“Congo hold-up”: ¿Un atraco en toda regla?

23/12/2021 | Blog Académico

Todo parece indicar que se trata de un auténtico atraco. Joseph Kabila, en su época como jefe de Estado de la República Democrática del Congo (RDC), y su entorno se habrían apropiado, con la colaboración/complicidad de algunos bancos, de más de 100 (138) millones de dólares. Las revelaciones de la investigación “Congo-hold-up” se basan en la filtración de más de 3 millones de documentos confidenciales del banco BGFI obtenidos por Mediapart y la ONG PPLAAF (Plateforme de protection des lanceurs d’alerte en Afrique). Los datos han sido analizados durante 6 meses por 19 medios de comunicación (entre otros, RFI, De Standaard, Le Soir, NRC Handelsblad, Der Spiegel, Bloomberg, BBC Africa Eye, L’Orient-Le Jour…), bajo la coordinación de EIC (European Investigative Collaborations). Según diversas fuentes, el BGFI (Banco Gabonés y Francés Internacional) es un banco ligado a autócratas como Bongo (Gabón) y Sassou Ngueso (Congo-Brazzaville) e implicado en varios asuntos de corrupción y malversación de fondos públicos. El director general de la filial RDC del BGFI, de 2012 a 2018, era Francis Selemani, hermano adoptivo de Joseph Kabila.

La investigación “Congo hold-up” afirma haber descubierto no solo un caso más, el enésimo, en África subsahariana, de un dictador que espolia las riquezas de su pueblo; desvela también la complicidad en el saqueo del Congo de empresas e intereses internacionales. Por ejemplo, y es algo nuevo, Joseph Kabila, a la vez que renegociaba los contratos de explotación minera, renegociación defendida como acto de soberanía y freno al apetito depredador de los “imperialistas extranjeros”, abría las puertas a las inversiones chinas que se hicieron con el grueso del control minero en 2008, no sin antes – según los documentos analizados – corromper al entorno y familia del presidente. Si bien la complicidad internacional (Estados, corporaciones multinacionales, empresas) aprovechando y fomentando la corrupción de elites africanas es algo tristemente tradicional y sabido, todo parece indicar que las empresas chinas, muy ligadas al Estado chino, también han recurrido a las mismas prácticas para hacerse con concesiones para la explotación de recursos mineros, concretamente en el Congo. En este sentido, la ONG “The Sentry” (el vigilante/centinela) fundada por el actor y activista George Clooney, según información difundida el 29 de noviembre por el medio www.politico.cd, y firmada por Christian OKENDE, desvela que detrás del “contrato del siglo” chino-congoleño para la explotación de minerales congoleños hay una auténtica confiscación de bienes del Estado y que grandes cantidades de dinero habrían ido a parar, a través de diversos vericuetos y empresas-pantalla, a los bolsillos de Kabila y su entorno.

Félix Tshisekedi, actual Presidente de la RDC desde enero de 2019 gracias a un pacto con Joseph Kabila tras las controvertidas, por fraudulentas, elecciones presidenciales de diciembre de 2018, ha roto últimamente el acuerdo que le ligaba con el kabilismo y trata de deshacerse de una herencia incómoda, aunque hasta ahora no ha deseado “fisgonear” en ese pasado turbio. Pero, es evidente que para que la alternancia en el poder sea una realidad, habría que evitar que una cleptocracia sea sustituida por otra.

El 19 de noviembre se hizo público el “bombazo” Congo Hold-up; las reacciones fueron inmediatas. En primer lugar la de Bárbara Nzimbi, consejera en materia de comunicación del campo/partido de Kabila que denunció que se trataba de una “odiosa fijación de determinados medios y asociaciones sobre la persona del presidente honorario del Congo”; una actividad destructora que proviene siempre “del mismo espacio geopolítico, con acusaciones no fundadas e incomprensibles frente al extraordinario balance de la gestión salvadora de este digno hijo de África”, poniendo de relieve concretamente, la pacificación-reunificación- constitución de 2006-democraticación-alternancia pacífica. Bárbara Nzimbi terminaba haciendo un llamamiento a los congoleños a “no sucumbir ante la campaña de descrédito y a permanecer vigilantes ante este encarnizamiento injustificado de poderes ocultos que no han digerido bien la opción de soberanía, sobre todo en materia electoral y minera, realizado bajo la presidencia de Joseph Kabila”.

