Autor Invitado: Olivier Barlet (Africultures)
Julio de 1991, Nelson Mandela comienza por Cuba su periplo fuera de África para agradecer a los que contribuyeron a abolir el apartheid. Durante 25 años, Castro y otros 500.000 cubanos participaron en las guerras de liberación africanas. Una realidad desconocida, olvidada, que esclarece todo un episodio de la Historia africana.
Nadie como Jihane El Tahri para recordar y documentar la Historia. “Un laberinto es un lugar de donde salimos perdidos”, decía Roland Barthès. Y ella no retrocede ante ningún mapa ni explicación para ayudarnos a darle sentido a toda la cantidad de información que circula sobre ese período complejo. Nos vienen en mente los grandes frescos históricos de Frédérick Rossif y a su interés por las ideas que sostienen el compromiso de los hombres. Jihane añade la curiosidad y el punto de vista de los cineastas del Sur, atentos a las contradicciones sin esconder el rostro, desprovista de filtros esencialistas o victimistas, con la distancia necesaria para desprender el sentido adecuado de los acontecimientos pasados el momento presente. Lo hace gracias a investigaciones meticulosas en el terreno, encuentros con personas clave de todas las tendencias tratadas con igual respeto, un enorme trabajo de archivo y un impresionante conocimiento del asunto. En Cuba, una odisea africana encontramos el mismo dominio del tema que en La Maison des Saoud (La casa de los Saoud, 2005), L’Afrique en morceaux : la tragédie des grands lacs (África en pedazos: la tragedia de los grandes lagos, 2000) ou Israël et les Arabes (Israel y los árabes, 1995-98). Archivos inéditos, testimonios clave, la claridad impecable de un proceso que se sirve del comentario omnipresente con la voz segura de Alain Gomis: todo converge en una pedagogía realizada con bisturí. Acabamos de ver la película con una sabiduría precisada con la palabra y clavadas por la imagen.
Y sin embargo, la película se lee como una novela épica y terriblemente humana: todo es estrategia y relación de fuerzas. En el gran cara a cara de la guerra fría que domina la geopolítica de las independencias africanas, los pueblos no cuentan frente al interés de las grandes potencias. Cuba, en su compromiso sin contrapartida contra el Imperialismo y el apartheid, se destaca y molesta. Ayer como hoy, podrá David vencer a Goliat? Es, sin duda, lo que interesa a Jihan El Tahri, que sigue paso a paso, no sin resaltar el desarrollo tragicómico y las sorprendentes peripecias, el fracaso mordaz del Che Guevara cuando se introduce de incógnito y disfrazado, acompañado de un puñado de guerrilleros en un Congo que acabará cayendo en las manos de Mobutu. La estrategia cubana de crear otros Vietnams se da de bruces con la derrota de la rebelión lumumbista de Laurent-Désiré Kabila frente a los mercenarios pagados por los Estados Unidos. La presencia del Che, descubierta finalmente, preocupa, por miedo a una reacción americana, y el abismo cultural entre congoleños y cubanos es gigante. La Unión Africana critica la presencia de los cubanos a la vez que rechaza a los mercenarios de Mobutu. Castro pide al Che que se retire.
Cambio de método en Guinea Bissau, donde Almícar Cabral combate contra la colonización impuesta por el régimen fascista portugués, que utiliza la base americana de las Azores, estratégica para Estados Unidos, como moneda de cambio para mantenerse en África. Cabral no quiere tropas cubanas, a pesar de que están disponibles, y se contenta con armas y consejeros. Da prioridad a la lucha de los propios guineanos, lo que forjará la nueva nación y su unidad. Su técnica de desmoralización da frutos y desemboca en la Revolución de los Claveles.
En Angola, sin embargo, será el compromiso cubano el que cambiará el destino de todo el continente. Le MPLA pro-soviético de Augusto Neto está bloqueado entre dos frentes : el de los movimientos de liberación rivales, el FLNA, que defiende al cristianismo frente al comunismo, apoyado por los americanos con la ayuda de Mobutu, y la UNITA de Savimbi, apoyado por Sudáfrica que teme el contagio comunista. Aquí, de nuevo, Jihan El Tahri da la palabra a cada uno de ellos, seleccionando cuidadosamente los que no tienen pelos en la lengua. Es apasionante: el espectador vive, como si fuera en directo, las negociaciones que tienen lugar en Portugal para determinar quién conducirá la Independencia. Y comprende también hasta qué punto Angola fue el terreno de un enfrentamiento brutal entre los dos bloques. Olvidando la clandestinidad con la que habían operado anteriormente, Castro envía a 35 000 hombres sin ni siquiera consultar a la Unión Soviética. De la batalla de Kifangondo a la de Cuito Cuanavale, se impone toda la tragedia de la historia angoleña, orquestrada por la oposición entre los cubanos y los sudafricanos. La retirada de los cubanos, que habían alcanzado el número de 450 000, será arrebatada a cambio de la independencia de Namibia. Alrededor de 10 000 cubanos morirían en Angola, un secreto bien guardado en Cuba…
Jihan El Tahri podría haber utilizado las imágenes de las grandes películas filmadas durante estos combates, Sambizanga de Sarah Maldoror ou Mortu Nega de Flora Gomes. Pero su discurso no es poético, sino eminentemente político. No llama a la Historia para esclarecer la lucha presente; sabemos demasiado bien que la independencia africana está lejos de haber sido adquirida. Aunque el combate de los internacionalistas pertenece al pasado, es interesante entender cómo ha evolucionado para intentar discernir qué medios pueden inventarse hoy. De manera brillante, Jihan El Tahri nos lo susurra al oído con esta página notable de la Historia, con el swing melancólico de los Hermanos Guissé de fondo.
Ver vídeo : Cuba una odisea africana
Fuente : Afribuku
Artículo publicado originalmente en Africultures.
Traducción: Ángela Rodríguez Perea.