Durante la semana pasada, la policía de Kenia lanzó gases lacrimógenos para dispersar a los manifestantes en la capital, Nairobi, quienes expresan su descontento con el gobierno y conmemoran las vidas de las personas asesinadas en las protestas de días anteriores. Estas protestas han causado que se despleguasen las fuerzas de seguridad, incluido el ejército, bloqueando las carreteras alrededor de edificios clave de la ciudad. El martes 25 de junio, más de 20 personas perdieron la vida en las protestas contra la nueva política fiscal propuesta por el gobierno, en las que se incendió parte del parlamento. Al día siguiente, el presidente, William Ruto, decidió retirar el proyecto de ley. Según grupos de derechos humanos, la participación de manifestantes durante el siguiente día fue menor. La Comisión Nacional de Derechos Humanos de Kenia (KNCHR) informó el jueves 27 de junio en redes sociales que había recibido informes fiables sobre el uso de fuego real contra civiles, aunque no especificó dónde ocurrieron los presuntos incidentes.
En Homa Bay Town, en el oeste de Kenia, siete personas (dos mujeres y cinco hombres) sufrieron heridas de bala por la policía, según informes de Citizen TV News. Cientos de manifestantes se reunieron en la ciudad portuaria de Mombasa y en Kisumu, donde algunos bloquearon carreteras y encendieron contenedores, según imágenes en televisión. También se ha informado de protestas en Kisii y Migori. La Comisión Nacional de Kenia, financiada por el Estado, informó que había ayudado a asegurar la liberación de más de 300 personas «detenidas ilegalmente«.
Autor: Basillioh Rukanga
Fuente: BBC – Al Jazeera
[Traducción y edición, Micaela Llona Bavestrello]
[CIDAF-UCM]