Ese mismo día, un diplomático norteamericano, buen conocedor de África central, Herman Cohen, anunciaba en su cuenta de Twitter que «La nueva agencia anticorrupción del presidente Tshisekedi, con la ayuda de expertos americanos del sector privado, va a preceder ahora a la recuperación de millones de dólares robados al tesoro público por la familia Kabila”.

Alexander De Croo, primer ministro belga estimaba, en declaraciones al periódico belga Le Soir que las revelaciones de la investigación “Congo Hold-up” deberían ayudar a Félix Tshisekedi en su lucha contra la corrupción: “está en el interés de la RDC que este asunto se aclare plenamente; lo que podría ayudar al presidente actual a avanzar en la lucha contra la corrupción; lucha que nuestro país apoya”.

Bernabé Kikaya, consejero en su día de Kabila, se ha expresado con especial dureza contra las acusaciones de la investigación “Congo hold-up”. Para Kikaya, esta “unión sagrada” (alusión indisimulada al nombre de la nueva mayoría parlamentaria surgida de la ruptura del acuerdo entre Kabila y Tshisekedi) de medios de comunicación y ONGs occidentales significa un llamamiento a la delación “con la única e “inicua” finalidad de desacreditar y hundir a Kabila”; “no es un secreto para nadie que desde la llegada al poder en 2001 de Kabila, cada una de esas estructuras (medios y ONGs) no han ahorrado esfuerzos para ello. Todo es suciedad. Congo hold-up es una continuación”. Afirma sin citarlo expresamente (“aunque el beneficiario se adivina”) que el beneficiario de esta campaña de descrédito es el “ingrato” Tshisekedi, quien, tras dinamitar el acuerdo que le ligaba con Kabila, gracias al cual se convirtió en presidente, piensa en las elecciones de 2023.

congo_rdc_mapa_provincias_cia_cc0-10.jpgEl 23 de noviembre, Radiookapi.net se hacía eco de la conferencia de prensa que el portavoz del gobierno, Patrick Mayaya, había dado, en la que se fijaba la posición del gobierno: “En lo que concierne a la BGFI Bank, no descubriré ningún secreto si les digo que hay hechos que se han reconocido; ha habido discusiones entre IGF (Inspección general de finanzas), el Banco Central y BGFI sobre actuaciones producidas, hay que decirlo, hace dos años. Ha habido un reconocimiento y hay un acuerdo. Hoy, el banco se ha comprometido a reembolsar una suma de cerca de 43 millones de dólares que ha sido utilizada. Hay otro capítulo del “affaire” que ya se encuentra en manos de la fiscalía general. El tiempo de la prensa no es tiempo de la justicia […] La ministra de Justicia ya ha escrito a la fiscalía; ha dado órdenes para que se investigue y se abran diligencias. Como gobierno no podemos permanecer insensibles a semejantes alegaciones”.

Por otra parte, el responsable desde junio de 2020 de la Inspección general de Finanzas (IGF), Jules Alingete, el “hombre anti-corrupción” colocado por el presidente en esa institución, ha afirmado que la Inspección ha investigado el asunto y ha concluido que efectivamente ha habido un desvío de 43 millones del Banco central al BGFI Bank (algo que este banco ha reconocido y que devolverá) pero que las conclusiones de Congo hold-up implicando a la sociedad EGAL (Empresa General de Alimentación, sociedad de importación de carne y pescado, controlada por personas del entorno más próximo a Kabila) y a Kabila como receptores de millones de dólares fruto de la corrupción son “falsas”; para añadir que lo que buscan los medios extranjeros en este asunto de un pretendido atraco cometido por Kabila contra los intereses de la RDC se basan únicamente en “insinuaciones” y que “los objetivos perseguidos por estos medios extranjeros van contra los intereses de la República democrática del Congo”. Estas declaraciones, recogidas el 30 de noviembre por político.cd contrastan frontalmente con otras manifestaciones del mismo Jules Alingete. La Inspección abrió una investigación en enero de 2021, momento en el que la ruptura con Kabila está consumada, sobre el desvío de 43 millones de dólares del Banco Central, con la complicidad del BGFI, hacia la empresa EGAL. Ya en 2016, este presunto desvío fue denunciado por un antiguo empleado, Jean-Jackes Lumumba, nieto del “Héroe Nacional” Patrice Lumumba; hubo que esperar hasta enero de 2021, dos años después de la investidura de Tshisekedi, para que la Inspección hurgara en este dossier. En abril quedó concluido un informe en el que se denuncia “un montaje sabiamente concebido” para perpetrar “un desvío de fondos públicos”; “se estaba frente a un grupo de mafiosos”. Tres meses después el director del Banco Central, Dógratias Mutembe, dejó el cargo. Parece evidente que Jules Alingete se aleja de la investigación realizada por sus propios servicios, “disculpa” a EGAL y al Banco Central y endosa únicamente la responsabilidad al BGFI. Desmiente, no obstante, que haya querido cubrir a los eminentes kabilistas que aparecen en el dossier.

