Todos parecen lamentar que se agrave la tensión entre Arabia Saudita e Irán, pues son las dos potencias del Oriente Próximo.
Arabia Saudita, al decidir ejecutar el dignatario chita Nimr Baker Al Nirs, ha exacerbado los ánimos a la vez de los chiitas y de los sunníes.
El monarca wahabita de Arabia está decidido a seguir privando a la minoría chiita delpaís de todos sus derechos y a seguir el pulso con Teherán que busca proteger a las minorías chiitas en la región.
La ejecución de Nimr Baker Al Nimr supone una clara provocación que tensa todavía más el deseo de control entre Riad y Teherán en la región.
Tal provocación, en una situación tensa, podría haber tenido consecuencias nefastas. Pero parece que Teherán ha decidido calmar la tempestad, y así evitar la escalada de la confrontación.
Fuente: El Watan/04.01/Zine Cherfaoui. Acre.
Traducción: AFS
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