Cómo una tragedia familiar inspiró a Nyirantwali a aventurarse en los negocios

1/12/2015 | Crónicas y reportajes

Nos da la bienvenida de una manera muy maternal y con una sonrisa. La casa de Henriette Nyirantwali sorprende a los visitantes por limpieza. Aquí es también desde donde Nyirantwali dirige una fábrica de zumos, “APODER Ganira”. Nyirantwali nos muestra algunos de sus zumos envasados en su casa en Cyanika. La empresaria hace diferentes tipos de zumos.

Cuando visité la empresa en el sector de Cyanika, en el distrito de Nyamagabe (Ruanda), Nyirantwali estaba limpiando algunos utensilios. Nos interesó su historia cuando unos amigos nos dijeron que muchos viajeros de Kigali y otras ciudades que pasan por Nyamagabe siempre hacen una parada en su casa para comprar jugos y dulces.batidoras.jpg

«Las personas que viajan desde Kigali a través Nyamagabe paran en la casa de Nyirantwali para tomar un refresco, especialmente uno de sus sabrosos zumos antes de continuar su viaje a casa».

Fiel al testimonio de nuestro amigo, cuando nos disponíamos a entrevistarla un grupo de viajeros pasaron para comprar zumo.

Muchos de los residentes y clientes con los que hablamos nos dijeron que les gusta el zumo de Nyirantwali debido a su sabor único y riqueza. El ex maestro de la escuela primaria dice que el sabor podría ser el resultado de la forma «especial» en que ella hace el zumo y la pasión con la que lo hace.

«Preparo el zumo pensando que yo soy el primer cliente. Así siempre tengo en mente el sabor que me encantaría tener en una bebida… Ese es el único secreto, además de asegurarme de que mezclo todos los ingredientes en sus cantidades correctas», nos dice.

Comienzos

La vida de Nyirantwali no fue, sin embargo, siempre como ahora; perdió a su marido a una edad muy temprana y se enfrentó al reto de criar a sus hijos sola, sin trabajo.

«Fue muy duro ver a mis niños careciendo de las necesidades más básicas y saber que no había nada que yo pudiera hacer para cambiar la situación».

Nacida en una familia humilde hace 52 años, esta empresaria estudió magisterio. Después de la universidad, se casó con un médico.

«La vida era buena y yo era muy feliz en mi casa. Era lo que siempre había soñado «, narra esta madre de cuatro hijos.

Sin embargo, la tragedia la golpeó en 2002, cuando su marido murió. Para empeorar las cosas, ella había perdido su trabajo en la enseñanza, mientras cuidaba de su marido enfermo.

Nos dice que la muerte de su marido la dejó indefensa y confundida, ya que no tenía una fuente de ingresos para cuidar de sus hijos y pagar las cuotas escolares.

«Desde el día que murió mi marido, la vida cambió a peor. No tenía trabajo ni tierras. Me enfrenté con las facturas. Los niños tenían que ir a la escuela, comer bien, tener atención médica y otras necesidades básicas de la vida, pero yo no tenía nada», recuerda Nyirantwali.

Pero como se suele decir, cuando las cosas se ponen duras, los duros se pone en marcha. Nyirantwali dice que estaba decidida a conseguir que sus hijos tuvieran todo lo que necesitaban, incluso si eso significaba pasar noches sin dormir.

«Miré a mi alrededor buscando algo que pudiera hacer para obtener ingresos para mantener a mis hijos y me sorprendió ver la solución en mi recinto: un tanque de agua. Aunque era pequeño era mejor que nada».

Agua de vida

Nyirantwali nos cuenta que el tanque de agua en su casa podría haber proporcionado el empuje que necesitaba para comenzar una nueva vida. Explica que Nyamagabe suele verse afectado por sequías prolongadas, convirtió el problema del agua en su comunidad en un negocio, con la venta de agua a sus vecinos.

