Cómo llegar a un Acuerdo cuando las dos partes solo creen en el poderío militar

24/01/2022 | Editorial

cidaf-ucm_logo_blanco-17.pngDe la experiencia de mediación en la resolución de conflictos en Karamoja, Uganda, entre los grupos de pastores armados de los Karimojons, aprendimos que ciertas condiciones y principios básicos son necesarios para llegar a un clima de acuerdo y de convivencia.

Karamoja es una región poblada por unos 500.000 pastores guerreros y seminómadas, que incluyen a muchos subgrupos, como los bokora, los matheniko, los pian, los jie, etc. Están emparentados a su vez con los langi y teso de Uganda, los turkana y los pokot de Kenia y, más lejanamente, con los masai de Kenia y Tanzania. En la zona de los Tepes, donde yo viví cuatro años, los robos armados de vacas sobre todo entre los tepes, los matheniko, los pian y los jie eran frecuentes y casi semanales. Cada año perdíamos unos 1.000 jóvenes guerreros durante esos robos armados.

Viviendo con ellos y hablando su propia lengua comprendimos varios puntos importantes, y a los tres años se alcanzaron resultados excelentes, como la reducción de los robos armados de ganados en un 75 %, y la reducción de la MGF en un 90 %.

  • La única salida de la violencia era por el camino de los acuerdos mutuos.
  • Solo ellos podían llegar a los acuerdos relevantes y vinculantes.
  • Pero ellos, por si solos, eran incapaces de romper el círculo de la violencia.
  • La mediación de líderes íntegros locales y del exterior era indispensable.
  • La duración del proceso dependía sobre todo de la relevancia del reto.
  • Con voluntad y buena mediación se lograron sorprendentes resultados.

Entre los diferentes países africanos, donde existe actualmente un enfrentamiento militar queremos fijarnos hoy en dos países donde la guerra civil va por etapas y procesos muy distintos. Uno es Sudán, donde se vive un proceso de enfrentamiento en el que un lado, el de la sociedad civil, está decidido a dialogar con los militares. El segundo ejemplo es el de Etiopía, donde los grupos armados solo buscan una salida militar, que es imposible.

Miramos primero a Sudán:

Jaafar Hassan, portavoz del Consejo Central para las Fuerzas de la Libertad y el Cambio (CCFFC), informó en un comunicado de prensa que el consejo decidió aceptar la invitación de la misión de las Naciones Unidas (UNITAMS) para apoyar el diálogo entre las partes para la crisis Sudánesa. Sin embargo, otro grupo civil clave, la Asociación de Profesionales de Sudán, ha rechazado la oferta de la ONU. Los manifestantes han realizado marchas periódicas contra el ejército desde que derrocó al gobierno civil del primer ministro Abdallah Hamdok en octubre pasado. Quieren que los militares se mantengan fuera de la coalición de gobierno de transición. Hamdok fue reinstalado el 21 de noviembre en un acuerdo que pedía un gabinete tecnocrático independiente bajo supervisión militar. Pero el movimiento prodemocrático de Sudán denunció ese acuerdo e insistió en que el poder se entregue a un gobierno completamente civil.

La decisión del CCFFC de participar en las conversaciones negociadas por la ONU se produce en medio de la intensificación de los esfuerzos regionales e internacionales para resolver la crisis. El enviado de la Unión Africana, Edewe Bankole, se encuentra en Jartum donde se reunió con representantes de las Fuerzas de la Libertad y el Cambio.

Bankole dijo que el propósito de las conversaciones era escuchar los puntos de vista de todos los Sudáneses para encontrar soluciones a esta crisis. También visita Sudán, David Sattefield, el nuevo enviado de EE. UU., al Cuerno de África. Buscan facilitar una renovada transición a la democracia dirigida por civiles en Sudán. Hay esperanzas porque la sociedad civil está muy comprometida.

El segundo ejemplo es Etiopía

La ONU condena los ataques aéreos en Etiopía, donde al menos 108 civiles han muerto en Tigray desde el comienzo del nuevo año.

Las dos partes están ciegas por el control del poder con la violencia. Es bastante evidente que ni el ejército del gobierno central, ni el Frente Popular de Liberación de Tigray (TPLF) pueden ganar esta guerra civil con la fuerza militar.

Lo que esta guerra civil está causando es la destrucción del país, la muerte de millones de personas inocentes y el éxodo de más de seis millones de Tigrayanos.

El secretario general de la ONU, Antonio Guterres, dijo el viernes (14.1.22) que estaba “desconsolado por el sufrimiento del pueblo etíope”, y pidió nuevamente a las partes que dejen de luchar y se comprometan para buscar el diálogo y la reconciliación.

También insistió que “Todas las personas que necesitan ayuda humanitaria deben recibirla lo más rápido posible”. Esta privación es otro crimen contra la humanidad.

Mientras tanto, el Programa Mundial de Alimentos (PMA) de la ONU informó que sus distribuciones estaban en su punto más bajo, y que la escalada del conflicto significa que ningún convoy del PMA ha llegado a la capital de Tigray, Mekelle, desde mediados de diciembre.

Después de 14 meses de conflicto en el norte de Etiopía, más personas que nunca necesitan asistencia alimentaria urgente. Sin comida, sin medicinas, sin combustible y sin acceso, estamos al borde de un gran desastre humanitario”.

Aunque sabemos que la solución definitiva de esta tragedia solo puede venir del propio pueblo etíope junto con sus lideres, también es evidente que, en esta situación de bloqueo violento, es absolutamente necesaria la colaboración de la UA, de la ONU, de los países poderosos que les venden armas y de mediadores profesionales internacionales para acompañar a las dos partes en un proceso de disposición al diálogo, de acuerdos y de reconciliación nacional. Solo así se puede evitar un mayor genocidio en Etiopía.

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