Costa de Marfil Justicia igual para todos, por Antonio Molina

13/03/2012 | Bitácora africana

Al poco de cantar victoria, el mismo Alassane Ouattara declaró que se haría justicia para todos y que tanto los crímenes y abusos del presidente depuesto como los de las Fuerzas Nuevas de Guillaume Sorò serían juzgados.

La realidad es que hasta ahora los tribunales y la policía marfileños sólo se han ocupado de los partidarios de Gbagbo, encarcelando a unos, molestando a otros y amenazando a algunos. Pero a los miembros de las Fuerzas Nuevas los han dejado en paz de momento.

UNA VICTORIA DE LA DEFENSA DE GBAGBO

Los abogados de la defensa del ex presidente han conseguido lo siguiente del fiscal general del CPI de La Haya: “Hemos obligado al fiscal general Luis Moreno-Ocampo a que modifique la naturaleza de la encuesta. En un principio él pensaba que la recusa de nuestro cliente en aceptar su derrota electoral había sido el detonante de los crímenes cometidos entre noviembre 2010 y abril 2011. Pero los jueces le han pedido remontarse al origen de la crisis y a investigar los crímenes cometidos desde el 19 de septiembre de 2002.”

El abogado Emmanuel Altit está de enhorabuena por esta ampliación del proceso. Este complemento de investigación no va a dejar libres de cargos a Laurent Gbagbo y sus acólitos, pero se va a interesar también a Sorò y sus Fuerzas Nuevas.

LOS CARGOS DE LAS FUERZAS DE GBAGBO

Además de las Fuerzas de Defensa y Seguridad, hay que tener en cuenta los crímenes ejecutados por las milicias de los Jóvenes Patriotas, que “manejaba” lSimone Gbagbo. Los jueces citan unos cuantos casos, a título de ejemplos, pero se encontrarán más, si investiguen seriamente los agentes de la Justicia. Se citan: la ejecución de 20 personas en Monoko-Zohi, en noviembre de 2002, de 60 civiles en Bangolo en marzo de 2003, de otros 105 en Abiyán en marzo de 2004. Los jueces evocan también las incitaciones al odio lanzadas a través de los medios de comunicación del gobierno, la existencia de escuadrones de la muerte y la planificación de acciones terroristas por la cúpula del partido.

LOS CRÍMENES DE LOS REBELDES DE SORO

Hay que tener presente de entrada, que Guillaume Sorò, jefe de las Fuerzas Nuevas, durante los años de la guerra civil dirigió a los Comandantes de Zona,

(los temidos “comzones”) y es en la actualidad Primer Ministro de Alassane Ouattara. Los jueces denuncian contra este colectivo: la ejecución de 113 personas, entre ellas 61 gendarmes, en Buaké, en octubre de 2002. Además los equipos de investigadores del fiscal van a investigar sobre el terreno en los próximos meses.

QUE ESPERA EL CAMPO DE GBAGBO

Todas investigaciones van a traer a la luz como surgió la rebelión, de donde le vino el apoyo financiero, quienes fueron los países extranjeros, que facilitaron las armas y municiones. Además habrá que aquilatar lo acontecido en noviembre de 2004, cuando el ejército francés destruyó la aviación marfileña en represalias al bombardeo del campamento militar francés de Buaké y abrió el fuego contra los Jóvenes Patriotas de Gbagbo en Abiyán.

UN NUEVO REVÉS PARA LO PARTIDARIOS DE OUTTARA

El campo de Outtara ya ha sido criticado por varias ONG’s y la sociedad civil a propósito de la Comisión de Investigación de las Violencias poselectorales, establecida en julio de 2011. Human Rights Watch se interrogaba sobre el carácter partidario de sus miembros y denunciaba un trabajo realizado “de forma demasiado expeditiva”.

Las investigaciones han comenzado solamente en enero pasado, pero el informe está ya siendo redactado. La decisión del CPI no es una buena noticia, afirmaba un próximo del actual presidente. Ciertamente que cuando Outtara se dirigió al tribunal Internacional durante el conflicto poselectoral no había previsto el efecto de “boomerang” que a veces acontece en ciertos procesos.

Autor

  • Molina Molina, Antonio José

    Antonio José Molina Molina nació en Murcia en 1932. Desde 1955 es Misionero de África, Padre Blanco, y ya desde antes ha estado trabajando en, por y para África. Apasionado de la radio, como él relata en sus crónicas desde sus primeros pasos en el continente africano, "siempre tuve una radio pequeña en mi mochila para escuchar las noticias". Durante septiembre 2002, regresa a Madrid como colaborador del CIDAF. En octubre de 2005 aceptó los cargos de secretario general de la Fundación Sur y director de su departamento África. Antonio Molina pertenece -como él mismo dice- a la "brigada volante de los Misioneros de África", siempre con la maleta preparada... mientras el cuerpo aguante.

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