Cuando la falta de noticias es una buena noticia para la imagen de África

16/05/2012 | Crónicas y reportajes

La cobertura occidental de África ha estado dominada durante mucho tiempo por creencias inadecuadas, titulares sensacionalistas y centrada en lo negativo.

El 27 de abril, se emitió en directo un debate en la BBC Africa, desde la capital de Uganda, Kampala. A lo largo de los últimos meses, la BBC Africa ha celebrado debates preguntando si la República Democrática del Congo es un estado fallido, se adentró en la posibilidad de una primavera árabe subsahariana, discutió el acaparamiento de tierras, y, con todas las acusaciones de la Corte Penal Internacional centradas en África, preguntó si el continente está siendo juzgado.

El debate de Kampala se titulaba “La imagen global de África: ¿justificada o llena de prejuicios?”.

Esto llega en un momento oportuno, dada la reciente polémica en torno a ese mismo tema, provocada por la decisión de la BBC de emitir el programa Today, en directo desde Liberia, a principios de abril, y su compromiso para informar desde el país el resto del año.

África a través de los ojos europeos

En reacción a la decisión del programa Today, Richard Dowden, director de la Real Sociedad Africana, se tomó en serio el tema con el presentador, John Humphreys, escribió: “No pueden venir aquí con ojos europeos”, según usted. Pero eso es precisamente lo que usted y el resto de los medios británicos han estado haciendo todo este tiempo”.

La preocupación de Dowden es que, a pesar del hecho de que John Humphreys afirma haber informado sobre asuntos africanos “durante más de 45 años”, hasta ahora la BBC no ha empezado a informar sobre las “realidades más profundas de África”.

“Los ojos europeos… siempre han dictado la imagen global de África”, afirma Dowden. “Intentar atraer el interés de una director en una historia sobre África más allá de las hambrunas y las guerras siempre ha sido difícil. Siempre es más fácil mostrar a un trabajador humanitario salvando a un niño africano, con la trágica vos de un reportero superpuesta”.

Como Dowden explica acertadamente, los valores de los medios occidentales no parecen incluir “la misión de explicar por qué África está como está. Los directores sólo están interesados en golpes de estado, guerras, hambre, enfermedades y Robert Mugabe”. Al final, lo que otros pueden considerar como una simple función de la ignorancia y el “periodismo vago” termina estableciendo la agenda e imagen de todo el continente y su población de más de 1.000 millones de habitantes.

Un ejemplo particularmente vívido de esto fue el documental de la BBC del año pasado, “El peor sitio del mundo para ser gay”, en el que el británico D.J. gay Scott Mills, entrevistó a una serie de personas homosexuales que viven en uno de los muchos barrios de chabolas de Uganda. Su ignorancia quedó rápidamente al descubierto cuando, después de la entrevista, aseguró como un hecho real que las personas a las que había entrevistado se habían visto obligadas a vivir en esos barrios de chabolas porque eran gays.

Incluso tratándose de un DJ de Londres, cuesta creer que Scott sea completamente ajeno a los factores socio económicos que obligan a millones de personas a vivir en barrios de chabolas en África. Pero eso no le detuvo a la hora de presentar el tema con la clase de estupor sensacionalista que inevitablemente dejó una imagen inexacta de Uganda arraigada en las mentes de millones de espectadores de la BBC por todo el mundo.

Como hábilmente dijo un comentario al artículo de Dowden, “Este aspecto de la información que ofrecen los medios es lo que ha enfurecido desde hace mucho tiempo a los africanos… pero también no entristece y nos divierte, cuando interactuamos con no africanos y nos damos cuenta de que la profundidad de su ignorancia es alimentada por algunos programas de los medios occidentales que presentan a los africanos como enloquecidos, hambrientos, confabuladores, fraudulentos o irracionales”.

O como dice Basil Davidson en “The Black Man’s Burden”, será necesario un gran esfuerzo para “desafiar un mundo exterior escéptico, burlón o desdeñoso enseñado durante décadas de ideología imperialista, que los africanos en realidad son, la vedad sea dicha, seres primitivos incapaces de saber qué es lo mejor para ellos mismos, ya no digamos para los demás”.

En verdad, las relativas historias exitosas de África suponen un dilema para los directores occidentales. A sus ojos, África no puede ser a la vez pobre, asolada por la enfermedad, y también un lugar donde hay estabilidad y crecimiento democrático con madurez. En este contexto, el que no haya noticias, normalmente es una buena noticia para la imagen de África.

El rol de las reformas

Dejando a un lado la ignorancia occidental, el periodismo vago y la tóxica ideología imperialista, sin embargo, la propia África, por supuesto, no es inocente en la construcción de su imagen negativa.

El conflicto, la enfermedad y la pobreza por los que África sale en titulares no han caído del cielo, sino que a menudo son resultado de –en palabras de Nelson Mandela hablando sobre el presidente de Zimbabue, Robert Mugabe- “un trágico fracaso de liderazgo”.

Lo más constructivo que los africanos pueden hacer para mejorar su imagen por todo el mundo es también, tal vez también, lo más positivo que pueden hacer por sí mismos, embarcarse en reformas socioeconómicas y democráticas radicales.

Y si eran necesarias evidencias de lo que puede conllevar, África ya se ha dado a sí misma la respuesta. Ninguna compañía de Relaciones Públicas en este mundo podría haber dado la cobertura positiva que la primavera árabe ha dado de los activistas pro-reformas de Túnez y Egipto. Es más, como cualquier profesional de las Relaciones Públicas afirmaría, las Relaciones Públicas no son defender lo indefendible a toda costa, a menudo las mejores estrategias de Relaciones Públicas que se han propuesto a regímenes villanos, no son más que procesos moderados de reformas.

La perspectiva africana

Otra parte crucial para mejorar la imagen global de África tendrá que venir inevitablemente de una mayor inclusión de voces africanas a la hora de contar historias africanas. Al Jazeera, por ejemplo, ha desplegado efectivamente la experiencia de los periodistas africanos, que, en virtud de su educación local, experiencias y valores culturales, tienen una visión más profunda de las cuestiones complejas de África, algo que no pueden tener los “expertos” de fuera.

Eso, más que ninguna otra cosa, es un argumento sólido para el establecimiento de un centro de medios panafricano que logre contar a tiempo la historia africana verdaderamente a través de los ojos africanos.

CHARLES OKWIR

Publicado el 11 de mayo de 2012 en Think Africa Press.

Charles Okwir es un periodistas escritor y analista político ugandés, que actualmente vive en Reino Unido. Es autor de “Portrait of a Despot” y adjunto de Think Africa Press.

Traducido por Rosa Moro, de Fundación Sur.

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