conversación con mujeres marroquíes

6/03/2009 | Crónicas y reportajes

Esto pretendía ser una entrevista, o tres, con tres mujeres marroquíes que viven en España. Latifa Baali, de 26 años, de Fez; Tourya Aitelcadi, de 27 años, natural de Safi, y Asmaa Benchlihia, 34 años, de Rabat. Pero acabó siendo una conversación entre cuatro mujeres que nos quitábamos la palabra de la boca unas a otras. Charlamos sobre muchas cosas, que no vienen todas a cuento, y sobre todo, pasamos un buen rato juntas. Nos reímos mucho.

Se acerca el día de la mujer trabajadora y la entrevista pretendía versar sobre la situación de las mujeres en Marruecos. Sorprende que, siendo de diferentes lugares y condiciones socioeconómicas y culturales, las tres hayan coincidido en destacar que la desigualdad entre hombres y mujeres, en la sociedad marroquí, en realidad, el día a día no es mayor que en el resto del mundo. “Ahora mismo, a nivel legal, hay igualdad para las mujeres en Marruecos, lo único que tiene que cambiar es la mentalidad de los hombres, porque por ley tenemos los mismos derechos”, explica Asmaa.

Son las costumbres lo que hay que cambiar y la mentalidad de algunos hombres. Asmaa confía en la inteligencia de la mujer, “por lo general la mujer es inteligente para cambiar las cosas en su ámbito, en el entorno.
La mujer puede hacer lo que quiera sin provocar problemas, poco a poco, no de frente ni de golpe”. Eso es lo que puede cambiar la mujer, porque a nivel laboral y social, son las empresas las que tienen que implantar igualdad de condiciones y los gobiernos igualdad ante la ley. “Hace falta reivindicarlo a nivel mundial, que luchemos todas las mujeres del mundo por los derechos de todas, que no pidamos leyes para las de unos países sí sin importar las de los otros”, dice Tourya.

La diferencia está en cómo sea cada hombre. “Los hombres inteligentes, los hombres de verdad, que creen que la mujer es libre e igual a él, tienen un alto nivel de pensamiento y ven a la mujer como un ser humano”, continúa Tourya. “Estos hombres de verdad ven que la mujer puede pensar, hablar y actuar, algunas veces mejor que él, es la realidad”, termina Asmaa.

Latifa añade que para ella la mujer es lo más importante porque “es la encargada de educar al mundo. Cuando hay una generación buena y responsable, es la mujer la responsable de eso”. “La sociedad no puede pretender funcionar sin las mujeres, es como un cuerpo con dos mitades, las mujeres y los hombres, y no puede faltarle ninguna de ellas, las dos mitades son igual de importantes”.

La ley de la Familia en Marruecos

Hemos de recordar que en febrero de 2004, la ley de la familia en Marruecos, la mudawana, cambió radicalmente. Este código de la familia era el responsable de muchas leyes tradicionales y muy arraigadas de discriminación contra las mujeres. Fue una verdadera revolución calificada de sorprendente por muchos, cuando el joven y recién llegado al trono rey Mohamed VI dio un discurso ante la nación y defendió en él los derechos y la igualdad de la mujer. Visión que se plasmó pocos meses después en la aprobación por el Parlamento de la reforma de la mudawana. En realidad no se trataba de ninguna sorpresa para los cientos de mujeres marroquíes que llevaban casi un siglo planteando el debate, luchando, abriendo foros y reivindicando sus derechos. Hay movimientos feministas en Marruecos ante los que hay que quitarse el sombrero… y lo lograron, aunque siguen luchando. Aunque la Mudawana ha cambiado para bien, la reforma no se atrevió a tocar temas todavía tabú, como el de la herencia (la mujer hereda la mitad que el hombre) y algún otro punto. La poligamia, y la injusticia en los divorcios, quedaron prácticamente abolidas por el nuevo código que, inteligentemente, complacía a los más tradicionales no prohibiendo la poligamia, pero daba la razón a las mujeres estableciendo unas condiciones casi imposibles de cumplir para ejercerla.

Falta de oportunidades

Asmaa, Tourya y Latifa hablan de la vida cotidiana y aseguran que a la hora de la verdad, la situación depende de cada familia, de cada persona. Hoy en día los problemas de las mujeres se pueden asemejar a los problemas de la sociedad marroquí en general, la falta de oportunidades.

