Acaba de aparecer un nuevo informe de la Comisión Económica para África de Naciones Unidas. En él se pone de manifiesto el papel de liderazgo de las ciudades para aprovechar las ventajas económicas que se pueden lograr con la integración económica del continente, concretamente con el Acuerdo de Libre Comercio.
Como es sabido, el contexto económico actual de África está caracterizado por dos fenómenos de extraordinaria relevancia: la explosión urbana y la integración comercial regional. En este sentido, se trata de identificar las inversiones estratégicas requeridas por las ciudades para potenciar la integración regional y el papel que el Acuerdo de Libre Comercio puede desempeñar en la transformación sostenible de las ciudades y el desarrollo territorial del continente. Dicho de otra forma, el desafío consiste en diseñar una política económica que permita lograr un mayor crecimiento económico, paliar la pobreza y promocionar la inclusión social.
Por tanto, la integración económica, acompañada de buenas políticas, puede elevar los niveles de vida de la población, conectando las ciudades a nuevos mercados e incrementando el acceso a bienes y servicios. A su vez, la integración comercial puede fortalecer el sistema de ciudades medias y pequeñas, potenciar una mayor conectividad del campo con la ciudad y desarrollar las cadenas de valor regionales.
Las estrategias políticas son de gran importancia. Deben tener en cuenta las experiencias asiáticas, que enseñan que el desarrollo del sector manufacturero podría ser una ventana de oportunidad para el desarrollo de África. Ningún otro sector crea tantos puestos de trabajo, fortalece las cadenas regionales de valor y estimula el crecimiento de una próspera economía avanzada. No obstante, es un proceso complejo, que requiere infraestructuras, un espíritu abierto al mundo de la empresa, un buen gobierno y la internacionalización de las economías.
Estas recomendaciones están basadas en criterios de integración de los sectores agrícolas y alimentarios, se apoyan en el papel de las ciudades intermedias con manufacturas intensivas en mano de obra, y tienen en cuenta a las grandes ciudades por su potencial económico para el desarrollo, especialmente aquéllas que pueden ser “hubs” comerciales regionales.
José María Mella
[CIDAF-UCM]