Al igual que en otras partes del mundo, las cooperativas son omnipresentes en África en la actualidad. Representan una parte importante del sector privado en la mayoría de los países, especialmente en la agricultura, sector clave y primer creador de puestos de trabajo en el continente. Las pequeñas cooperativas agrícolas son un sector con cada vez más peso.
Con más de mil millones de personas involucradas en todo el mundo, las cooperativas, basadas en los valores de la democracia, una distribución equitativa de la riqueza creada, la propiedad tanto privada como colectiva, la solidaridad, etc., gozan de una gran magnitud. El movimiento se organiza, por ejemplo, en torno a las mujeres líderes de las asociaciones de nuevas energías en Guinea o de las dirigentes de las cooperativas de aceite de argán en Marruecos, también encontramos cooperativas en Malí o en Senegal; alrededor de los grandes bancos “cooperativos”, mutuas sanitarias, de seguros, grupos cooperativos industriales o de servicios cada vez más internacionales, etc.
Y los jóvenes participan activamente en este desarrollo, especialmente en África, donde se llevará a cabo, muy pronto en Togo, una reunión dedicada a la economía social y solidaria para los jóvenes.
Por lo tanto, en un contexto marcado hoy por la búsqueda de un nuevo equilibrio, teniendo más en cuenta las exigencias del desarrollo sostenible, la preservación del medio ambiente y el desarrollo social, las cooperativas se perciben y consideran como una respuesta al desarrollo de una economía alternativa. Más aún en África, donde la estructura económica ha puesto de manifiesto la existencia de estas estructuras que agrupan a hombres y mujeres en busca de un mejor bienestar social.
Estas cooperativas son frecuentes en todo el tejido económico de África donde se han instalado, inicialmente en las zonas rurales, mediante la creación de cooperativas agrícolas, antes de convertirse en una herramienta para el desarrollo y promoción social.
En África occidental, por ejemplo, se ha creado el Crédit Mutuel du Senegal, que es originalmente una entidad de micro financiación destinada a ayudar a las personas tradicionalmente excluidas del sistema bancario tradicional. Surgió en 1988 en la región de Kaolack y se llamó llamó “cajas populares de ahorro y crédito (CPEC)”.
El lugar de implantación no es casual ya que la región de Kaolack es la zona por excelencia del cultivo del cacahuete. Fue y sigue siendo, en gran medida, un importante centro de tránsito de los cacahuetes, en Senegal. Basta señalar que la ciudad ha sido durante mucho tiempo una de las más grandes del país. Debido a su ubicación geográfica, a 189 kilómetros de Dakar, es también el cruce de carreteras más importante de Senegal que permite, desde ahí, dirigirse a las cuatro “esquinas” del país.
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