez iba al colegio cuando estaba menstruando», dijo Chansa.

El acceso universal al agua potable y a los saneamientos es uno de una serie de objetivos de desarrollo, los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que los líderes mundiales deberán adoptar a finales de este mes. Pero los países pobres como Zambia se verán en apuros para lograr el objetivo, dicen los expertos. El país de África del Sur ha logrado reducir casi a la mitad la proporción de personas que defecan al aire libre, disminuyó de 26% en 1990 a 16% en 2012.

Sólo tres de cada cinco zambianos tienen acceso a servicios de saneamiento incluyendo letrinas de pozo o baños públicos, según las Naciones Unidas. Sólo el 45% de las escuelas tienen baños.

El Banco Mundial dice que Zambia pierde todos los años 194 millones de dólares, equivalente al 1,3% de su producto interno bruto, debido a las enfermedades y las muertes prematuras causadas por la falta de saneamiento.

Para las alumnas, la falta de inodoros a menudo significa faltar a clases o retirarse de la escuela por completo. Las niñas durante la menstruación, en todo el mundo, pierden hasta el 20% de sus clases si sus colegios no tienen baños, según la agencia de las Naciones Unidas para la infancia Unicef.

Matrimonio infantil

Los gobiernos de los países con condiciones sanitarias deficientes a menudo no consideran dotar a las escuelas con baños como una prioridad, dice la organización benéfica WaterAid, que construyó instalaciones sanitarias para la escuela en Bunda Chunsu hace tres años. Los edificios de hormigón simples han transformado la vida de los estudiantes y profesores. «Era difícil cuando seis u ocho alumnas faltaban a clases (cada mes)», dijo Mutinta Handondo, la única profesora de la escuela. «Esto significaba repetir la misma lección durante algún tiempo, por lo que nuestro aprendizaje fue un reto».

Otro beneficio ha sido la reducción del número de casos de matrimonio infantil. Handondo dijo que los padres solían argumentar que sería mejor para las niñas que habían llegado a la pubertad casarse en lugar de ir a una escuela donde no tenían dignidad. Aunque la ley de Zambia prohíbe el matrimonio menores de 21 años, más del 40% de las niñas están casadas antes de cumplir los 18 años de edad, según el Fondo de Población de las Naciones Unidas (UNFPA). «Para cuando la niña termine su menstruación, ella ya se habrá casado», dijo Handondo. «Estamos teniendo muchos problemas a causa de eso.»

Una vez casadas, las niñas a menudo quedan embarazadas y abandonan la escuela por completo. Las niñas que se casan no sólo pierden su educación, sino que están expuestas a un mayor riesgo de complicaciones que ponen en peligro su vida en el embarazo y en el parto debido a que sus cuerpos no están completamente desarrollados, dicen los activistas.

Derecho fundamental

Oculto de las miradas curiosas detrás de una pequeña colina, el baño para las niñas en Bunda Chunsu incluye un cuarto de baño donde ellas puedan limpiarse y cambiarse cuando estén menstruando. Chansa, quien le gustaría ser una profesora algún día, confiesa que «Cuando se construyeron los baños me sentí bien, me sentí muy feliz». Después de enterarse de los nuevos sanitarios, ahora algunas niñas caminan hasta una distancia de seis millas para asistir a la escuela en Bunda Chunsu, declara el director Sr. Zulu.

Antes que se construyeran los baños, la escasa asistencia escolar significó sólo un reducido número de niñas de 16 años de edad, cualificadas para la escuela secundaria, dijo el director. Aunque el mismo número de niños y niñas terminan la escuela primaria en Zambia, la paridad entre los géneros en la educación secundaria ha disminuido de 0,92 en 1990 a 0,86 en 2010, principalmente a causa de una elevada tasa de abandono escolar de las niñas, según la ONU.

Por mucho tiempo, la mayoría de los estudiantes de Bunda Chunsu, que iban a la escuela secundaria, eran varones. Pero el año pasado, las niñas eran la mayoría. Según Seemin Qayum, asesora política de la ONU sobre el desarrollo sostenible, «El acceso a servicios de saneamiento, agua e higiene privados, limpios, confiables y seguros es realmente una cuestión de bienestar y derecho de las mujeres y niñas… Si pensamos en mantener a las niñas en la escuela, tenemos que hacer mucho trabajo en el tema de saneamiento y asegurarnos de que se cuente con instalaciones limpias, privadas, seguras, independientes para las niñas en las escuelas. Creo que esto es fundamental»

Magdalena Mis (Thomson Reuters Foundation)

A World at School

[Traduccion, Liz Márquez Muñoz]

[Fundación Sur]

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