Cuando la hierba es más verde en la Kenia masái

11/06/2014 | Crónicas y reportajes

Los masái han llevado vidas pastoriles seminómadas durante generaciones, pero ahora algunos están estableciéndose y todo gracias a un tipo de hierba.

En Kenia, abundan los cuentos y refranes que hablan sobre la estrecha unión entre el pueblo masái y su ganado. Por si golpeas accidentalmente la vaca de un con tu coche, ahí va una amistosa advertencia: conduce tan rápido como sea posible. Es posible que desee parar y llegar a un acuerdo con el propietario del ganado, pero si lo hace, corre el riesgo de compartir la misma suerte que la de la vaca.

Según la leyenda, Dios le dio todas las vacas del mundo a su pueblo y algunos creen que, cada pedacito de la piel de su ganado, es algo por lo que vale la pena luchar hasta la última gota de sangre. En la cultura, la vaca tiene un significado enorme y el grupo ha llevado un estilo de vida pastoril tradicionalmente seminómada, dictado por las necesidades de su ganado.

Peter Ole Nembo, de 46 años de edad y padre de seis hijos, recuerda con nostalgia sus días de infancia, cuando recuerda que su familia solía cruzar grandes extensiones de pastizales, caminando decenas de kilómetros en busca de agua y pastos. Como un moran (guerrero), Nembo y sus compañeros debían desafiar animales salvajes, tribus hostiles, terrenos tortuosos y los caprichos del tiempo hasta llegar a la exuberante hierba que nutría al ganado. Ellos podían tardar en regresar a sus manyattas (casas tradicionales) varias semanas o meses.

Pero aquella época en que la vida parecía más sencilla no duró. Los días legendarios de abundancia, cuando la propia tierra se extendía hasta donde alcanzaba la vista, la lluvia caía con regularidad y previsibilidad, y la población era escasa se terminaron. La explosión demográfica, la necesidad de ampliar las tierras agrícolas y el cambio climático han fijado un nuevo marco. Aunque siempre ha habido competencia por los recursos, ésta ha crecido dramáticamente. Mientras que los patrones climáticos siempre dieron sorpresas, ahora se han vuelto más erráticos. Y mientras que los enfrentamientos por los escasos recursos entre las comunidades agrícolas y ganaderas tienen una larga historia, éstos han aumentado tanto en frecuencia como en intensidad.

De hecho, algunos masái creen que su estilo de vida nómada ahora se ha vuelto inviable y tratan de adaptarse a una vida más estable. Esto era impensable hace tan sólo una década. Nembo dice que «ponerse en movimiento, en busca de pastos para nuestro ganado no es posible ya, así que estamos tratando de encontrar un estilo de vida diferente».

Una hierba que siempre es más verde

Nembo ha estado viviendo una existencia agraria durante tres años. Esta transición fue apoyada por una iniciativa liderada por el Centro Internacional de Fisiología y Ecología de los Insectos (ICIPE), en cooperación con el Instituto Keniano de Investigación Agrícola (KARI) y el África Central y Oriental de Biociencias – África central, Instituto Internacional de Investigaciones Agropecuarias (BecA-ILRI) .

Con anterioridad, ha habido muchos intentos del gobierno de Kenia y de las ONG para alentar a los nómadas a establecerse, pero sin éxito. Por ejemplo, un proyecto en el que participaban las ONG para cavar 60 abrevaderos para los pastores, en el condado de Kajiad, falló después de que los se negaran a utilizarlos. Según explica Richard Lesiyampe, Secretario Principal de Kenia para el Medio Ambiente y los Recursos Naturales “Si el ganado de diferentes pueblos comparte los recursos hídricos, la probabilidad de transmitir enfermedades es muy alta, algo que nunca se tomó en consideración».

Las diferencias de los anteriores proyectos con el que ha alentado a Nembo a asentarse han sido su simplicidad y que se ha dejado el poder en las manos del propio pueblo. A diferencia de un programa destinado a cambiar el paisaje, esta iniciativa se basa en una simple hoja de hierba. La brachiaria, conocida comúnmente como Tanzania o hierba de Mombasa, es una especie robusta que también tiene propiedades que le permiten reducir los gases de efecto invernadero y la pérdida de nutrientes del suelo.

