Dakpogan y Hazoumé: la reinvención de la máscara en Benín , por Wiriko

24/02/2016 | Bitácora africana

Autora : Natalia López Arriazu

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En la actual República de Benín encontramos a dos de los escultores más internacionales de África: Calixte Dakpogan (Pahou, 1958) y Romuald Hazoumé (Porto-Novo, 1962). Estos dos artistas no comparten únicamente nacionalidad: ambos son de la misma generación y conocidos por su trabajo de reinvención de una de las piezas más famosas del arte africano: la máscara. Transformando su fisionomía tradicional a partir de material reciclado, crean una relación entre el pasado y el presente de su país, extendiendo a su vez una mirada crítica hacia el futuro.

Tanta coincidencia en dos artistas no es sorprendente si tenemos en cuenta el pasado de su país y su contexto actual. La actual República de Benín ha sido históricamente un territorio gobernado por reyes. Entre otros, encontramos por un lado el reino de los Yoruba, constituido de múltiples ciudades-estado que se extendían desde el oeste de la actual Nigeria hasta Benín y cuya autoridad estaba legitimada por el gobernante de la ciudad sagrada de Ife, donde según el mito yoruba el mundo fue creado. Por otro, el reino vecino del pueblo fon, Dahomey, que vivió su auge en el siglo XVII y sucumbió en el XIX ante la colonización francesa.

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Ambos reinos mantuvieron relaciones más bien conflictivas, pero también fueron centros artísticos de gran importancia cuyas expresiones no difirieron mucho entre sí, estando al servicio de la realeza y de sus creencias religiosas: el culto a los Orishas para los yoruba y el vudú para los fon. Tanto para el reino Yoruba como para Dahomey, las máscaras eran un elemento importante de sus expresiones religiosas y artísticas y los artesanos que trabajaban para la realeza tenían un estatus especial.

El trabajo de Dakpogan y Hazoumé se encuentra directamente influenciado por la historia de su país. Calixte Dakpogan es él mismo descendiente de una familia fon de forjadores de la realeza de Porto-Novo, cuyo oficio había pasado de padres a hijos desde que su ancestro Sagbo Ayato trabajara como forjador para la corte real del Rey Toffa I de Porto-Novo (1874 – 1908). El artista creció en el distrito de Goukoumé, dedicado al dios Ogún, representante del guerrero tradicional y del trabajo del metal, al que su familia honoraba.

Esta tradición queda patente en su obra, ya que continua usando la forja como técnica principal de su trabajo. Dakpogan, que empieza su carrera artística con su hermano Théodore Dakpogan animados por el propio Hazoumé, se inspira en el estatuario tradicional fon de principios del siglo XIX y en la mitología vudú para componer máscaras a partir de material recuperado, principalmente metal, aunque también plástico o pequeños objetos usados dedicados al consumo. Este hecho relaciona directamente el pasado de Benín (las máscaras tradicionales) con su presente, ya que los restos de la sociedad de consumo actual se pueden encontrar fácilmente en Porto-Novo. Para Dakpogan, el hecho de trabajar con materiales reciclados constituye un acto simbólico de esperanza y renovación y afirma: “Todas mis esculturas hablan de mi país, mi cultura, mi entorno y mis creencias, así como de mi forma de ver el mundo.”

Romuald Hazoumé, nacido en una familia modesta yoruba de Porto-Novo e influenciado igualmente por el vudú y el culto a los Orishas, empezó como escultor haciendo máscaras tradicionales para acabar utilizando también material recuperado y creando su obra insignia: los bidons, máscaras hechas con bidones de gasolina reciclados.

Reinventando el arte de la máscara, central en la cultura yoruba, critica la pretensión occidental de querer enseñar el arte a los africanos, a la vez que reivindica su propia historia artística: “Ellos creen que lo han inventado todo, pero en este continente hacemos arte desde hace miles de años. Simplemente nuestras obras están al servicio de la comunidad.”

Con su obra, Hazoumé presenta su visión de África, critica la corrupción y la mediocridad de sus mandatarios, el espíritu pasivo de sus compatriotas, pero también a ese Occidente que mira hacia otro lado: “Nos han convertido en mendigos. Que dejen de ayudarnos. Estaremos entonces obligados a ocuparnos de nosotros mismos en lugar de tender la mano. La ayuda occidental es una forma de arrogancia respecto a África. Como si fuéramos los únicos en tener pobres.”

Sus máscaras-bidones hacen referencia a un gran problema en su país: en Benín, los hombres se ven obligados a ganarse la vida transportando petróleo de contrabando desde Nigeria, hasta tal punto que el 90% de la gasolina consumida en el país es ilegal. Afirma: “Antes, los esclavos embarcaban en Porto-Novo hacia América y sabían de dónde venían, pero no a dónde iban. Hoy en día los ‘esclavos’ no saben aún a dónde van y además han olvidado de dónde vienen. Denuncio un mundo, una África, gestionada por corruptos que roban, se enriquecen y explotan al pueblo. Nos están matando.”

Para el artista, sus bidones hablan de esa nueva esclavitud fruto de la salvaje mundialización y explica así su utilización de materiales reciclados: “Yo devuelvo a Occidente lo que les pertenece, es decir, los residuos de la sociedad consumista que nos invade cada día.”

A través de su obra, Calixte Dakpogan y Romuald Hazoumé son dos artistas que hacen referencia tanto al pasado de su país, reinventando el arte tradicional de las máscaras, como a su presente, utilizando material reciclado como protesta ante la sociedad actual. Reivindicando sus raíces y preocupándose a la vez por el futuro, ambos artistas simbolizan la reencarnación contemporánea de una herencia ancestral.

Más información y fuentes:

CAACART: Calixte Dakpogan

La Croix: L’artiste beninois Romuald Hazoumé au Grand-Palais pour Picasso

Le Monde: Romuald Hazoumé

Magnin-A

Preston Blier, S. “Las artes de los reinos de África”. Ediciones Akal S.A., Madrid, 2011.

original en : Wiriko

Autor

  • “Wiriko” es una palabra perteneciente a la familia de las lenguas bantúes cuyo significado hace referencia a la idea de estar despierto. En este sentido, pretendemos despertar conciencias y romper con los tópicos y estereotipos que envuelven al continente africano en lo que a manifestaciones sociales y culturales se refiere. Wiriko está en pie y con los ojos bien abiertos, atentos a todo lo que acontece en torno a las sociedades africanas contemporáneas. Muchas veces, bebiendo e inspirándonos de los frutos del pasado, y otras, escuchando los ecos en la diáspora, pero siempre, volviendo la mirada a nuestros pies, enraizados en esta tierra que tanto tiene que decir y enseñar. www.wiriko.org

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