Cuando uno rechaza dice no, por Chema Caballero

15/06/2011 | Bitácora africana

Hace casi un mes que Alassane Ouattara fue investido presidente de Costa de Marfil, con la bendición y presencia de su amigo Nicolas Sarkozy, tras meses de guerra entre sus partidarios y los del Presidente saliente, Laurent Gbagbo. Poco se ha vuelto a hablar de este desde que fue detenido por las fuerzas especiales francesas y entregado a las de su enemigo. Tampoco se ha vuelto a hablar mucho de los negocios del cacao realizados al amparo de esa guerra.
De lo que sí se sigue hablando, de cuando en cuando (tampoco mucho, no nos engañemos), es de que la violencia no ha cesado en Costa de Marfil. Esporádicamente nos llegan noticias de los continuos incidentes entre los partidarios de uno y otro bando. Parece que las tropas leales a Ouattara están limpiando el país de opositores. Lo mismo que intentó hacer Gbagbo cuando estuvo en el poder. Nada nuevo en el continente, por lo que se ve.

La ONU ha reconocido que los dos bandos han cometido atrocidades y crímenes de guerra. Pero ahí se ha quedado todo, no ha dado ningún otro paso, como pedir responsabilidades, por ejemplo. Imagino que Francia, llegado el caso, vetaría cualquier intento de condena, a su aliado, en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas.
Tampoco se dice nada de los cientos de mercenarios que están actuando en el país, especialmente liberianos y sierraleoneses, procedentes esos conflictos bélicos, que han hecho de la guerra y el saqueo su medio de vida y que luchan por el que más pague, en los diversos países de la zona, o donde sea que los llamen. Ellos representan el fracaso, por falta de financiación y de interés político, de los programas de Desmovilización, Desarme y Reintegración (DDR) llevados a cabo en la región.

En definitiva, que nada ha cambiado, que al conflicto marfileño solo se le ha puesto un parche, que en el río revuelto siempre sacan beneficio los mismos…

Estos días estoy releyendo a Ahmadou Kourouma, escritor de Costa de Marfil, para encontrar algunas claves que me ayuden a ver un poco de luz en este conflicto. Sus libros son deliciosos, llenos de ironía y de sabiduría sobre África, su política, sus problemas… Recomiendo la lectura de todos ellos (están traducidos al castellano), especialmente de “Alá no está obligado”, la mejor novela, escrita hasta el momento, sobre menores soldados.

Pero para entender mejor lo que pasa en Costa de Marfil aconsejo leer el libro póstumo de Kourouma: “Cuando uno rechaza dice no”, publicado en castellano por Alpha Decay.

En él, el pequeño Birahima (protagonista de Alá no está obligado), antiguo niño soldado que luchó en Liberia y Sierra Leona y que ahora vive con su primo Mamadou Doumbia, médico de una clínica de Daloa, huye con Fanta, la hija de su maestro, tras un ataque de las fuerzas leales a Gbagbo. Por el camino Fanta, que está a punto de entrar en la universidad, le cuenta la historia del país desde sus orígenes y él la reinterpreta con el descaro y osadía que le da su bagaje. Poco a poco, Kourouma nos desgrana los entresijos de Costa de Marfil y nos hace entender cómo la situación ha llegado al extremo en el que se encuentra hoy. La muerte sorprendió al autor sin concluir el libro, pero, no obstante, nos da las pautas para entender que la investidura de Ouattara no será el final del conflicto, por mucho que se empeñe Francia.

Otra noticia de actualidad es que Hilary Clinton, que estos días se encontraba en Addis Abeba, donde se ha reunido con los jefes de estado africanos en el marco de la Unión Africana, ha tenido que adelantar su viaje de vuelta por culpa de la erupción del volcán Dubbi, en Eritrea, que amenaza con cerrar los aeropuertos de la zona. Nos hemos enterado de la actividad volcánica porque Clinton estaba por allí. Ella ha convertido en noticia lo que de otra forma hubiera pasado desapercibido al no afectar a ningún aeropuerto europeo.

En esa reunión, la Secretaria de Estado americano ha advertido a los presidentes africanos contra la maldad del neocolonialismo que China está llevando a cabo en el continente y de cómo las inversiones de ese país van en detrimento del desarrollo de los Derechos humanos y las libertades.

Copiándole el estilo a Ahmadou Kourouma, podríamos decir: cuando lo hacen los chinos se llama neocolonialismo y es malo, cuando lo hacen los países occidentales es bueno y se llama ayuda al desarrollo.

Original en ONGDYES

Autor

  • Caballero, Chema

    Chema Caballero nacido en septiembre de 1961, se licenció en derecho en 1984 y en Estudios eclesiásticos en 1995 Ordenado Sacerdote, dentro de la Congregación de los Misioneros Javerianos,
    en 1995. Llega a Sierra Leona en 1992, donde ha realizado trabajos de promoción de Justicia y Paz y Derechos Humanos. Desde 1999 fue director del programa de rehabilitación de niños y niñas soldados de los Misioneros Javerianos en Sierra Leona. En la , desde abril de 2004 compaginó esta labor con la dirección de un nuevo proyecto en la zona más subdesarrollada de Sierra Leona, Tonko Limba. El proyecto titulado “Educación como motor del desarrollo” consiste en la construcción de escuelas, formación de profesorado y concienciación de los padres para que manden a sus hijos e hijas al colegio.

    Regresó a España donde sigue trabajndo para y por África

    Tiene diversos premios entre ellos el premio Internacional Alfonso Comín y la medalla de extremadura.

    Es fundador de la ONG Desarrollo y educación en Sierra Leona .

    En Bitácora Africana se publicarán los escritos que Chema Caballero tiene en su blog de la página web de la ONG DYES, e iremos recogiendo tanto los que escribió durante su estancia en Sierra Leona, donde nos introduce en el trabajo diario que realizaba y vemos como es la sociedad en Madina , como los que ahora escribe ya en España , siempre con el corazón puesto en África

    www.ongdyes.es

Más artículos de Caballero, Chema