El ministro de finanzas, Nicolas Kazadi, en el mismo sentido, declaraba en Top Congo FM que “hay que ser serios y no entregarse al espectáculo organizado por medios extranjeros. Estas investigaciones turbadoras ponen la imagen de la RDC por los suelos. Es una humillación”.

Las reacciones en la sociedad civil han tenido un carácter bien mucho más tajante y radical. Así, por ejemplo, el movimiento social LUCHA (Lutte pour le changement/Lucha por el cambio) no ha dudado en exigir “la inmediata suspensión de las dietas/subsidios que el Estado da a Joseph Kabila” en virtud de su estatus de exjefe del Estado y en solicitar del fiscal general de la república “que ordene una investigación judicial rápida, creíble y exhaustiva sobre los hechos graves que Congo hold-up contiene, para que se haga justicia”; esta reclamación va también dirigida al jefe del Estado, al Gobierno, al Parlamento, para que cada uno en su ámbito adopte las medidas necesarias para que las personas y/o entidades encausadas no “puedan escapar a la justicia ni destruir o alterar las pruebas ni sigan gozando de ciertos privilegios”. LUCHA señala igualmente que «Congo hold-up» es “un informe, el último, de una larga serie de revelaciones sobre el pillaje de la RDC realizado por empresas, políticos y hombres de negocios deshonestos, sin que se investiguen y sean perseguidos judicialmente”. Pide también que se revise urgentemente la ley nº18/021 de julio de 2018 sobre el estatus de los antiguos presidentes elegidos que establece concretamente su inmunidad penal cuasi absoluta (salvo para los delitos de genocidio y crímenes contra la humanidad) y que se reduzcan los privilegios que esta ley, hecha a la medida de Kabila en vísperas de su salida del poder para protegerlo. LUCHA estima que el presidente Tshisekedi no puede seguir repitiendo que lucha contra la corrupción y que trabaja por la instauración del Estado de derecho si nada cambia, como ha sucedido hasta ahora con investigaciones similares, tras la revelaciones de “Congo hold-up».

Jean Claude Katende, presidente de la Asociación africana de defensa de los derechos humanos (ASADHO) se centra en la revelación relativa a la gestión de la CENI (Comisión electoral independiente) responsable del proceso electoral de 2018. Corneille Nangaa, máximo responsable de la CENI en la época, debería explicar la gestión de los fondos públicos asignados a la CENI. Katende, en su cuenta de Twitter, ha escrito: “En aquel momento, cuando exigíamos que la CENI hiciera público su informe financiero, se nos trataba de extremistas, como siempre. Hoy, con las revelaciones de Congo hold-up, todo el mundo entiende por qué Nangaa nunca quería presentarlo. Era un bocazas hundido en la mafia”. Según Congo hold-up hubo un verdadero atraco del presupuesto para la organización del proceso electoral. De los 250 millones de dólares asignados por el Estado a la CENI entre 2016 y 2019 e ingresados en BGFI Bank, empresas ligadas a la familia Kabila habrían recibido 3,8 millones. Las declaraciones y documentos (Lumumba papers) del nieto de Patrice Lumumba al periódico belga Le Soir inciden en similares denuncias. La CENI, el Banco y el presidente de la patronal congoleña, Albert Yuma, han tildado las acusaciones aparecidas en Le Soir de “infundadas”, “malévolas”, «insólitas”, “ridículas” y de “idioteces”.

