Ya a finales del siglo pasado comenzó a hacerse patente la inquietud sobre la situación del agua en el mundo, y en África en particular. Voces autorizadas, como la Fundación Mundial de la Naturaleza (WWF) nos decían, en 1998, que si bien “el agua es esencial para la vida humana, la agricultura, la industria y los ecosistemas… las disponibilidades son muy escasas n numerosas regiones del globo”. En el mismo sentido se pronunciaba la Agenda 21, en su reunión de Rio de Janeiro, en 1992.
En lo que concierne al suministro de agua potable, África es una de esas zonas frágiles. Un informe del Panel Intergubernamental sobre cambio Climático de la ONU, Cambio climático 2007, considera que África es el “continente más vulnerable a los impactos del cambio climático”. Su sistema de suministro de agua es uno de los más volátiles e imprevisibles, con habituales crecidas y descensos de gran cuantía en sus flujos fluviales. Los cambios climáticos continuarán agravando la situación. Los modelos de clima previsibles pronostican subidas de temperatura y disminución de lluvias en gran parte del continente, durante las próximas décadas.
Un relevante informe (Sciences 2006) preveía igualmente una mengua de los flujos de agua de superficie, debido a la disminución de las lluvias, que afectara, en mayor o menor cuantía, a las diferentes áreas del continente africano. A finales de este siglo el acceso al agua de superficie en África habría disminuido en un 25%.
Hasta tiempos recientes, hemos asumido el supuesto fundamental de que los sistemas naturales fluctúan dentro de unos márgenes inalterables. Este supuesto ya no es válido en lo que se refiere al sistema hidráulico mundial y mucho menos en lo que concierne a la pluviometría del continente africano. “En lo que al agua se refiere, el pasado no es guía segura para el futuro” (Sandra Postel, 2010). Científicos de primera línea defendían ya esta posición en la revista Science – 2008.
Muchos países africanos, que sufren escasez de agua, disponen de reservas subterráneas de agua dulce muy substanciales. La escasez de agua se estima en base a los recursos de agua dulce renovables; es decir, por el caudal de los ríos más la posibilidad de renovación de los acuíferos subterráneos que, en África, alcanzaría unos 0.004 millones de km3.
¿Cuál es la cuantía del agua disponible en África y donde se encuentra?
Bartolomé Burgos
Investigador de la Fundación Sur
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