Costa de Marfil. Las mujeres desafían los tabúes

13/11/2008 | Crónicas y reportajes

Antes era algo exclusivo para los hombres, pero ya no lo es más: cientos de mujeres en Costa de Marfil ignoran la tradición patriarcal y se dedican al cultivo de cacao.

Según Agathe Vanie, fundadora de la Asociación de mujeres cultivadoras en su pueblo, Boko, la razón es muy simple: “la miseria de las mujeres enfrentada a la riqueza financiera de los hombres que poseen las plantaciones de cacao”.

La Asociación de Boko, que está a 200 kilómetros al oeste de la capital, Abijan, en el selvático distrito del sur, Divo, ha reunido a cerca de 1.000 miembros desde su fundación, en 2005.

Es la primera, y probablemente la única de este tipo en este país del oeste de África, financia sus propios costes y no recibe ninguna ayuda del estado.

“Una mujer no tiene derechos”

“Las mujeres no pueden heredar ni siquiera crear una plantación de cacao para la tradición dominada por el patriarcado”, dice Vanie, criticando lo que ella llama una práctica “misógina y retrasada”.

“Decidimos, costase lo que costase, ir a las mujeres y permitirles tener parcelas y tierra”, cuenta Vanice, cuyo país es el mayor productor y exportador del mundo de cacao, responsable de más del 40 % de la producción mundial de cacao.

“Me reuní con los jefes del poblado y les expliqué que las mujeres podrían contribuir a las expensas que cada vez son más pesadas por el alto coste de la vida y la subida del precio de los alimentos”, continua. “Pero la respuesta fue brutal y final: ¡NO! Una mujer no tiene derecho a poseer una plantación y después darnos órdenes”.

Pero Clementine Galo, de más de 70 años, se las ingenió para convertirse un una cultivadora de cacao y ahora es una mujer feliz por haber una de las primeras en aceptar el reto.

Los ingresos pagan el coste de la escuela de los niños

“Mi marido me abandonó y sólo tengo la plantación para cubrir mis necesidades y prepararme para mis últimos días”, explica, de pie junto a uno de sus árboles, en dos hectáreas, con sus vainas amarillas de granos maduros.

A su lado, su amiga Henriette Gneza, que enseña orgullosa sus 20 hectáreas. El año pasado recogió 10 toneladas de granos y con el beneficio pagó las tasas de escuela para sus dos hijos. Puede que este año le vaya incluso mejor, ya que los precios del cacao están subiendo.
La asociación también pretende organizar a las mujeres en cooperativas para atraer a nuevas socias que cuiden de las plantaciones de las más mayores.

Pero es una ardua batalla en este país de 20 millones de habitantes, donde a pesar del rol cada vez más activo de la mujer en la sociedad, todavía se tiende a que sean los hombres los que toman las decisiones, los cabezas de familia y los que dan los argumentos.

“Esta actividad les da independencia financiera y les permite combatir la pobreza en las zonas rurales”, comenta Antoine Anon Dokou de la Asociación.

“Las mujeres han superado su miedo a los hombres”

Un informe del Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas asegura que el nivel de pobreza en Costa de Marfil alcanzaba el 43 % de la población en 2007, tres o cuatro puntos por encima de las cifras ofrecidas en 2002, cuando la contienda de la guerra civil dividió el país.

Las mujeres del campo a menudo son las más perjudicadas.

La asociación de Vanie quiere ver cómo se copia su iniciativa y le gustaría poner en marcha una federación de mujeres productoras de café y de cacao.

“Las mujeres han superado su miedo a los hombres y las dificultades para obtener créditos”, asegura la tesorera de la Asociación, Veronique Gopo.

“Vamos a salir para conquistar a nuestras hermanas de otras regiones”. “Hablamos sobre… la emancipación de la mujer”, cuenta el jefe del pueblo de Boko, Pierre Gbaza Zohouri, que respalda el proyecto.

“En las ciudades se reparten las tareas del hogar ¿por qué no en los pueblos?

“Ellas tienen mi bendición”, añade con un toque de resignación.

(News 24, Suráfrica, 07-11-08)

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