Costa de Marfil: ¿la lógica de lo absurdo?

13/04/2011 | Opinión

Lo que la gente ha olvidado es que la mitad del electorado votó a favor de Laurent Gbagbo. Reto además a la comunidad internacional para que exija que se celebren unas nuevas elecciones entre Laurent Gbagbo y Alassane Ouattara, para así solucionar definitivamente la lucha electoral y poner fin a este “¡festival de lo absurdo!” Aquellos que quieran comentar este artículo deberán enviarlos a Franklin a la dirección: imanighana.org, y escribir en el asunto Ivory Coast. [Este artículo fue escrito el 16 de marzo, casi un mes antes del desenlace de los acontecimientos en Costa de Marfil]

El peor escenario posible, después de la intervención armada, aparentemente excluida, ahora podemos observar la estrategia de lo absurdo desplegándose sin miedo a las contradicciones. Se ha prometido “estrangular económica y financieramente” a Costa de Marfil: prohibición de la exportación de cacao, prohibición a los bancos cooperar con el régimen de Laurent Gbagbo, prohibición del pago de salarios a los funcionarios públicos y soldados, la congelación de activos de las personas físicas y compañías nacionales y privadas, la restricción de viajes, simplemente un montón de medidas, cuya legalidad es cuando menos dudosa. Con el despliegue de esta estrategia con diseños perniciosos para todo el país y sus habitantes, es legítimo plantearse la pregunta de si este entusiasmo es solamente el resultado de la disputa electoral provocada por las elecciones presidenciales de 28 de noviembre de 2010. Si este fuera el caso, uno simplemente podría esperar la finalización de la misión de la Unión Africana cuyas recomendaciones se suponía que eran vinculantes. A los ojos del gobierno francés “el gran arreglista” de esta ferviente campaña de sanciones, ¿qué relevancia tendría que básicamente Laurent Gbagbo o Alessane Ouattara fuera el ganador de las elecciones? Sin embargo, para Sarkozy, quien se lo ha tomado como un asunto personal, ¿quién sabe? El resultado: la diplomacia de Francia en África se sigue confundiendo con intereses personales, redes y lógica de Estado.

Según mi opinión, las sanciones impuestas a las personas físicas y a las compañías de Costa de Marfil (e incluso los credenciales de los embajadores) por parte de los países europeos, Canadá y Estados Unidos se desmoronarán tan pronto como sean llevados ante los tribunales. Ya que estas sanciones se basan en la negativa a reconocer al presidente que dicen que ha sido “elegido” y a trabajar para él. Aún así, cualquier juez guiado por su “alma y consciencia” ordenará, antes de ninguna otra cosa, examinar la Constitución de Costa de Marfil antes de tomar una decisión. Y como esta Constitución nunca ha sido suspendida por ninguna resolución del Consejo de Seguridad de las Naciones Unidas, sería la única fuente legítima para el juez.

Además de las medidas que han tomado los aproximadamente treinta países arriba mencionados, las otras acciones contra Costa de Marfil y sus habitantes han sido llevadas a cabo por parte de los otros siete países de la Unión Económica y Monetaria del África Occidental (UEMOA) y por el propio Alassane Ouattara.

La retirada de la firma internacional al nivel del Banco Central de los Estados del África Occidental (BCEAO) ha provocado la suspensión de mecanismos de compensación interbancaria y probablemente el cierre provisional de muchos bancos, impidiendo de este modo a muchos clientes el acceso a sus cuentas bancarias. Nos arriesgamos a enfrentarnos a serias violaciones de los derechos humanos en el futuro, por ello se pedirán responsabilidades a estos bancos si sus clientes no fueran capaces de encargarse de sus familiares enfermos, de alimentar adecuadamente a sus hijos, pagar salarios respetando las leyes laborales. Lo que deberían hacer las organizaciones no gubernamentales y los abogados es ponerse inmediatamente a documentar con exactitud todos los casos individuales de violación de los derechos humanos con el objetivo de emprender una acción legal antes que los tribunales nacionales, regionales e internacionales.

