Quince días sin agua. Así se encuentra Dakar, capital de Senegal, lo que afecta a unos tres millones de personas. El origen del problema está en una avería en una estación que se encuentra a 200 kilómetros, cerca del Lago de Guiers, en el norte del país, de donde procede el agua que se consume en Dakar. Pero la solución no acaba de llegar y la situación empieza a ser preocupante. El pasado miércoles, cientos de vecinos de los barrios de Mamelles, Yoff, Grand Yoff, Rufisque y Parcelles Assainiés decidieron salir a la calle para mostrar su descontento, cortando calles con barricadas y quemando neumáticos. Se produjeron graves enfrentamientos con la Policía, que se encuentra en alerta máxima ante el creciente descontento ciudadano. La primera ministra Aminata Touré, visiblemente enfadada, aseguró hace unos días que la falta de agua era “inadmisible” y anunció una auditoría completa para “identificar a los responsables y adoptar las sanciones que correspondan». Todas las miradas se dirigen a la compañía encargada del suministro, Senegalesa de Aguas (SDE).
Los problemas comenzaron el pasado 12 de septiembre en algunos barrios y en los dos días siguientes se extendieron a toda la capital. Según los técnicos de la SDE, el mal procede de la rotura de una tubería a la altura de la estación de Keur Momar Sarr, en la región de Louga. Allí se encuentra el Lago de Guiers, una enorme reserva de agua que se alimenta, por un lado, del río Senegal, y, por otro, de las lluvias estacionales. Desde aquí y tras ser tratada en las dos estaciones de Keur Momar Sarr y Gnith, el agua debe recorrer 300 kilómetros de tubería subterránea de más de un metro de diámetro hasta la capital, Dakar. Hasta mediados de la década pasada la mayor parte del abastecimiento de Dakar se cubría con el agua extraída de pozos situados en Pikine, pero su mala calidad tras la invasión de agua de mar en la capa freática obligó a buscar alternativas. Y el Lago de Guiers estaba ahí, lejos, pero disponible.
Desde que comenzó a usarse el agua del Lago de Guiers nunca se había producido una penuria tan prolongada como la que está viviendo ahora la ciudad de Dakar, en la que viven unos tres millones de habitantes si se incluye su enorme periferia, que incluye asentamientos de cientos de miles de personas como Pikine, Guediawaye, Thiaroye, Mbao o Rufisque. A los cuatro días del inicio del corte el Gobierno senegalés puso en marcha una solución alternativa en tanto en cuanto no se solucionara la avería, que consistió en el traslado de agua a bordo de una flotilla de cincuenta camiones cisterna desde el propio Lago, pero la medida es a todas luces insuficiente pues en los barrios sigue sin fluir una sola gota. En muchos puntos de la ciudad se están agotando las garrafas de agua mineral, usadas como sustituto, pese a que la mayor parte de la población no se puede permitir consumirla por su elevado precio.
Los habitantes de Dakar están buscando soluciones por su cuenta. En Camberene, por ejemplo, muchos se han lanzado a excavar pozos artesanales cerca del mar, pero el agua que sale de estas perforaciones improvisadas es de muy mala calidad, sobre todo por su elevado contenido en sal. En otros barrios, como Fann, existen pozos antiguos que ya prácticamente no se usaban que están siendo reutilizados, pero el agua, según confirman los vecinos, “es verde y a los pocos días se pueden ver los posos de arena en el fondo”. Algunos hospitales, como el Roi Baudouin, se han visto obligados a cerrar su bloque operatorio. Además de la incomodidad inherente a la propia carestía, especialmente en una época en que hace mucho calor, estas soluciones presentan un gran riesgo para la salud porque se trata de agua no tratada. La amenaza de enfermedades como el cólera es lo que más preocupa a los expertos.
Mientras el ministro de Recursos Hidráulicos, Pape Diouf, sale cada día públicamente para anunciar que mañana habrá agua, así día tras día, la paciencia de los dakaroises parece estar llegando a su fin. El miércoles pasado, vecinos de barrios como Yoff, Parceles Assainiés o Rufisque protagonizaron los primeros incidentes serios con barricadas, quema de neumáticos y enfrentamientos con la Policía. La carretera al aeropuerto quedó cortada durante horas. Las fuerzas de seguridad se encuentran en alerta máxima ante posibles incidentes más graves aún en los próximos días, puesto que algunos movimientos ciudadanos ya han advertido de que no permanecerán en sus casas mientras la población sufre las de Caín por la falta de agua.
Entre estos movimientos se encuentran algunos de los que, con su presión popular, contribuyeron a aupar al presidente Macky Sall a la Presidencia, como Y’en a marre y el M-23, que en su origen protagonizaron fuertes movilizaciones contra la falta de electricidad en Dakar, sobre todo en el año 2011. El escenario es de mucha tensión y las autoridades son conscientes. La recién nombrada primer ministro, Aminata Touré, visitó la central de Keur Momar Sarr, en Louga, y anunció a la prensa que habría una investigación a fondo para depurar responsabilidades y que los culpables de esta situación serían sancionados. No pocas voces aseguran que el ministro del ramo, Pape Diouf, recién confirmado en su puesto tras la remodelación ministerial, será la primera cabeza en ser cortada a modo de chivo expiatorio.
Sin embargo, otros van más allá exigiendo sanciones contra los máximos responsables de la Senegalesa de Aguas (SDE) e incluso la renacionalización del servicio mediante la revocación del contrato que liga al Estado con la SDE. Uno de los que ha planteado esta cuestión es nada menos que el presidente del grupo parlamentario Benno Bokk Yakaar que sustenta al presidente Macky Sall, Moustaphá Diakhaté. La medida de intentar reparar la tubería mediante la soldadura no ha funcionado. La SDE, en la que también hay participación de capital público senegalés, es una filial del poderoso grupo empresarial Bouygues y hasta ahora había sido reconocida como una de las mejores empresas en materia de gestión de aguas de África occidental. Hasta ahora.
Original en : Blogs de El País. África no es un País