“Debemos dar respuestas definitivas a las frustraciones de nuestros hermanos tuareg”, dijo el presidente Ibrahim Boubacar Keita al inaugurar en Bamako la conferencia nacional sobre descentralización. El encuentro busca poner a punto políticas que den mayor autonomía a las regiones y municipios, y cuenta con la participación de más de 600 personalidades de la vida política e institucional de Mali. El principal objetivo es el de contribuir a la “solución a largo plazo” de la reciente crisis del norte, que estuvo ocupado durante 18 meses por grupos armados tuareg e islámicos. A pesar de que la crisis armada ya concluyó con la firma de un primer acuerdo en junio pasado en Uagadugú, en la realidad la situación sigue siendo inestable e incierta.
El gobierno maliense está empeñado en tratativas con los movimientos rebeldes tuareg y árabes de Azawad (el nombre que dan estos grupos a la región septentrional del país) para definir el estatus de esa vasta y pobre región desértica cuya autonomía quieren algunos.
“De 19 comunas hemos pasado a 703. Hubo avances en lo que se refiere a escuelas y a la cobertura sanitaria. Sin embargo, en los últimos diez años no han sido efectivas la atribución de recursos financieros y la transferencia de competencias a las colectividades locales”, destacó Keita, elegido en agosto pasado. El presidente reconoce que “una de las causas del cataclismo vivido recientemente en nuestro país es la languidez del estado”. En total el territorio maliense está dividido en ocho regiones. “Necesitamos un estado fuerte y colectividades locales fuertes. Mali es indivisible”, precisó el presidente en clara referencia a las aspiraciones independentistas del Movimiento Nacional de Liberación de Azawad (MNLA), el principal grupo rebelde tuareg en el norte, que no envió representantes a Bamako.
“El estado debe garantizar a todos los ciudadanos los mismos derechos”, aseguró el jefe de estado. En Azawad, la amplia región desértica que se extiende en dos terceras partes del territorio, las infraestructuras básicas –agua, electricidad, servicios de salud, educación y carreteras– son deficientes por no decir inexistentes, y las diferentes comunidades locales (Songhai, Peul, Araba y Tuareg) se sienten abandonadas.
MISNA 22 Octubre 2013