Las prohibiciones temporales proclamadas por Alassane Ouattara sobre la exportación de grano de cacao va especialmente a beneficiar los especuladores que han comprado antes de tiempo y van aprovecharse de la subida de los precios. En particular, la compañía Armajaro, del comerciante Anthony Ward, que adquirió en julio de 2010 doscientos cuarenta mil toneladas de cacao, que constituye el 20% de la producción de la Costa de Marfil y el 15% de las existencias mundiales. Esta compañía invirtió mil millones de dólares y se beneficiará de ello como consecuencia de la decisión de Ouattara, cuyo hijastro de 35 años, Loïc Folloroux, no es otro que el Director de Anthony Ward en África. Pura coincidencia, no hace falta decirlo. Pero, con respecto a los productores y comerciantes marfileños, ¿a quién le importan? ¡El objetivo es estrangularles!

Estrangular consiste en interrumpir la respiración por asfixia, en otras palabras, en asesinar. Pero, ¿quién va a ser asesinado? ¿Laurent Gbagbo o Costa de Marfil? ¿Quién será el asesino? Y ¿Por qué? ¿No hay otras alternativas? ¿O es una cuestión de imponer a toda costa a Alassane Ouattara, sin importar que el verdadero resultado de las elecciones pudiera ser otro? Y de hacerlo sin esperar a las conclusiones de la misión de la Unión Africana.

Supongamos por un minuto que después de una verificación se comprueba que Alassane Ouattara no ganó las elecciones, ¿sería eso algo imposible o totalmente descarrilado? ¿Cuál es el origen de esta inquebrantable certidumbre con respecto a la victoria de Ouattara? ¿La proclamación de los resultados por el Presidente de la Comisión Electoral Independiente (CEI)? Sabemos que no hubo consenso dentro de la CEI, que además fue prohibida. ¿La certificación por parte del Representante Especial del Secretario General de las Naciones Unidas? Sus prisas y su falta de respeto por los procedimientos desafortunadamente deslustraron su certificación. Por esta razón muchos permanecen dudosos. Mientras tengamos una duda, por pequeña que sea, sería vergonzoso permitir que un país fuera “estrangulado”.

La inquebrantable certidumbre sobre la infalibilidad de los árbitros, árbitros auxiliares por encima de todo eso, y por consiguiente sobre la victoria en las urnas de Alassane Ouattara, (o de Laurent Gbagbo en su caso) es una idea innegablemente absurda y, lo que es peor, peligrosa, casi suicida ya que mantiene a los dos protagonista en posiciones maximalistas.

Es tan absurdo que no puede ser aceptado por la razón ni el sentido común. La estrategia de estrangulación financiera es absurda porque si Alassane Ouattra logra, con el apoyo de Francia, estrangular (asesinar) a Costa de Marfil, no tendría nada más que gobernar que a un montón de ruinas. Además, suponiendo que Laurent Gbagbo tomara Costa de Marfil como rehén, matar a un rehén que uno quiere liberar no convertiría al que lo ha hecho rehén en el asesino. El asesino es obviamente el que asesina (estrangula) con premeditación e incompetencia. Así que si Alassane Ouattara no consiguiera ganar, y el país lograra sobrevivir al intento de asfixia, ningún costamarfileño querría verlo en el poder. ¡Jamás! Porque no es bueno decirle a uno que aquellos que desean llegar al poder pueden hacer lo que quieran. Hay una serie de acciones en las que uno no debe involucrarse en contra del país de uno y sus conciudadanos. Recuerdo lo que Abdoulaye Wade me confesó después de que el Consejo Constitucional proclamara la victoria de su adversario en las elecciones de 1993 en Senegal y que él estaba convencido de que había ganado: “Jamás cruzaré la entrada del Palacio pisando entre los cadáveres de los ciudadanos senegaleses”.

Hay algo absurdo que no está respetando las leyes racionales de la coherencia y la lógica. La estrategia de la estrangulación es absurda porque las sanciones no distinguirán entre los productores de cacao a favor de Ouattara y los que se oponen a él. Lo mismo ocurre con los funcionarios públicos privados de su salario. ¿No preferirán un recuento de votos o la celebración de unas nuevas elecciones a la estrangulación? Es más, los bancos que habrán cerrado perderán la confianza de sus clientes sea cual sea el resultado de la disputa electoral.