La hierba es originaria de África oriental, pero al final del colonialismo fue llevada a Australia y Brasil, donde se hizo muy popular. Fue utilizada principalmente para alimentar al ganado y situó a estos como los principales exportadores de carne de vacuno. Brasil, donde la brachiaria cubre ahora 40 millones de hectáreas estimadas al año, se ha convertido también en el principal exportador de semillas de esta hierba.

Durante décadas, la brachiaria ha florecido en sus países de adopción, pero ahora, según cuenta Ole Onesmo Moiyoi, un científico sénior en el ICIPE, » la hierba está volviendo a África, algo que va a cambiar la vida de muchos pequeños agricultores».

Moiyoi y sus colegas están tratando de promover las especies de pastos más convenientes para el clima en Kenia, en parte, mediante el fomento de la formación del masái, para establecerse y cultivarlas como forraje para el ganado. La esperanza es que los masái encuentren que la vida agraria puedes ser tan viable como la vida seminómada, mientras que con la propagación de la hierba se beneficiará el medio ambiente de Kenia en su conjunto. Hasta ahora, el programa ha contado con algunos pequeños éxitos. Aproximadamente 300 agricultores han adoptado la variedad de esta hierba y los números están en constante crecimiento.

Volando alto

Nembo, que tiene 65 vacas, explica «la ventaja de la brachiaria es el hecho de que crece muy rápido en matas, cada una de los cuales puede llegar a pesar entre10 y 20 kg», añadiendo que se puede cosechar en menos de un mes. Además, agrega, «Mi producción de leche ha aumentado de entre 2-3 litros por vaca a entre 7-8 litros, como resultado de la alimentarlas con la hierba».

Nembo dedica ahora tres acres y medio de su tierra específicamente para esta hierba, lo que es suficiente para alimentar a todas sus vacas. Advierte, sin embargo, que la disponibilidad de agua es un gran problema, un reto que espera resolver mediante la construcción de una presa.

Leonard Laina, de 25 años, es otro de los masái que ha abandonado la vida pastoril y ha abrazado la agricultura. Él viene del pueblo Ntulele y posee dos vacas junto con 12 acres de tierra. Laina nos comenta que con anterioridad «Llevábamos nuestro ganado a pastorear hasta llegar a Kilgoris, cerca de unos 80 km, donde la lluvia es buena, pero ya no es posible en estos días porque la gente ha sembrado de caña de azúcar». Ha comenzado a plantar la brachiaria recientemente y pronto ha visto la oportunidad de obtener buenos beneficios, vendió una mata de la hierba por 17 euros a otro agricultor. Según relata «Ahora estoy planeando adquirir pasto de corte y poner una tienda para la hierba, con lo cual, venderé a otros aldeanos durante el período de sequía».

Ver crecer la hierba

La Brachiaria ha ayudado a cambiar la vida de algunos masái para que puedan llevar una existencia agraria, pero todavía existen muchos desafíos. Una desventaja técnica importante es que es difícil de conseguir semillas de la hierba. Oscar Magenya, del KARI, informa «Nosotros hemos plantado mucha hierba en nuestro Centro de Investigación de Kiboko, en el este de Kenia, pero no está produciendo semillas, aunque hemos tenido un poco de éxito en el área de Trans Mara».

Sin embargo, la mayor dificultad más difícil sea convencer a los masais a seguir los pasos de Nembo y Laina y aceptar su plan. Aunque unos pocos cientos, han acogido con satisfacción la oportunidad cultivar la hierba y han reorientado sus vidas alrededor de esto, otros siguen siendo cautelosos. De hecho, pese a las dificultades de llevar una vida pastoril, el cambio a una existencia agraria estable sería un cambio radical, y se necesitará ser convincente para alentar al mayor número de masái a dar este paso.

Los involucrados en el programa, sin embargo, mantienen la esperanza de que los éxitos de los masái asentado con el tiempo muestren que existe una alternativa real a su cada vez más complicado estilo tradicional de vida. Samuel Ole Seme, de 45 años de edad y padre de 11 hijos, resume los pensamientos de muchos cuando dice: «Yo lo haré cuando vea a un montón de gente en esta área haciéndolo».

Geoffrey Kamadi

Original en ThinkAfricaPress

[Traducción, Pilar Carrasco]

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