Jean-Claude Mputu, portavoz del colectivo “El Congo no está en venta”, reclama la intervención de la justicia: “Los documentos revelados por Congo Hold-up muestran la importancia de un desvío organizado y sistemático por parte de la familia de Kabila. Ello permite trazar el recorrido de algunas sumas de dinero que todos sospechábamos eran desviadas, pero sobre lo que no teníamos certeza. Esperamos que el gobierno abra investigaciones, identifique a los culpables y los castigue; esperamos igualmente la recuperación de los bienes«.

Aunque los documentos Congo Hold-up afectan poco al periodo (solo 2 años) de la presidencia de Tshisekedi, aparecen en sus datos los nombres de algunos de sus consejeros; concretamente dos: Jean Claude Kabongo y Luc-Gérard Nyafé. Ambos han seguido dirigiendo sus negocios personales tras la toma de funciones en la presidencia, según Sonia Rolley (RFI), por lo que en el entorno del nuevo presidente no todo es irreprochable y cabe dudar de que la alternancia política haya dado paso también a un cambio real en las prácticas de los altos servidores del Estado. Jean-Claude Kabongo es consejero especial encargado de inversiones en sectores muy sensibles (por ejemplo la presa Inga III) sin perder el control de sus cuatro empresas. Luc-Gérard Nyafé, hombre de negocios belgo-congoleño, nombrado embajador itinerante por el presidente, está multiplicando sus negocios privados desde la llegada a la presidencia de Tshisekedi: “Cuando se me propuso unirme a su gabinete, le hice ver mis compromisos y proyectos preexistentes en la agro-industria, salud, minería. Estimó que no eran incompatibles”.

Además de lo señalado en párrafos anteriores, se van publicando en los medios fragmentos del contenido de los millones de datos y documentos que “Congo Hold-up” contiene y, sin duda, irán apareciendo nuevas denuncias y episodios. Para terminar el resumen, extraído fundamentalmente de informaciones publicadas sobre todo en los medios online congoleños (radiookapi.net; cas-info.ca; politico.cd; 7sur7.cd; forumdesas.cd; lephare.cd y lepotentiel.cd ) se transcribe lo sustancial del comunicado, hecho público el 3 de diciembre, de la sociedad chino-congoleña SICOMINES, que denuncia que “Congo Hold-up” es una “maquinación urdida por occidentales para ensuciar y sabotear la cooperación chino-congoleña”, para regresar con fuerza varias décadas después de haber «abandonado/traicionado a África”. “Las potencias occidentales, habiendo explotado en solitario los recursos naturales de la RDC durante más de cien años, antes que China, despiertan repentinamente para regresar al continente. Cabe preguntarse dónde estaban en estos 30 últimos años”, concluye SICOMINES.

Radio Okapi publicó el 7 de diciembre que la Oficina de coordinación y seguimiento del proyecto chino-congoleño (BCSPC) en conferencia de prensa del 6 de diciembre realizó un llamamiento al pueblo congoleño y a todos los africanos a que no den crédito alguno al informe «Congo Hold-up»: “El BCSPC no concede crédito alguno a este informe. Se trata de una campaña de diabolización que tiene por objeto desanimar a los africanos a que operen en el sector bancario, cubrir de descrédito al Banco Central congoleño y desacreditar la gestión de las finanzas públicas en RD Congo”. En palabras de John Obomo, portavoz de BCSPC: “afortunadamente, la Inspección General de Finanzas (IGF), con toda responsabilidad, ha restablecido la verdad”.

