Comercio de rehenes en Mali, la nueva cara del terrorismo

30/11/2009 | Opinión

El rehén francés secuestrado en la noche del día 25 al día 26 de noviembre se suma a la larga lista de hombres y mujeres secuestrados en el norte de Malí. Esta parte del país, el desierto, escasamente poblada, ha sido poco a poco abandonada por el pueblo debido a la dureza del clima. Los terroristas y bandidos de todas las calañas han tenido la oportunidad de instalar sus bases y realizar sus actividades delictivas en ella: tráfico de drogas, contrabando de armas y, sobre todo, la toma de rehenes.

La toma de rehenes en esta parte del país, también a caballo entre Argelia y Níger, ha tomado recientemente dimensiones preocupantes. El país de Amadou Toumani Touré se ha convertido en una tierra propicia para reiterados secuestros de diplomáticos y turistas occidentales. La toma de rehenes se ha convertido en un negocio, un juego lucrativo, aunque sea peligroso. Hay quienes toman rehenes y hay quienes los compran. Los primeros son los matones deseosos de mejorar su vida. Los segundos son los terroristas motivados por la ideología islamista y el odio a Occidente. Esta cínica división del trabajo, esta dualidad da un nuevo rostro al terrorismo que tiene lugar desde hace tiempo en esta zona. La estabilidad de Malí, de su democracia y el buen gobierno, sin duda, se ve perjudicada por estas historias de toma de rehenes, que pueden tener graves consecuencias sobre el turismo, la economía o la política. El gobierno francés, que ha instado a sus ciudadanos a abandonar inmediatamente al norte y este de Malí, no hace más que añadir desasosiego. Los secuestros se han convertido ciertamente en un problema complejo. Los secuestradores, organizados en bandas, eligen bien sus objetivos, que después venden a los grupos ideológicamente comprometidos, bien organizados y poderosos. Por lo tanto, los secuestros se cometen por bandidos comunes en busca de dinero, pero que en realidad están sub contratados. Con esta subcontratación realizada, la nebulosa Al-Qaeda reivindica el secuestro. A partir de ahora, este será el escenario clásico.

La sub-región del África occidental, en particular la banda sahelo-sahariana, se encuentra atrapada entre el fuego de una batalla que no es la suya. De hecho, los rehenes secuestrados en Malí son casi exclusivamente franceses, canadienses, suizos, etc., o sea, occidentales. La lucha contra el terrorismo ha sido exportada a África, porque en Occidente, los medios presentan lo que se ha convertido en una bestia negra a la que hay que vencer, aunque esta, por momentos, sea invisible. Por lo tanto, las organizaciones subregionales como la CEDEAO y la CEN-SAD deben organizarse para hacer frente al terrorismo y sus manifestaciones deben ser visibles en toda la zona. Esto no es sólo un asunto de Malí. Y como los occidentales son los más afectados, es su responsabilidad apoyar eficazmente a los países de la subregión, proporcionando toda la logística y tecnología necesarias para permitir el seguimiento de Al Qaeda. Los intereses no son, ni mucho menos, sólo de Malí.

(Le Pays, Burkina Faso, 30-11-09)

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