Los jóvenes que sostienen pancartas se “venden” a sí mismos, como pintores, fontaneros, jardineros o constructores en las concurridas calles de la principal ciudad de Johannesburgo, Sudáfrica.
Esto no es una escena poco común en un país donde el desempleo se sitúa alrededor del 26,7%, el más alto registrado desde 1995, un año después del fin del apartheid.
Desde el comienzo de este año, 300.000 puestos de trabajo se han perdido, siendo los jóvenes los más afectados.
«He renunciado a la búsqueda de empleo después de 12 años intentándolo, es deprimente», nos cuenta Thabiso Molaka, que vende cargadores de teléfonos móviles en Hyde Park, uno de los elegantes suburbios del norte de Johannesburgo.
«Decidí comenzar a vender cosas diversas para alimentar a mi familia», dice el hombre de 28 años de edad, que terminó la escuela secundaria y viaja cientos de kilómetros, para llegar a Johannesburgo, todos los días.
De los cinco millones de sudafricanos que se estima están en paro, 3,5 millones son menores de 35 años, más de 170.000 de ellos, son graduados universitarios.
Una fotografía de la Srta. Malwandle sujetando una pancarta que decía que tenía un título en ingeniería química y estaba sin trabajo se convirtió en viral en los medios de comunicación social.
«Después de estar a la búsqueda de trabajo durante más de un año, me preguntaba a mí misma si todo el dinero y el trabajo duro dedicado a la educación superior han merecido la pena», declaró posteriormente a una emisora de radio local.
Gracias a la publicidad de su caso, el futuro de Malwandle parece seguro después de que varios posibles empleadores la llamó por teléfono, ofreciéndole un puesto de trabajo.
El gobierno de Sudáfrica ha sido objeto de duras críticas por parte de la oposición que le achacan tener la culpa de los problemas económicos del país.
Una de cada cuatro personas en edad laboral no pudieron encontrar trabajo en 2015, un dato que sitúa al gobierno muy lejos de su meta de haber reducir el desempleo a menos del 15% ya en el año 2014.
El gobierno insiste en que ha avanzado en la lucha contra el desempleo juvenil, aunque Buti Manamela, el ministro de desarrollo de la juventud, admite que hay una crisis. Según él el gobierno ha sido el mayor empleador. «Pero esto es insostenible, el sector privado tiene que empezar a moverse».
La mayoría de los días en el centro de Johannesburgo, los estudiantes universitarios se alinean para dejar su CV en un centro de búsqueda de trabajo llamado Harambee. Esta organización trata de vincular a las personas jóvenes que están buscando trabajo con posibles empleadores. Se les enseña acerca de cómo manejar las entrevistas de trabajo y se les dan consejos para su búsqueda de trabajo. «En muchos casos, los jóvenes no son conscientes de las oportunidades de trabajo que existen, así que nosotros intentamos buscárselas” cuenta Nke Lebo, trabajadora de Harambee.
Harambe también ha constatado que alimentar a los solicitantes de empleo les pone las cosas un poco más fáciles, ya que estar constantemente buscando trabajo consume mucha energía.
africareview.com
Fundación Sur