También es absurdo porque los millones de senegaleses, malienses, nigerianos, burkineses, etc, que viven en Costa de Marfil van a sufrir estas sanciones, incluso se podrían verse obligados a abandonar su país de adopción. Es fácil predecir a quién votarán cuando llegue el momento de las próximas elecciones de sus propios países si las decisiones tomadas por sus respectivos jefes de estado pasan por sofocar el pulmón económico del África occidental.

¡La tenacidad de lo absurdo!

Se acusa a Laurent Gbagbo de ser un usurpador, y para hacer que se marche, la gente quiere sofocar al país. Pero él dice que posee pruebas de irregularidades con respecto a las elecciones. Saddam Hussein dijo que no poseía armas de destrucción masiva. Le pidieron que lo “demostrara”, lo cual es absurdo porque la carga de tener que demostrar algo siempre recae en los acusadores. Laurent Gbagbo dice que puede demostrar con pruebas que se cometió fraude en el veredicto final. Se le dijo literalmente “no nos importa una mierda” y, el colmo de lo absurdo es que la gente está preparando la estrangulación del país cuando bastaría con comprobar si estas pruebas son tangibles o no.

Y todo lo absurdo no acaba aquí.

Una sanción es algo que normalmente se impone a alguien que incumple la ley, pero todavía nos tienen que decir qué ley se incumplió. Hay un simple conflicto electoral y el Consejo Constitucional tomó una decisión e invistió a Laurent Gbagbo como presidente. La comunidad internacional no tiene ninguna autoridad parar nombrar al presidente de Costa de Marfil, más de lo que pueda tener en Gabón, por lo tanto Alassane Ouattara es un presidente “autoproclamado”, habiendo intentado en vano ser investido por el Consejo Constitucional, lo que significa que ha violando la ley de Costa de Marfil de forma continuada durante estos tres últimos meses. ¡Pero el que ha sido sancionado es Laurent Gbagbo! Y lo que es más, él será al que se echará de la presidencia aceptando un recuento de votos que ya le ha convertido en presidente investido por el organismo jurídico más alto que existe!

¡Qué les parece! Estamos siendo testigos de una verdadera cadena de absurdeces en Costa de Marfil.

Todas estas absurdeces me sacan de quicio y me dejan perplejo.

Lo que la gente está olvidando cómodamente es que la mitad del electorado votó a Laurent Gbagbo. Y quién sabe lo que haría el electorado del Partido Democrático de Costa de Marfil (PDCI), calentado como está por el descubrimiento de la realidad de la facción rebelde del partido Rally of the Republic (RDR), si las elecciones se celebraran de nuevo hoy. Más aún, si cada vez que el líder político de los rebeldes, Alassane Ouattara, abre la boca pierde credibilidad. ¿No comprende que los jefes de estado africanos son “alérgicos” a los rebeldes? Reto además a la comunidad internacional a que exija que se celebren nuevas elecciones entre Laurent Gbagbo y Alassane Ouattara, para así solucionar definitivamente la disputa electoral y poner fin a este “festival del absurdo”.

A no ser que exista un intento deliberado de provocar una Guerra en el país, civil en este caso, ¡para justificar la intervención internacional! En ese caso, lo que hoy parece absurdo será lógico y racional mañana.

¡Patético cuento de lo descarado y de miopía!

Mientras tanto, es obvio que lo que está sucediendo en Costa de Marfil es de suma importancia para el futuro de nuestros hijos en África y por lo tanto nos hace plantearnos muchas preguntas a todos. Es nuestra responsabilidad responder a estas cuestiones en los albores de los segundos cincuenta años de independencia de nuestros países.

Por Pierre Sané

Pierre Sané, ex secretario general de Amnistía Internacional y ex director general adjunto de UNESCO, es presidente del grupo Imagine Africa.

Publicado en African Liberty.org, Ghana, el 16 de marzo de 2011.

Traducido por Alicia Roca Canales, alumna de la Universidad Pontificia Comillas de Madrid Traducción/Interpretación, colaboradora en la traducción de algunos artículos.

Autor

Más artículos de Administrador-Webmaster