Cómo el régimen mauritano utiliza las tradiciones esclavistas

26/01/2015 | Crónicas y reportajes

Condena a muerte por apostasía, rechazo de la aplicación de la ley sobre la esclavitud…. El poder mauritano tolera cada vez más las derivas liberticidas.

En Mauritania, la condena a muerte por apostasía de un joven de 29 años el pasado 24 diciembre precipita un poco más el país en la represión, revelando las deficiencias de la estrategia política del presidente Mohamed Ould Abdelaziz.

Un opositor útil

Hasta ahora, la maquinaria parecía, no obstante, bien organizada. Al hacer de los militantes del movimiento antiesclavista de » La Iniciativa por la Resurgencia del movimiento Abolicionista en Mauritania» (IRA) y su carismático líder Biram Ould Abeid, el enemigo público número uno, el Jefe del Estado había conseguido modelar el espectro político en su favor. Demasiado radical para ser elegido, careciendo del apoyo de los jefes religiosos y tradicionales y del apoyo de un sistema político estructurado, Biram Ould Abeid fue, temporalmente un opositor útil al poder de Aziz. Según un diplomático mauritano « Él terminó por convertirse en una argumento democrático para el régimen que él perturbaba pero que le dejaba todavía expresarse». Para el poder, Biram, el militante aguerrido y maestro en las operaciones de gran impacto, tenía también la ventaja de fagocitar una parte de la oposición política sin constituir una verdadera amenaza.

Consagrado por las Naciones Unidas que le han concedido el premio de los derechos humanos, él puso, en efecto, a la oposición política tradicional frente a sus fragilidades. Es el caso del de la Coalición de las fuerzas democráticas (RFD), un importante partido de la oposición que va en declive y liderado por Ahmed Ould Daddah. Los militantes abolicionistas de la IRA le reprochan particularmente boicotear sistemáticamente las elecciones y no resaltar suficientemente la lucha abolicionista.

Recordemos que la esclavitud, que aún está generalizada en Mauritana, sólo está prohibida desde 1981 y penalizada desde 2007. En enero 2014, la ONG australiana « Walk Free » situaba al país en cabeza de su clasificación de los Estados “esclavistas” con 150.000 esclavos para una población de 3.8 millones de habitantes, o sea el 4% de la población. La forma más común de servidumbre afecta a las poblaciones negras en gran medida excluidas de los principales puestos de poder controlados por las minoritarias élites de moros blancos.

Sin embargo, al dejar a Biram presentarse a las elecciones presidenciales el pasado verano y efectuar, en una calma relativa, una gira nacional, Aziz ha intentado mostrar la imagen de un presidente abierto a las críticas. Hoy, la condena a muerte de Mohamed Cheikh Ould Mohamed que ocurre sólo un mes después del encarcelamiento de varios militantes abolicionistas, incluido Biram, en la ciudad de Rosso, en el sur del país, hace fracasar esta estrategia cosmética que no ha sido acompañado de ninguna medida sustantiva. Aun peor, estos actos de represiones ponen de manifiesto la complacencia del presidente hacia los imanes y los grupúsculos fundamentalistas que promocionan una lectura reaccionaria del islam.

Un régimen retrogrado

Mohamed Cheikh Ould Mohamed, de 29 años de edad y originario de Nouadhibou, la capital económica del país situada en el noroeste, fue detenido y encarcelado el 2 de Enero de 2014 tras la publicación en internet de una artículo considerado como blasfemo. Retirado justo horas después de que se publicó, este texto criticaba algunas decisiones del profeta en el momento de la conquista de la Meca. En particular, el autor acusaba la sociedad mauritana de perpetuar a día de hoy un orden social inicuo, heredado de esta época. Mohamed Cheikh Ould Mohamed denunciaba especialmente el uso del Islam para justificar las discriminaciones contra ciertas franjas de la población como los haratin (estos descendientes de esclavos negros que los moros blancos habían arabizado para asimilarlos a su comunidad) o también los “Moualamines” (herreros), una casta a la que él pertenece precisamente.

Tras su detención, manifestantes, aunque en un número limitado, se habían manifestado por las calles de la capital Nouakchott para reclamar la pena capital contra él. El presidente Aziz realizó un alegato en defensa del islam durante un discurso pronunciado ante un grupo de habitantes agolpados delante de las puertas del palacio presidencial « (…) Como ya tuve que precisarlo en el pasado y lo reafirmo hoy, Mauritania no es laica. La acción que ustedes emprendan hoy es lo mínimo que se debe hacer para protestar contra este crimen contra nuestra religión sagrada y les garantizo en consecuencia que yo, personalmente, y el gobierno no escatimaremos esfuerzos para proteger y defender esta religión y sus símbolos sagrados. Todos han de entender que este país es un Estado islámico y que la democracia no justifica el atentado a los valores y los símbolos sagrados de la religión.»

Estas palabras provocaron una gran indignación entre los representantes de la sociedad civil. Boubacar Messaoud, presidente de la organización “SOS Esclavos”, en una entrevista con Mondafrique, declaró que « Asistimos nada más y nada menos que al aumento de un extremismo religioso en el país y a su uso por el poder».

Esta posición de Aziz no data de ayer. Dos años antes, en Abril 2012, Biram Ould Abeid había quemado públicamente varias obras de carácter religioso para protestar contra las interpretaciones arcaicas del islam y su instrumentalización para justificar la servidumbre de seres humanos. Las autoridades ordenaron su detención por haber atentado contra la seguridad del Estado. Además, Aziz había asegurado que aplicaría la Sharia con la mayor severidad.

Nuestro amigo Aziz

Con la detención reciente de los militantes abolicionistas y la condena a muerte de Mohamed Cheikh Ould Mohamed, el régimen mauritano muestra una vez más su verdadero rostro. El de un poder reaccionario que está en consonancia con las interpretaciones retrogradas del islam. Una posición que se debe en parte a las preocupaciones de Aziz por el ascenso en el país del partido islamista Tawassoul cuyas ideas están muy extendidas en las filas del ejército dirigido por su rival, el Jefe de Estado Mayor Mohamed Ould Ghazwani. ¿Teme el jefe del Estado a versión mauritana del escenario que llevó a la caída de Blaise Compaoré en Burkina Faso?

En cualquier caso, el partido Tawassoul, brazo de los Hermanos Musulmanes en Mauritania, ya constituye una fuerza política ineludible en el país. Al conseguir situarse en segunda posición durante las elecciones legislativas y municipales de finales de 2013, llegó al liderazgo de la oposición nacional. Frente a este competidor, el presidente tiene mucho interés en adular al electorado islamista. A riesgo de dar muestras de duplicidad a sus socios occidentales, entre ellos Francia, que le presentan regularmente como un aliado privilegiado en la lucha contra el terrorismo el Sahel.

Louise Dimitrakis

Mondafrique

[Traducción, Dona Bayounguissa]

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