De Mauritania a Estados Unidos, la peligrosa travesía de la América

26/04/2023 | Crónicas y reportajes

mauritania_mapa_cc0.jpgCada vez más de mauritanos prefieren llegar a Estados Unidos mejor que a Europa. Desde Madrid, España, muchos intentan llegar a Tijuana, México, a través de Sudamérica. Una ruta migratoria poco conocida y muy arriesgada.

En enero de 2023, las redes sociales y los medios mauritanos denunciaron el secuestro de tres mauritanos por una banda en México. Por su liberación, los secuestradores exigían 8.000 dólares (unos 7.378 euros) por persona. Familias, celebridades y miembros de la sociedad civil se movilizaron entonces para recolectar el dinero del rescate y obtener así su liberación unos días después. Este caso, que tuvo lugar a casi 9.000 kilómetros de Nouakchott, la capital de la República Islámica de Mauritania, puso de manifiesto una tendencia relativamente desconocida para el gran público: a las rutas tradicionales que pasaban por España para llegar a Europa se fueron sumando las que pasaban por Sudamérica para cruzar la frontera de los Estados Unidos.

En Mauritania (4,6 millones de habitantes), la renta media mensual per cápita se estima en 138 dólares, y la tasa de desempleo, según cifras gubernamentales, alcanza el 37 % (11 % según datos del Banco Mundial). En este contexto, muchos mauritanos sin perspectivas son candidatos a la inmigración.

Mauritania tiene una larga historia de emigración a Europa, destino que durante mucho tiempo ha sido materia de sueños. Pero las recientes historias de éxito de compatriotas residentes en Estados Unidos, destacadas en las redes sociales, han convertido al país del Tío Sam en un nuevo El Dorado en el imaginario colectivo. Un fenómeno que afecta principalmente a hombres -la gran mayoría- pero también a mujeres, que en ocasiones no dudan en ponerse en camino con niños. Brasil, Ecuador, Colombia, Panamá, Costa Rica, Nicaragua o incluso Salvador son ahora nombres que resuenan en las conversaciones cuando recibimos noticias de emigrantes e intercambiamos “buenos consejos” para preparar nuestro viaje.

Los videos publicados en TikTok muestran a mauritanos durante las diferentes etapas del periplo, entre viajes en autobús y largas caminatas por el bosque.

Otros se filman escalando el muro entre México y Estados Unidos. Este viaje es extremadamente costoso, peligroso y agotador, como lo atestiguan los testimonios en los que aceptaron ofrecer toda o parte de su experiencia a Afrique XXI.

La barrera de los visados

Mahmoud (su primer nombre ha sido cambiado) tiene una treintena de años. Se fue en 2021. “En Mauritania no hay trabajo, confiesa. Los que se las arreglan tienen un pariente bien colocado. Nadie tiene un trabajo sin un padrino”. Para él es «muy duro» vivir en su país, incluso con 10.000 ouguiyas (el equivalente a 270 euros), una vez pagados «los gastos de casa y comida«. La inflación, que debería estabilizarse en el 11 % en 2023, según el Fondo Monetario Internacional (FMI), ha afectado a las necesidades básicas y ha reforzado esa sensación de precariedad y de distanciamiento entre los diferentes componentes de la sociedad mauritana.

Otros solicitantes de asilo mauritanos en los Estados Unidos mencionan también el racismo contra los negros y el trato desigual entre las comunidades. Las asociaciones de derechos humanos a menudo señalan al país por su práctica de esclavitud y exclusión racial. Este fenómeno de inmigración a América afecta sin embargo a todos los grupos etnolingüísticos. “En nuestro grupo había moros blancos, haratines, fulanis… Había de todo”, cuenta Samba (nombre ficticio), radicado ahora en Ohio, en el noreste de Estados Unidos.

En un comienzo, muchos candidatos al exilio intentan obtener una visa válida para Estados Unidos, y también para países europeos (principalmente Francia y Alemania). Ante reiteradas negativas recurren a la vía clandestina. “La idea de emigrar me vinó en 2015”, dice Mahmoud. “Hice seis solicitudes para los Estados Unidos. Todas fueron rechazadas, sin dar razón alguna”. Este hombre de una treintena de años afirma haber pagado 180 dólares cada vez, una pequeña fortuna.

Para llegar a los Estados Unidos sin visa hay solo una ruta: ir a un país de América del Sur donde la solicitud de visa se hace a la llegada, luego ir al norte hasta la frontera con México. Desde Nouakchott no hay conexión directa con Sudamérica. Madrid, hub aéreo entre Iberoamérica y Europa, es una etapa imprescindible. Una simple visa de tránsito te permite llegar al continente americano (1).

El negocio de los contrabandistas y de la policía fronteriza

Tomé un vuelo Nouackchott-Madrid con escala en Túnez, explica Mahmoud, luego de Madrid fui a Ecuador”. En Quito, la solicitud de visa es gratuita y se realiza en el lugar, pero, como precisa Mahmoud, hay muchos rechazos: “Éramos once mauritanos, y solo cinco de nosotros fuimos aceptados. Los demás, algunos menores de edad, fueron detenidos durante tres o cuatro días en el aeropuerto. Después fueron enviados de regreso a Madrid, luego de Madrid a Túnez”. Nicaragua y Brasil son otros países que ofrecen los mismos requisitos de ingreso.

