Corredor del sur Bamako-Dakar: A la expectativa.

2/04/2014 | Crónicas y reportajes

La apertura al tráfico de la ruta se decidió oficiosamente por las autoridades de Mali y Senegal en marzo de 2012. No obstante, tras ello, no se autoriza a tomar esta vía a ningún transportista malense.

Aunque la carretera que va de Bamako a Dakar por el sur sea abierta al tráfico después de diez años, los transportistas malíenses no pueden tomarla. La razón: las autoridades senegalesas, por el momento, no han autorizado el tráfico en este eje y las gestiones llevadas a cabo hasta el momento por los servicios técnicos vinculados al transporte en Mali no han llegado a buen puerto.

“Jamás hemos entendido qué es lo que nos impide utilizar esta ruta. Las autoridades senegalesas nos hablan a menudo de la existencia de un área selvática protegida que es atravesada por la ruta. Con frecuencia nos dicen que sus servicios técnicos de transporte no se han sido instalados aún”, explica Souleymane Baba Traoré, el secretario general del SYTRAM (sindicato de agentes de importación y exportación de Mali).

“Es una ruta internacional en la que los dos países, a través de sus instituciones financieras, han invertido mucho dinero. Por lo tanto, es incomprensible que los transportistas y las poblaciones no puedan beneficiarse de sus ventajas”, estima Traoré.

Fue en 2008, cuando Senegal y Mali, en el marco del desarrollo de los intercambios comerciales entre los dos países, decidieron poner en marcha un plan de carreteras bautizado con el nombre de “Corredor del sur Dakar – Bamako”. La ruta une Bamako con Dakar pasando por Kita – Sékékoto – Bafing – Kéniéba – Falémé, en territorio malí y por las localidades de Kédougou – Saraya – Falémé, en territorio senegalés. El trayecto entre las dos capitales se reduce en 200 kilómetros con respecto a la vía Bamako – Kati – Kayes – Diboli – Kidira – Puerto de Dakar, llamada “Corredor del norte”.

“Ante la saturación del Corredor Bamako – Dakar por el norte (700 camiones diarios) y debido al rápido deterioro de esta vía después de 2002, la mejor elección ha sido reforzar este corredor con un segundo eje que pase por el sur, el mencionado de Bamako a Dakar. Es así como nuestros dos países han decidido unir esfuerzos para construir la ruta Kati – Saraya – Kédougou, en el marco del programa de acondicionamiento viario y fomento del transporte”, explica un responsable del Ministerio de Transportes. La ruta Kati – Kita – Saraya, añade, es también una vía estratégica para los intercambios transfronterizos.

Tras los estudios de viabilidad, los tramos Sékokoto – Bafing y Bafing – Kéniéba –Falémé , que cuentan en total con una longitud de 229 km, fueron puestos en marcha en diciembre de 2008 por el antiguo presidente malí, Amadou Toumani Touré. Su construcción necesitó una inversión de cerca de 50 mil millones de francos CFA (de África Central) financiados por el Banco Africano de Desarrollo, la Banca de África Occidental de Desarrollo y por Mali, el cual, del mismo modo, en el marco de su programa de cooperación con Japón, permitió, mediante una donación, la financiación y la construcción de puentes sobre los ríos Balé, Bafing y Falémé. Se estima que la inversión total supera los 15 mil millones de francos CFA.

Larga y costosa

“La construcción de estos puentes contribuye a reforzar la fluidez de la circulación durante todo el año en la región de este corredor, a dinamizar la economía de los dos países, a reducir la pobreza y a mejorar el acceso a los servicios sociales para los residentes a lo largo de la ruta. Además, en el espíritu del proyecto está el contribuir a la revitalización de la economía y a la promoción de la integración económica en África occidental”, expresa el discurso oficial.

En el lado senegalés, los trabajos realizados en el corredor, con una distancia de 850km, tienen un coste de 210 mil millones de francos CFA. En marzo de 2010, los antiguos presidentes Abdoulaye Wade de Senegal y Amadou Toumani Touré de Mali, pusieron la primera piedra del puente que pasa por encima del río Falémé, un curso de agua que hace las veces de frontera natural entre nuestros dos países.

La apertura al tráfico de la carretera se decidió oficiosamente por las autoridades malíes y senegalesas en marzo de 2012. Pero después, ningún transportista malí pudo pasar por allí.

“Tras su apertura al tráfico ningún transportista malí fue autorizado a pasar por esta carretera, al tiempo que los dos países contaban con importantes yacimientos mineros en proceso de explotación en la zona atravesada por la vía”, explica el secretario general del SYTRAM.

Para abastecer a las fábricas de las minas situadas en el Corredor del sur Bamako -Dakar, los transportistas malíenses se niegan a tener que dar un largo rodeo que pasa por Kayes – Kita para retomar la ruta del sur. Este trayecto es largo y costoso para ellos.

“Es verdaderamente un trayecto muy largo y costoso que no es rentable para el comercio”, estima Souleymane Baba Traoré. Entonces, los mineros se propusieron negociar con la parte senegalesa de la que habían obtenido la autorización de aprovisionar sus fábricas, únicamente por esta vía. Pero el transporte de mercancías y de personas procedentes o con destino a Bamako no está siempre permitido por esta ruta.

“Sólo los vehículos vacíos pueden tomarla. Todas las mercancías deben pasar por el Corredor del norte Bamako – Dakar” deplora nuestro interlocutor.

“Las autoridades políticas de los dos países tiene que abrir los más rápido posible el Corredor del sur. El volumen de tráfico actual tiene un impacto negativo en el puente del Kayes”, previene.

“Hay muchas reuniones políticas y técnicas entre los dos países con el objetivo de abrir la vía a los transportes malíes. Pero no han logrado gran cosa. Pues el corredor está siempre cerrado en Mali” indica un responsable del Consejo malí de los cargadores de mercancías que se asombra de que los dos Estados hayan congelado los “sacrificios financieros” consentidos por ambos.

A propósito de los cuáles, recordamos que el tránsito viario interestatal en los dos ejes Dakar – Bamako también se ha puesto en marcha en agosto de 2013. Del mismo modo, en el contexto de la fluidez del transporte, Mali y Senegal han mantenido dos puntos de control por país: Diamniadio y Kaffrine en Sénégal, y Kayes y Kati en Mali. La policía, la gendarmería, la aduana y la Administración Montes están llamados a reagruparse en estos dos enclaves para efectuar sus operaciones rutinarias. Las autoridades aduaneras de los dos países también tienen la obligación de proporcionar escolta para los transportes de mercancías peligrosas.

“Todas estas medidas son buenas y deberían beneficiar a nuestros pueblos. Desafortunadamente nunca se aplican”, lamenta, aún más, el secretario general del sindicato de agentes importadores y exportadores de Mali.

L´Essor (Mali), Be Coulibaly

Traducido por Antonio Vázquez

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