Congo 1961 – Costa de Marfil 2011: Lecciones de los golpes de estado apoyados por la ONU y los europeos

12/04/2011 | Opinión

Igual que en 1961, cuando los congoleños nacionalistas y el panafricanista Patrice Lumumba fue arrestado con la complicidad de las fuerzas belgas y las tropas de la ONU y entregado a Moise Tshombe, y subsecuentemente asesinado bajo los auspicios de la CIA estadounidense, las fuerzas belgas y el agente neo colonial Mobutu Seseko, el 11 de abril de 2011, el presidente de Costa de Marfil, Laurent Gbagbo fue derrocado por las fuerzas francesas en un asalto a su residencia en el que también participaron tropas de la ONU y fuerzas rebeldes de Alassane Ouatara. Este golpe de estado ha sido la finalización de los anteriores intentos de golpe fallidos de 2002 y 2004. Justo cuando el presidente Laurent estaba siendo humillado en la televisión, dos buques franceses ya estaban a punto para partir del puerto marítimo de Abiyán, cargados con millones de barriles de petróleo. Y eso es sólo el principio de otro drama que supone un riesgo de que Costa de Marfil adopte la forma de la República Democrática del Congo de hoy en día, es decir, una república bananera. Ciertamente, no es ese mi deseo.

Fue definitivamente un día muy triste para mí y para todos aquellos que han estado esperando que se ponga fin a la servidumbre, ver a un presidente electo humillado por los aliados de un hombre hambriento de poder y sangre, que ha estado detrás de la inestabilidad en Costa de Marfil desde la muerte de Felix Houphouet Boigny. Después de las disputadas elecciones de noviembre de 2010, si se hubiera hecho un recuento de los votos como pedía Laurent Gbagbo, la crisis marfileña no se hubiera prolongado. Sin embargo, el secretario general de la ONU, Ban Ki Moon, dijo que cualquier recuento sería una “injusticia”. Esto reafirmó la voluntad de la ONU y de Francia de imponer a Ouattara como líder de la junta en Costa de Marfil.

Francia, con más de 5.000 tropas en Costa de Marfil, aunque oficialmente dice que son sólo 1.600, pilotó el arresto que había ido precedido de semanas de ataques aéreos y bombardeos a objetivos tanto civiles como militares. Los ataques provocaron la muerte de miles de personas. Francia y la ONU habían ayudado inicialmente a las fuerzas rebeldes de Ouattara a avanzar desde su bastión en el norte hacia el sur del país.

En su asalto al sur, los rebeldes masacraron a miles de personas en Doukoue y alrededores. La ONU, algunas organizaciones de derechos humanos políticamente orientadas y otros medios aliados como la BBC, France 24 y AFP intentaron encubrir las masacres, pero fueron sacadas a la luz por la organización católica Cáritas. Desde entonces, han luchado por repartir las muertes entre Laurent Gbagbo y Alassane Ouattara.

El arresto de Laurent Gbagbo todavía crea un vacío, porque es el presidente legal y constitucional de Costa de Marfil. La ONU y Francia están trabajando para dejar de lado la constitución de Costa de Marfil e instalar la junta cívico militar liderada por Alassane Ouattara, un ex alto cargo del Fondo Monetario Internacional.

Lecciones para nosotros

El final del presidente Laurent Gbagbo es definitivamente trágico porque durante toda su vida él ha representado la paz y la democracia en Costa de Marfil. Ciertamente no era ningún santo, pero su visión del país chocó con el rol de servidumbre que hasta entonces habían tenido sus predecesores. Eso fue el comienzo de sus problemas con el poder colonial, Francia. Durante ocho años, estaba en el poder, pero sin estarlo, y en las elecciones de 2010, había que limpiar el polvo. Por esa razón Francia quería o que Gbagbo quedase fuera o que su presidencia estuviera contaminada, como lo estuvo los ocho años anteriores.

Sin embargo, hay una cosa que los países africanos, especialmente los francófonos deben aprender de los trágicos acontecimientos en Costa de Marfil. Los países africanos deben dejar definitivamente o pensar en dejar la moneda de curso legal el CFA, que ha sido tomada como rehén por Francia y está siendo utilizada para explotar a los países africanos.

Los países africanos no deben aceptar la continua presencia de bases militares extranjeras en sus países ya que Francia ha utilizado sus bases militares en varios países de África para armar a rebeldes, para oponerse a regímenes que no respetaban sus ofertas. En algunos casos, han utilizado su presencia militar para apoyar regímenes opresivos que “acatan sus normas”.

Los países africanos deben diversificar sus socios comerciales más allá de la Unión Europea. La prohibición de la UE del comercio con Costa de Marfil, tras las sanciones, ha resultado perjudicial para Costa de Marfil, porque hasta los medicamentos más esenciales no se podían comprar. Muchos marfileños han muerto por la falta de medicamentos que la UE se negaba a vender. Las naciones africanas deben pues diversificar sus socios comerciales para incluir varios países asiáticos y latinoamericanos. Ningún área, país o región debería convertirse en indispensable. Los africanos deben mejorar su cooperación económica entre ellos mismos.

Los países africanos deben trabajar para pasar de ser suministradores de materias primas a suministradores de productos semi-terminados o incluso productos terminados. Costa de Marfil se ha visto gravemente afectada por su dependencia total de los productos elaborados en el extranjero. Entendemos que el deseo de empezar a transformar los productos derivados del cacao ha sido una de las muchas afrentas que Francia tiene contra Laurent Gbagbo.

Los países africanos nunca deberían permitir ninguna forma de intervención militar en sus diferentes naciones, ya sea de la ONU o de los organismos regionales. La ONU ha fracasado de modo deplorable en ayudar al mundo a mantener la paz y esa organización necesita seriamente ser revisada.

Por Aloysius AGENDIA

(Publicado en el blog: Participating in positive change, del autor, el 11 de abril de 2011)

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