Del queroseno al LED, O-HUB y los O-BOX

31/07/2008 | Crónicas y reportajes

En muchos pueblos y ciudades de África, las humeantes lámparas de queroseno son todo lo que mantiene alejada la oscuridad después de la puesta del sol. Sin embargo, el queroseno es una fuente de iluminación peligrosa y cada vez más cara para los africanos que no tienen acceso a la electricidad, alrededor de tres cuartas partes de la población del continente, según el Banco Mundial.

Los empresarios de la industria de la iluminación están esperando que nuevos aparatos tales como la luz LED [Diodo Emisor de Luz. Acrónimo del inglés Light Emitting Diode] que funcionen con el sol, reemplacen a las lámparas de queroseno.

“Los africanos gastan más de 18.000 millones de dólares al año en queroseno”, asegura Russell Sturm, que dirige el equipo de Energía Sostenible, de la Corporación Internacional de Finanzas, IFC, un miembro del grupo del Banco Mundial.

“Y ese cálculo se hizo cuando el petróleo estaba a 35 dólares el barril, así que hay un enorme mercado para la iluminación”, explicó Sturm a IPS, añadiendo que los precios de los aparatos LED y las placas solares han bajado drásticamente en los últimos tres años, y sus costes ahora son competitivos con el queroseno. El precio del petróleo superó los 120 dólares por barril, por primera vez esta semana [del 5 al 11 de mayo de 2008].

Con este panorama de fondo el Grupo del Banco Mundial lanzó la campaña “Iluminar África”, el pasado mes de septiembre. La iniciativa pretende suministrar productos de iluminación y otros servicios de energía que no dependan de los combustibles fósiles, y que son seguros, fiables y de bajo coste, a alrededor de 250 millones de personas en el África subsahariana, para 2030. Ahora mismo, se calcula que los africanos gastan casi 4.000 millones de dólares anualmente en productos de iluminación, que funcionan con combustibles fósiles.

Bajo los auspicios de la campaña “Iluminar África 2008”, conocida como la “primera conferencia global de negocios” para iluminar el continente sin de redes de suministro, se celebró una reunión en la capital de Ghana, Accra entre el 5 y el 8 de mayo. Esta reunión tenía el propósito de atraer inversiones hacia el sector de la iluminación en África, y atrajo a representantes de los gobiernos, la industria y las Organizaciones No Gubernamentales.

Muy pocos aparatos LED que funcionan con energía solar han sido diseñados para África, y las compañías necesitan llevar a cabo investigaciones de mercado para averiguar cómo se puede utilizar esa luz. “Sabemos que deben ser sólidos, simples y asequibles”, asegura Sturm.

Los LED se iluminan por los movimientos de los electrones en materiales conductores de la electricidad, no por filamentos calentados. Los aparatos son más energéticamente eficientes y duran más que las bombillas tradicionales incandescentes, aunque el coste inicial de su instalación puede ser todavía mucho mayor.

El IFC, que apoya al sector privado en los países en desarrollo, ha patrocinado investigaciones de mercado experimentales en ciertos países para lograr una mejor comprensión de lo que se necesita. Un gran número de empresas “no están conectadas a la red eléctrica en Kenia”, según Melissa Baker de Investigaciones Internacionales, una compañía de investigaciones de mercado.

Muchos de esos negocios aseguran que permanecería abiertos dos o tres horas más si tuvieran una mejor iluminación, comenta Baker.
Las familias cuentan que se ven forzados a utilizar cubos como retretes en las casas durante la noche, porque no tienen una luz portátil para ir a los fosos letrinas, más sanitarias.

El gigante de la industria de la iluminación, Osram GmbH de Múnich, Alemania, también ha hecho investigaciones de mercado, y prevé abastecer de energía solar a los africanos, a unas tarifas competitivas, gracias a las economías de escala.

La compañía quiere construir lo que llama O-HUB: centros donde los residentes rurales pueden comprar energía solar en pequeñas y asequibles cantidades. “La gente vendrá al O-HUB y pagará para cargar sus teléfonos móviles, por ejemplo”, relata Rodd Eddy, el director de la compañía para una sostenibilidad global sin red eléctrica.

Osram también arrendaría ciertos productos, incluyendo luces LED y los O-BOX, una batería grande con componentes electrónicos que haría funcionar luz, radios y otros aparatos. “Nosotros manufacturamos todo y queremos responsabilizarnos del mantenimiento y reciclado de los productos cuando termine su ciclo vital”, señala Eddy.

Además, los O-HUB venderá agua potable purificada; “Pensamos que será una buena manera de atraer a la gente”, apunta Eddy.
Originalmente, Osram había planeado abastecer de agua gratuitamente, pero las ONG, entre otros, les aconsejaron que no lo hicieran.

La compañía no planea administrar los O-HUB, en su lugar, los arrendaría a las autoridades locales, a las ONG o a empresarios particulares.
El primer O-HUB piloto se abrió el pasado mes de abril, en el pueblo de Mibta, Kenia, donde la pesca nocturna en el lago Victoria es la principal fuente de comida y de ingresos. “Los pescadores usaban linternas de queroseno y no hay casi nadie que no tenga quemadores de queroseno”, señala Eddy, mientras que Mibta tiene líneas eléctricas, pocas personas podrían permitirse los gastos de conexión, aproximadamente 460 dólares.

Se planea abrir tres O-HUB más en Kenia. Osram planea llevar este concepto a la India, donde también hay un gran número de personas sin electricidad.

Mejorar las fuentes de energía es fundamental para ayudar a los países a lograr los Objetivos del Milenio, acordados por los líderes globales en el año 2000, y que, en parte, pretenden reducir a la mitad el número de personas que viven con menos de un dólar al día.

“Una iluminación apropiada es esencial para mejorar las condiciones de vida de los pobres”, dice Christine Peterson, director ejecutivo de la Fundación Freeplay, una ONG con sede en Suráfrica y Estados Unidos, que es más conocida por distribuir cientos de miles de radios de cuerda en el este y sur de África.

La Fundación le creó hace una década el Grupo Energy Freeplay, una firma londinense que diseña, manufactura y comercializa una variedad de productos portátiles, incluyendo linternas y cargadores de teléfonos móviles, que utilizan la energía solar y otras fuentes limpias.

Stephen Leahy

Artículo de IPS Ghana, publicado el 8 de mayo en IPS y posteriormente por diversos medios africanos.

Traducido por Rosa Moro, del Departamento África de la Fundación Sur.

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