Ruanda se enfrenta a un volumen cada vez mayor de flujos de remesas en el país, que ha superado a las Inversiones Extranjeras Directas (IED) en los últimos tres años. Una remesa es una transferencia no comercial de dinero realizada por un trabajador extranjero o un miembro de una comunidad diaspórica para ingresos familiares en su país de origen. Según datos oficiales, el flujo aumentó a 470 millones de dólares en 2022, lo que representa el 3.5 % del PIB.
Se están considerando medidas para abordar este problema, como trabajar con el sector privado para innovar en soluciones y negociar con los proveedores de servicios existentes la reducción de tarifas y aumentar la presencia de empresas fintech para mejorar los servicios de transferencia internacional. Además, se considera aprovechar el Sistema de Pagos de África Oriental y comprometer a la diáspora ruandesa en los mercados de capitales domésticos. El gobierno espera que estas medidas fortalezcan el sector financiero y apoyen los objetivos de desarrollo del país.
Autora Alice Kagina
Fuente The New Times
[Traducción y edición: Bruno Rodríguez]
[CIDAF-UCM]