El ejército maliense ocupó, para garantizar la seguridad, el edificio de la gobernación de Kidal, que estaba en poder de los rebeldes tuareg del Movimiento Nacional para la Liberación de Azawad (MNLA) desde hacía meses y que ayer fue devuelto a las autoridades, tras una jornada de disturbios.
La evacuación del edificio de la gobernación, al igual que el de la radio y la televisión pública (ORTM), estuvo en duda hasta el último momento porque algunos manifestantes habían sitiado los edificios, incendiado documentos administrativos y destruyendo algunos objetos, en señal de protesta contra el regreso del Estado maliense a Kidal. Los partidarios del MNLA, en su mayoría jóvenes, también saquearon los edificios de la Hacienda Pública y de la Academia local, frente a la gobernación. El miércoles hubo una sentada para denunciar los acuerdos que firmaron los líderes del MNLA en Uagadugú (Burkina Faso es el mediador en la crisis maliense).
Para superar la resistencia de una parte del movimiento rebelde y de la población local fue decisiva la mediación del líder tradicional de Kidal, Ingalla Ag Attaher, y del secretario general del MNLA, Bilal Ag Acharif, pero también la participación de los líderes de los representantes de la Misión de la ONU en el país (MINUSMA), lo que le permitió al gobierno maliense recuperar los lugares emblemáticos de su poder administrativo y político en la inestable capital regional del norte del país.
Los cascos azules de la ONU son quienes garantizan la seguridad del distrito administrativo de Kidal, donde ha sido desplegado el ejército maliense hasta ahora, pero sólo en la gobernación. Más allá del restablecimiento de la administración nacional y la entrega progresiva de todos los servicios públicos, en Kidal persiste la inseguridad. El 24 de noviembre se llevaran a cabo las elecciones legislativas, un evento crucial para el pleno retorno a la normalidad constitucional de Malí.
MISNA