Cien días en el poder de Tshisekedi en la República Democrática del Congo, nubes que ocultan un profundo malestar

Felix Tshisekedi acaba de completar 100 días al frente de la República Democrática del Congo. La ocasión es buena para elaborar una evaluación inicial de su gobierno al frente de este país-continente en el que todos están de acuerdo en que la naturaleza lo ha dado todo para que se posicione como un gigante africano en términos de desarrollo.

Esta es la apuesta que Tshisekedi había formulado en su discurso inaugural el 24 de enero. Cien días después de este ejercicio, ¿qué podemos recordar de su magisterio? Para dar algunas respuestas, podemos comenzar viendo la botella medio llena.

A nivel diplomático, puede ser visto como un punto positivo normalizar las relaciones de su país con muchos otros, incluido sus «vecinos».

Diplomáticamente, el sucesor de Joseph Kabila obtuvo victorias.

Bajo Joseph Kabila, las relaciones con el país del hombre delgado de Kigali (Kagame), por ejemplo, estuvieron marcadas por la sospecha y la desconfianza. Felix Tshisekedi ha logrado la hazaña, en 100 días, por así decirlo, de despejar las nubes entre su país y Ruanda. Y esto no es nada desde la perspectiva de pacificar las relaciones entre los países de los Grandes Lagos.

A nivel internacional, podemos detenernos en la visita que realizó al país del Tío Sam. Por supuesto, no tuvo el gran honor de ser recibido por el inquilino de la Casa Blanca, pero aprovechó su estadía en Estados Unidos para discutir las posibilidades de cooperación con personalidades de los Estados Unidos.

Esto puede augurar el apoyo del poder económico del líder mundial en la reconstrucción de la RDC. Diplomáticamente entonces, el «sucesor» de Joseph Kabila cosechó, en 100 días, «victorias» según sus partidarios. Y esto puede ayudar al desarrollo de la RDC. El otro gran proyecto en el que Felix Tshisekedi está a punto de tener éxito son los derechos humanos.

De hecho, desde que está en la presidencia de la República Democrática del Congo 574 prisioneros han sido liberados. La mayoría, 385, tras un indulto presidencial y cincuenta bajo la ley de amnistía. El resto, 142 presos, bajo libertad condicional.

A esto hay que sumarle el caso de Moses Katumbi. De hecho, el ex gobernador de Katanga, que se encuentra en el exilio recibió un pasaporte y sus condenas y otros procesamientos cayeron uno tras otro. Finalmente, y en relación con el estado de derecho, podemos observar «la apertura gradual del espacio público». Esta observación es la de la Oficina de Derechos Humanos de las Naciones Unidas.

El trabajo iniciado es para que continúe. Y todos deben animar a Tshisekedi a llegar hasta el final. Porque, todos los presidentes que lo precedieron, han logrado la hazaña de rimar la RDC con una violación masiva de los derechos humanos.

En este asunto, no sabemos si es Mobutu o Kabila padre o hijo quién se lleve la palma. En resumen, Tshisekedi, por el momento, no presenta el exterior de un presidente depredador de derechos humanos como lo fueron sus predecesores

Políticamente, Tshisekedi es una víctima de su propia vileza.

El poco tiempo que ya pasó al frente de la RDC, reveló, además, en él, un presidente ansioso por vivir en armonía con todos sus vecinos, de acuerdo con su agenda.

En esto no es como Joseph Kabila. Pero el árbol no debe ocultar el bosque. De hecho, 100 días después de tomar el poder a través de la elección del CENI, el pueblo congoleño sigue esperando que él aborde todas las preocupaciones del pueblo congoleño.

¿Puede hacerlo? Uno puede dudarlo. Porque, en realidad está limitado hoy en día en sus acciones políticas por la forma en que llegó al poder.

De hecho, todos los observadores de buena fe, comenzando por la Iglesia Católica, han reconocido que la verdad de las encuestas ha sido traicionada en las elecciones presidenciales. Incluso en el campamento de Félix Tshisekedi, hay personas que hoy cuestionan la transparencia y la sinceridad de los resultados del escrutinio e Corneille Nangaa. (Presidente de la CENI)

Es este pecado original el que hunde las alas de Tshisekedi y lo lleva a comportarse como Joseph Kabila. Porque, todo sugiere que hubo un acuerdo entre él y su predecesor para robar la victoria a Martin Fayulu. Eso, Félix Tshisekedi lo arrastrará en los pies como una pelota durante todo su mandato.

En cualquier caso, moralmente, podría avergonzarse de su entendimiento con Corneille Nangaa y Joseph Kabila, al cometer un acto de imposición y usurpación del poder.

Y lo menos que podemos decir es que políticamente, él es la víctima de su propia insensatez. 100 días después, no puede formar un equipo que pueda ayudarlo a traducir su proyecto social en acciones concretas. Por lo tanto, tiene que bailar al ritmo de la música que Joseph Kabila marca desde su granja en Kingakati. En estas condiciones, no vemos cómo puede calmar la sed de cambio del pueblo congoleño.

Y este cambio se produce en términos de la lucha contra la impunidad, la creación de empleo para los jóvenes, en definitiva, la construcción de un estado de derecho sólido y próspero al servicio de todos. Tal Congo no tiene posibilidad de iniciarse con instituciones infestadas. De todo lo anterior, se puede decir que los 100 días de Tshisekedi han registrado algún hecho positivo que no esconde un profundo malestar.

Fuente: Le Congolais

[Fundación Sur]

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