felix_tshisekedi_2019_cc0-2.jpgAlgunas conclusiones sucintas

  • Es evidente la existencia de una pugna entre los países desarrollados occidentales y sus empresas y China para hacerse con la explotación y control de los preciosos recursos naturales de África subsahariana (tierras fértiles, tierras “raras”, minerales estratégicos, etc.). En las últimas décadas, China ha emergido como potencia económica rival del occidente desarrollado y ha irrumpido en África a la búsqueda de materias primas y mercados. Concluir que las revelaciones de “Congo hold-up” no son sino una maniobra o montaje urdida por intereses occidentales para frenar y debilitar esta irrupción china en África, se parece mucho a la puesta en práctica del sabido principio “no hay mejor defensa que un buen ataque”, pero, a la vez, expresa cierta debilidad argumentaría. Basta con constatar que entre las revelaciones más o menos escandalosas de “Congo hold-up” aparecen varias que afectan también a personas, empresarios y empresas occidentales.
  • Desdichadamente, y más últimamente, cada vez que líderes blancos, periodistas, medios, ONG occidentales… denuncian abusos contra los derechos humanos, contra las libertades, etc., en África, en los medios gubernamentales/oficiales de los países criticados se levantan voces acusando de injerencias neocolonialistas y reafirmando el derecho de los africanos para decidir lo que es bueno o malo para África. Una reacción que se vende como “defensa del orgullo africano y como afirmación de soberanía e independencia”; esto es, la defensa del honor humillado, el victimismo, como instrumentos para ocultar la verdad. Resulta paradójico que, por ejemplo, el dictador Kagame en Ruanda, colocado al frente de este país y del África de los Grandes Lagos por EE.UU. y el Reino Unido para controlar la región, recurra con arrogancia a este tipo de argumentaciones para legitimar de paso su poder y presentarse como un líder panafricanista.
  • Para los que conocen la sociedad congoleña por haber trabajado décadas en el Congo y para los congoleños “de a pie”, lo denunciado en «Congo hold-up» no constituye ninguna sorpresa. Han visto a lo largo de los años a dirigentes convertidos en pocos años en riquísimos propietarios de tierras, empresas y negocios. La percepción de la mayoría de los congoleños es que el acceso al poder es el pasaporte indispensable para acceder a la riqueza y a la impunidad.
  • Es una evidencia que los resultados de las elecciones presidenciales y legislativas en RDC en diciembre de 2018 fueron amañados. Los observadores internacionales y la red de observadores de la sociedad civil congoleña así lo constataron y denunciaron. El vencedor fue, según todas las fuentes independientes, Martin FALUYU, el candidato y líder de la coalición LAMUKA (“¡despierta!”, en lingala). El Frente Común por el Congo (FCC) del presidente saliente Joseph Kabila, aunque barrió en las legislativas y provinciales, quedó en segundo lugar y la UDPS de Félix Tshisekedi en tercer lugar de las presidenciales. Se produjo el pacto (avalado por la Comisión Electoral Independiente controlada por el poder saliente) entre Kabila y Tshisekedi para repartirse el poder; coalición FCC-CACH (rumbo al cambio) que todo el mundo consideró una trampa en la que quedaría atrapado el hijo del gran e histórico opositor a Mobutu, Etienne Tshisekedi (“la esfinge de Limete”, fallecido en 2017). La llamada comunidad internacional, en principio muy crítica con la maniobra, fue mirando a otro lado y aceptó la situación de hecho, expresando que, al menos, se había realizado una “alternancia” pacífica frente a un riesgo de desestabilización generalizada en un país emblemático y problemático de África central. Muchos analistas consideran que Félix Tshisekedi se ha convertido en el “hombre” de occidente, tras el progresivo distanciamiento o ruptura con el campo de Kabila.

Ramón Arozarena

Autor

  • Arozarena, Ramón

    Catedrático de Francés, jubilado.

    Cooperante con su mujer en Ruanda, como profesores de la Escuela Normal de Rwaza, de 1969 a 1973.

    Coordinador de la red de escuelas primarias en los campos de refugiados ruandeses de Goma (Mugunga, Kibumba, Kahindo y Katale), en 1995, con un programa de Caritas Internacional.

    Observador – integrado en las organizaciones de la sociedad civil congoleña – de las elecciones presidenciales y legislativas de la República Democrática del Congo, en Bukavu y en Bunia, en julio y octubre de 2006.

    Socio de las ONGDs Nakupenda-Áfrika, Medicus Mundi Navarra y colaborador de los Comités de Solidaridad con África Negra (UMOYA).

    Ha traducido al castellano varios libros relativos a la situación en Ruanda.

    Ha escrito y/o traducido para CIDAF (Ahora Fundación Sur) algunos cuadernos monográficos sobre los países de la región de los Grandes Lagos.

    Parlamentario por Euskadiko Ezkerra, entre 1987-1991, en el Parlamento de Navarra.

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