La mayoría de estos emigrados entrevistados intentaron reunir cierta cantidad de dinero para financiar todo o parte del viaje. Mahmoud tenía un trabajo en una empresa minera, por lo que pudo ahorrar pacientemente para pagar su viaje de una sola vez. Otros afirman haber vendido terrenos, automóviles y, a veces, sus casas, o incluso haber pedido préstamos a conocidos, deudas que luego, se supone, deben pagar una vez que llegan allí. Quienes no han podido reunir suficiente dinero se ven obligados a trabajar durante varios meses en el país de llegada para continuar el viaje. Este fue el caso de Samba, quien tuvo que reunir una suma suficiente trabajando en Brasil.

En Quito, Mahmoud y sus cuatro compañeros de viaje se dirigieron a un hotel donde les dijeron que un “arabista” podría ayudarlos. Un sirio les organiza un viaje en autobús a la frontera con Colombia, a 24 horas de viaje. Este contrabandista los hace entrar “sin pasar por inmigración” y por 180 dólares cada uno. «Los taxis que nos transportaron y el hotel donde nos alojamos eran de él«, dice. En el hotel, señala que conoció a otros muchos inmigrantes, incluidos senegaleses, cameruneses, congoleños, nigerianos, dominicanos y haitianos… Siguiente étapa: Panamá. Para frustrar los controles policiales, el autobús fletado por otros contrabandistas atraviesa la selva tropical. Mahmoud tiene malos recuerdos de esta travesía: después de un día de viaje, el autobús se estropeó, y después de diez horas de espera al lado de la carretera, finalmente llegó otro vehículo a recogerlos. En total, él y sus compañeros tardaron tres días en llegar a Panamá.

mejico_estados_unidos_frontera_cc0.jpgLa larga y peligrosa travesía de México

Para ir a Costa Rica, ubicada a tres días por carretera a través de la selva, cada uno de los pasajeros debía entregar 260 dólares a los contrabandistas. “Dormíamos en tiendas de campaña. Nos despertabamos a las 6 de la mañana para compartir”, continúa Mahmoud. En la frontera había un puesto de gendarmería y miembros de la ONU que registraron nuestros pasaportes y nos fotografiaron. También nos dieron comida. Los cinco mauritanos, que no se han separado desde Quito, pagaron 40 dólares cada uno para tomar un autobús, luego 180 dólares más para llegar a Nicaragua en taxi, a donde llegaron en veinticuatro horas.

En la frontera pagaron 150 dólares por persona a la policía nicaragüense para poder continuar su viaje. Todos describen una corrupción endémica. Dieron de nuevo 200 dólares a un contrabandista para llegar a Honduras, después nuevamente 200 dólares para llegar a Guatemala. Después vino otro traficante a recogerlos para llevarlos a Tapachula, el primer pueblo mexicano después de la frontera, por 300 dólares.

Muchos inmigrantes ilegales fracasan en este pueblo pobre de Chiapas. Según las fuentes, entre 30.000 y 80.000, con una mayoría de haitianos, están esperando una visa de refugiado o una visa humanitaria (2). Los exiliados son generalmente atendido por las autoridades locales (incluida la Comisión Mexicana de Ayuda a los Refugiados), así como por organizaciones asociadas a las Naciones Unidas. Según varios migrantes mauritanos, el tiempo de espera puede variar de dos semanas a dos meses, mientras que otros refugiados se saltan los servicios migratorios en Tapachula y continúan el viaje.

Es la elección de Mahmoud y sus amigos. Todavía les quedaban 3.000 kilómetros para llegar a El Paso, Texas (Estados Unidos), la meta de la mayoría de los migrantes. Este camino está sembrado de obstáculos, entre redadas de militares y el riesgo de secuestro por parte de bandas armadas. Ellos mismos fueron detenidos en la Ciudad de México, la capital. “Fuimos arrestados y encarcelados durante cuatro días”, dice Mahmoud. Fueron llevados de regreso 500 km. más al Sur con otros sesenta inmigrantes ilegales… Nada que los desanimase: al día siguiente se pusieron en camino y terminaron llegando a Tijuana sin detenerse en la Ciudad de México.

Ubicación GPS

Quedaba el difícil cruce del muro que separa a Estados Unidos de México, custodiado permanentemente por patrullas de la policía estadounidense. Tuvieron que intentar cruzarlo varias veces a través de un paso montañoso, en un lugar donde se interumpe el muro. Tan pronto como llegaron a suelo estadounidense, fueron interceptados por cuatro vehículos y detenidos. Después de trámites y una cita con un juez, a quien le explicaron en particular los motivos de su visita, fueron liberados con la obligación de enviar una foto todos los días. Una forma, según los testigos entrevistados por Afrique XXI, de rastrearlos gracias a la localización GPS de los teléfonos.

La red de mauritanos que viven en Estados Unidos permite que muchos de ellos se establezcan allí y encuentren empleo. Mahmoud trabaja ahora en un restaurante administrado por compatriotas en Washington mientras espera el juicio. Entretanto, Samba fue recibido en Ohio, donde obtuvó asilo político.

Según el Senado de los Estados Unidos, de los 8.000 ciudadanos mauritanos que residen oficialmente en los Estados Unidos (algunos de los cuales están allí desde 1989, cuando comenzaron las deportaciones de miles de negros-mauritanos a Senegal y Malí), 3.000 viven en Ohio y se han beneficiado de un programa de protección.

Yéro Sow

Fuente: AfriqueXXI@AfriqueXXI

[CIDAF-UCM]

Autor

  • Francomauritano, enseña administración y economía en París. Apasionado de la historia y la antropología, es cofundador del blog Almuube - @almuube

    Fuente: Afrique XXI.

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