COMPROMISO DEL CRISTIANISMO Y DEL ISLAM POR LOS PRINCIPIOS UNIVERSALES COMPARTIDOS

16/03/2015 | Editorial

Mientras los grupos radicalizados, tanto en religión como en política, causan enfrentamiento, división y violencia, existen al mismo tiempo grupos mucho más numerosos, tanto entre los cristianos como entre los musulmanes que promueven: respeto mutuo, fe auténtica, compromiso por la justica y preocupación por el bien común.

Por un lado, seguimos viendo como el Estado Islámico (EI) y el Boko Haram siguen derramando sangre inocente, cada día, de todo aquel que es diferente. Destruyen también todo el legado cultural que no sea de su agrado.

El jefe de Boko Haram , Aboubakar Shekau, en su alocución por radio del 7 de marzo, ha prometido colaboración el Estado Islámico. Sus tentáculos de destrucción están alcanzando ya al África subsahariana.

Al mismo tiempo constatamos como cristianos de Egipto, Irak, Siria, Níger, Pakistán etc. siguen pagando con su vida esta locura suicida. Con esta locura se busca provocar una división entre los musulmanes y cristianos.

La mayoría de los musulmanes han condenado estos atentados de los yihadistas, en nombre de los mismos principios básicos que nos unen, diciendo: semejantes actos violentos no pueden tener ninguna justificación religiosa.

Pero cuando las autoridades no se posicionan claramente sobre este tema, debe ser la sociedad entera la que se comprometa para evitar horrores semejantes.

Tres principios deberían guiar nuestro comportamiento en esta cuestión:

El primero es el ser autocríticos y consecuentes. Se trata de tomar la misma postura contra toda violencia, venga de donde venga.

El segundo principio es el de la ética. Lo Derechos Fundamentales, como la libertad religiosa, no pueden ser objeto de negociación. Por tanto se debe denunciar toda discriminación institucionalizada por autoridades religiosas.

En tercer lugar: mantener juntos los principios universales compartidos, en la vida diaria e internacional. Los ciudadanos deben estár mejor capacitados para hacer frente a los desafíos de una sociedad pluralista.

De nuevo volvemos al instrumento más importante para una capacitación autentica de la ciudadanía, que no es otro que: el de una educación integral.

Esto es válido para África, Europa y para el resto del globo.

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