«Al principio, vendía jarras de agua y utilizaba el dinero para comprar alimentos y otras necesidades básicas para mis hijos». Después empleó el donativo recogido por todos los trabajadores del hospital donde trabajaba su marido para invertirlo en otros negocios.

cantina.jpg«En 2007, decidí empezar con una pequeña cantina, donde también hacía zumo fresco. Con el dinero que había ahorrado vendiendo agua compré un refrigerador y alquilé un pequeño local”.

Compró frutas de la pasión con las que pudo elaborar 100 litros de zumo a la semana.

Sin embargo, pese a los esfuerzos incansables de Nyirantwali, los beneficios seguían siendo muy bajos, y la educación de sus hijos sufrió un gran revés.

«Era difícil conseguir el dinero suficiente para todo lo que la familia necesitaba. Los niños abandonaron la escuela por falta de dinero y comenzaron a ayudarme a llevar la cantina”

La diosa Fortuna llama a la puerta

Cuando todo parecía estar funcionando en su contra, “World Vision Ruanda” becó a uno de los hijos y éste retomó los estudios.

Nyirantwali sintió aliviarse la presión sobre ella y aprovechó la oportunidad para trabajar aún más duro para mejorar el nivel de vida de su familia.

Explica que la organización (World Vision) también la formó en gestión empresarial, lo que marcó un nuevo comienzo como empresaria.

«El apoyo y el asesoramiento de World visión marcaron el inicio de un progreso notable para el negocio”.

«Además, me dieron materiales y equipos, incluyendo licuadoras, conservadores de zumo, máquinas rectificadoras, jarras, envases para zumo y materiales de embalaje para empezar a hacer zumos a gran escala».

La ONG también le vinculó a proveedores de frutas en Gitega. También acudió a diferentes exposiciones de agricultura en la provincia. Nyirantwali relata que esto la expuso a diferentes enfoques de negocio, y fue capaz de trabajar en red con otras empresarias y aprender nuevas habilidades para mejorar su empresa. «De hecho, todo esto fueron peldaños que me ayudaron a posicionar mi negocio a otro nivel.

«Consigo las frutas a precios más bajos de los agricultores y esto aumenta mis beneficios. Lo más importante es que, en 2009, hice un curso de gestión de pequeñas empresas en la Facultad de Ciencias Económicas y Empresariales de Ruanda, con el apoyo de World Vision”. Así adquirió nuevas habilidades y conocimientos para gestionar mejor su empresa.

Beneficios

Con esta mejora y el apoyo de diferentes organizaciones, las habilidades y el equipo, Nyirantwali fue capaz de aumentar la producción y por tanto los beneficios.

«Ahora soy capaz de pagar los estudios de mis hijos y comprar otras necesidades básicas de la familia sin problemas. También he diversificado el zumo de fruta de la pasión, y ahora también hago zumos de tomate y de piña».

Su primogénito, estudia ahora en la Universidad Católica de Kabgayi. Tiene tres trabajadores fijos, ha sido capaz de renovar su casa y comprar más máquinas para utilizar en su negocio.

El sueño de Nyirantwali es ampliar su empresa e introducirse en otros mercados más allá de su comunidad.

«Espero diversificar mi empresa para producir más tipos de zumo, por ejemplo, de mango, guayaba y fresa, sin olvidar el té de soja».

Consejo

Nyirantwali anima a otras mujeres a “levantarse”, convertirse en las héroes de sus familias y mejorar su nivel de vida.

«Mi lucha por la supervivencia y la prosperidad me ha demostrado que nada es imposible para una mujer apasionada. No importa cuántas veces no se pueda; sólo hay que mantener una actitud positiva y volver a intentarlo. Con el tiempo llegará el éxito.

Qué dice la gente sobre ella

Jeanine Mukamariza, que presenció cómo Nyirantwali salía de la pobreza para convertirse en la mujer autosuficiente que es hoy, es una fuente de inspiración y un modelo a seguir. Muchas mujeres en su comunidad han aprendido mucho de ella.

«Su coraje y su pasión por el negocio han sido una gran lección para todos nosotros, desafiándonos a aspirar a más y a no perder la esperanza, si queremos llegar a ser autosuficientes», asegura Mukamariza.

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