Comenzamos con la presente entrega la publicación en formato digital de la obra anual dirigida por Filip Reyntjens «Crónicas Políticas del África de los Grandes Lagos», en esta ocasión abarcando el espacio comprendido durante el 2017. Durente cuatro semanas, todos los lunes vamos a ir subiendo la crónica referida a cada uno de los cuatro países tratados en la obra: Burundi, República Democrática del Congo, Ruanda y Uganda.
Les ofrecemos en castellano un estudio fundamental para la comprensión de los Grandes Lagos, en el corazón de África, que debe ser de referencia obligada para todos los profesionales y académicos que nos acercamos y trabajamos en este continente.
Crónicas políticas del África de los Grandes Lagos 2017 : Burundi
El periodo cubierto por la presente crónica está caracterizado por las fuertes divergencias en cuanto a la lectura que puede hacerse de la situación de crisis multifacética que atraviesa Burundi. En el ámbito interior, el gobierno establecido, y todavía más el partido en el poder, estima que todo va bien y se lanza a realizar reformas políticas de gran envergadura, aprovechando la mejora en el terreno de la seguridad en buena parte del territorio. Al mismo tiempo, la oposición política, las organizaciones de la sociedad civil burundesa, la ONU y muchas otras instituciones internacionales no han cesado de mostrar su preocupación y de reclamar fuertes medidas contra la persistencia de las violaciones de los derechos humanos y contra el cierre del espacio político; según varios observadores, se trata de inquietantes tendencias de un retorno hacia los demonios de la violencia política y étnica.
Burundi se enfrenta también a una crisis socioeconómica profunda (aunque el gobierno trate de minimizar sus efectos), como consecuencia concretamente de la congelación de la cooperación internacional. Con el diálogo político casi parado, una cooperación internacional dificultada por una lógica de auto-victimización y aislamiento, Burundi tendrá muchos problemas para ganar la confianza de los donantes y para enfrentarse a esta situación de fragilidad socioeconómica.
En esta situación de incertidumbre política, económica y de seguridad, el mérito corresponde a la población burundesa por su capacidad de aguante y contención ante los nuevos medios de un poder que trata de imponerse por todos los medios y ante las dificultades de las oposiciones políticas para proponer y/o imponer verdaderas alternativas para la salida de la crisis a corto plazo.
La evolución de la situación política en el plano interior y de la coyuntura política regional (en concreto tras el fracaso de la mediación sub-regional) cuestiona también el papel de la comunidad internacional en cuanto al apoyo que podría aportar al país para que salga de la crisis actual. Entre el realismo político que desearía una cooperación con el gobierno establecido y la necesaria intransigencia frente al estrechamiento del espacio democrático y a las violaciones de los derechos humanos, la comunidad internacional debe revisar sus medios de acción y su coherencia.