Zimbabue atraviesa una nueva ola de tensión política después de que el partido gobernante, Zanu-PF, anunciara su apoyo a una reforma constitucional que permitiría al presidente Emmerson Mnangagwa continuar en el poder hasta 2030. La medida, percibida como un intento de consolidar un régimen autoritario, provocó protestas, ataques y denuncias de persecución contra críticos del gobierno. Entre los hechos más alarmantes se encuentra el atentado contra las oficinas del Southern Africa Political Economy Series (SAPES) Trust, dirigidas por el académico Ibbo Mandaza. El ataque, ocurrido pasada la medianoche, destruyó la sala de conferencias, utilizada para reuniones y debates sobre gobernanza, y culminó con el secuestro de un guardia de seguridad. Pocas horas más tarde, la vivienda de Gilbert Bgwende, miembro del Foro de Defensa Constitucional, una organización cívica que promueve el respeto a la Constitución, también fue incendiada. Este grupo ha sido uno de los más activos en denunciar lo que se considera un “golpe constitucional” promovido por el Zanu-PF.
La llamada “agenda 2030”, aprobada durante el congreso anual del partido, requeriría modificar la Constitución de 2013, que limita a dos mandatos presidenciales de cinco años. El plan ha generado rechazo entre las organizaciones sociales ,como el Sindicato Amalgamado de Docentes Rurales (ARTUZ) y el Movimiento de Solidaridad de Zimbabue, que han prometido resistir cualquier cambio que extienda el mandato presidencial.
Mnangagwa, quien llegó al poder en 2017 tras el derrocamiento de Robert Mugabe, enfrenta acusaciones de corrupción y represión. Aunque asegura impulsar la recuperación económica, la mayoría de los ciudadanos sigue padeciendo pobreza y desempleo. Según el analista Stephen Chan, de la Universidad de Londres, la reforma podría toparse con resistencia dentro del propio Zanu-PF, especialmente de la facción cercana al vicepresidente, Constantino Chiwenga, que podría unirse a la oposición para frenar la enmienda.
Fuente: My Zimbabwe News
[CIDAF-UCM]