Tourya explica que la situación de la mujer en Marruecos “poco a poco está mejorando. Ahora hay más posibilidad de que todas las mujeres pueden estudiar y ahora pueden trabajar, que antes no. El nivel de vida es medio, en su mayoría, ni ricos ni pobres”.

Asmaa añade que “las mujeres en Marruecos ahora están trabajando, desde mi punto de vista, más que los hombres, porque son capaces de seguir sus estudios hasta el final y también son capaces de tener más paciencia en la oficina o donde sea, aguantan más”.

Latifa matiza, “sí, trabajan más porque admiten trabajar sin derechos”.

Se explica: “los hombres quieren trabajos con derechos, pero las mujeres se aguantan sin ellos, porque no les queda más remedio, es como trabajar con o sin papeles, es trabajar en el mercado negro. Muchas limpian casas y también en las fábricas de confección de marcas europeas… y esos trabajos los hombres no los quieren”.

Latifa trabajó en una fábrica donde todo eran mujeres. “Por mi experiencia yo diría que nuestros derechos no eran buenos, muchas horas, poco dinero, pero no hay nada más y necesitamos trabajo”.

Tourya aclara que “es como en España, sin papeles la gente se aprovecha de tu necesidad de trabajar, cuando tienes papeles, exiges tus derechos, pero si no tienes papeles aguantas lo que sea con tal de poder trabajar”.

Asmaa añade un dato más sobre las fábricas de marcas europeas “Allí las fábricas extranjeras ponen jefes marroquíes, la mayoría hombres, pero eso da igual, que eligen trabajadores y trabajadoras menores, porque ellos no entienden nada de la vida, pueden aceptar muchas horas con menos dinero, además tienen mucha energía y quieren trabajar, sin pedir derechos y sin nada. Si cogieran a trabajadores maduros no aceptaría las malas condiciones y pediría derechos y que se respeten las leyes. Porque las leyes no defienden a los que no las conocen…”.

Tourya cuenta que cuando vuelve a Maruecos, habla con sus amigas y conocidas y muchas de ellas quieren seguir sus pasos. “Conozco muchas jóvenes que quieren cambiar su vida e ir a Europa, a trabajar y a ganar dinero, porque en Marruecos no hay muchos puestos de trabajo, todavía hay mucho enchufe como único medio para encontrar trabajo. Aunque eso es un problema de todo el mundo, en Marruecos está mucho más marcado.

“Estoy muy enfadada con Marruecos”

Asmaa y Tourya están casadas, la primera tiene un hijo que necesita ir a un colegio para niños con necesidades especiales de aprendizaje. Las dos se decantaron por la carrera de derecho en la universidad, y se les nota cuando hablan. Asmaa terminó su carrera, a Tourya le quedan dos años, porque otras circunstancias de la vida hicieron que decidiera aparcar la universidad para más adelante.

Latifa se vino a España muy joven, por motivos de salud, necesitaba unos cuidados médicos que en Marruecos no podía pagar y no se prestan gratuitamente. Quiere estudiar informática y tiene otros muchos planes.

Tourya confiesa que en Marruecos soñaba con emanciparse. “yo quería ser independiente, tener casa propia, coche, viajar fuera, que no es lo mismo que emigrar. ¡Por preferencias personales! Simplemente, yo quería vivir en otros países”.

Asma confiesa que está muy enfada con Marruecos “ahora yo no quiero vivir en Marruecos, porque no estoy preparada. ¡Quiero que cambie!, tiene que cambiar todo el sistema: la educación infantil, el sistema de salud… todo. Tiene los medios para cambiar a mejor, pero no lo hace, va muy lento…”

“Va lento pero va, que es lo que importa”, aclara Tourya.

“En España tampoco vivo tan bien como me gustaría, pero aquí al menos tengo un colegio para mi niño, que tiene necesidad de educación especial y en Marruecos no había ningún colegio al que pudiera llevarlo. Tengo médico que me acepta cuando quiero ir. Esto es la base de…de … ¡todo!”.

Tourya interviene para decir que sí hay colegios para educar a niños con alguna necesidad especial, pero son pocos y muy caros, una familia normal no se los puede permitir.

Desde España se interesan por la actualidad de su país a través de la parabólica, Internet, por teléfono con la familia…

“Siempre pregunto a mi madre ¿qué hay de nuevo? Y ella me responde, ¡nada nuevo, todo por aquí es viejo!”, cuenta Tourya. Todas nos reímos.

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