La Unión Africana inauguró la cumbre anual en día 1 de febrero, oficialmente dedicada a desarrollar los sistemas de transporte y energía, pero dominada por los conflictos en la región y las divisiones sobre el futuro del bloque.
Sólo el 20 % de los líderes, formado por 53 miembros, asistieron a la sesión del primer día, que duraba toda la jornada, y que se mantuvo a puerta cerrada, para debatir si la Unión Africana debe evolucionar hacia un sistema del estilo de la Unión Europea, para su gobierno regional.
El líder líbio, Muammar Gaddafi, lidera las llamadas a crear un gobierno de la Unión, que, según cree él, aumentará el prestigio de África a nivel internacional, pero no ha podido ganar muchos adeptos a su postura entre los líderes africanos, muy reticentes a renunciar a cualquier porción de soberanía.
En un compromiso, el encuentro acordó transformar la Comisión de la Unión Africana, que actualmente supervisa todo el organismo, en una autoridad de la Unión Africana, que tendrá un mandato más amplio, según hizo saber a la prensa el presidente de Tanzania, Jakaya Kikwete.
“Estamos creando una institución con un mandato más amplio, con mayores capacidades, que nos hará avanzar hacia el objetivo del gobierno de la Unión”, explicó Kikwete, quien explicó que el objetivo último era crear los Estados Unidos de África y que los detalles de los cambios todavía se están discutiendo.
Mientras que la principal agenda se centra en el futuro del bloque, las conversaciones se vieron empañadas por las contiendas en Somalia y Madagascar, y la caída de los gobiernos de Guinea Conakry y de Mauritania, mediante golpes de estado.
Entre los líderes más notorios presentes en la cumbre de la capital etíope, estaba Sheikh Sharif Sheikh Ahmed, elegido presidente de Somalia, tan sólo dos días antes.
En su discurso de inauguración, en Yibuti, Sheikh Sharif, prometió formar un gobierno de inclusión, extender una mano a los grupos armados más radicales, todavía opuestos a las conversaciones de paz y devolver a Somalia al redil regional.
La Unión Africana, que tiene alrededor de 3.500 soldados en misión de paz en Somalia, ha estado pidiendo a los estados miembros y a la comunidad internacional que presten el apoyo necesario para ampliar la misión, hasta su envergadura planeada de 8.000 soldados.
Otros conflictos también ocuparon la atención de los líderes reunidos en Addis Abeba. Con la crisis de Madagascar empeorando cada día, el presidente de la Comisión, Jean Ping, advirtió que “se condenará cualquier cambio de poder anticonstitucional”.
Unas horas después de que Ping hablase de este modo haciendo referencia a Madagascar, el líder de la oposición y alcalde de la capital Antananarivo, Andry Rajoelina, se autoproclamó a cargo de los asuntos de la isla, en su escalada de enfrentamientos contra el régimen del presidente.
Se supone que Madagascar iba a ser el país anfitrión de la próxima cumbre de la Unión Africana, que tendrá lugar en el mes de julio de 2009.
Se añaden a esta triste lista, de conflictos de larga duración, un golpe militar en Mauritania, en agosto de 2008, otro en Guinea Conakry, cuatro meses después de un intento de Guinea Bissau, que también ayudan a entorpecer el crecimiento político del continente.
Tanto Guinea como Mauritania están suspendidas en la Unión, desde el año pasado.
En conversaciones previas a la cumbre, sobre el asunto de Guinea, la Unión Africana ha pedido a la Junta en el poder del país, que cumpla la propuesta de celebrar elecciones a finales de este año.
Pero las conversaciones sobre Mauritania, con la Unión Europea, y otros socios, fueron retrasadas dos semanas, acabando con cualquier esperanza de un progreso inmediato.
El bloque continental, también pidió a las potencias occidentales que levanten las sanciones impuestas al presidente de Zimbabue, Robert Mugabe, y a su círculo más inmediato, después de que la oposición ha estado de acuerdo en formar un gobierno de unidad a finales de este mes.
(News 24, Suráfrica, 02-02-09)