ciber justicia

21/01/2008 | Opinión

Nombre de guerra: “Qanass” (el cazador)

Actividades: Persecución de los gendarmes corrompidos, que expolian a los camioneros y automovilistas en las carreteras de Marruecos

Este videoaficionado se ha convertido en la “coqueluche” de la web, desde que se ha puesto en Youtube ‘la plataforma planetaria de videos compartidos’, una serie de imágenes del “tejemaneje” incesante de la soldadesca corrompida del general Herni Benslimane. Imágenes robadas, vomitivas de hombres en uniforme desvalijando a todo meter a sus víctimas, que consienten a la fuerza.

Por desgracia, la continuidad perceptible del gobierno de la autoridad ha restaurado rápidamente las viejas costumbres de la propina (“matabicho”) y el uso de “engrasar la pata”. Es el Zorro local, que pilla en flagrante a los gendarmes inescrupulosos, hace periodismo ciudadano gracias a las nuevas tecnologías. El prototipo de una generación en ebullición, decepcionada con el sistema, que escogieron el activismo directo para denunciar los abusos y las injusticias del Poder, porque los recursos clásicos de la sociedad ya no son suficientes o sencillamente son inoperantes.

De los “Qanass”, un buen grupo ha optado por la pantalla del ordenador (el mini-telón de su PC) para expresar su rabia con más o menos talento, pero con un sentido de la protesta y ‘contestación’ cada día más elaborado. La audiencia y la interactividad de la red proporcionan una popularidad sin igual y una libertad de tono, que ningún otro medio puede satisfacer. Este modo de expresión, sin ninguna guardabarrera, permite también todos los excesos, hasta la promoción del terror.

En las páginas de Youtube o Dailymotion, visitadas cada día por millones de internautas de todo el mundo, videos “porquería” o que atacan la dignidad de las personas se entremezclan con pequeñas obras maravillosas, como los de “Qanass”. Su parasitismo es mínimo, mientras que su provecho es inmenso. Lo es porque su impacto hace singularmente eco de la multiplicación estéril de presiones, vividas desde hace años, por la prensa tradicional de investigación. El último folletín judicial del diario “Al Watan” es su ilustración más reciente.

Del mismo modo que las antenas parabólicas revolucionaron y democratizaron la TV hace unos 15 años, frente a la “vetustidad” de las cadenas públicas (oficiales), hoy Internet libera al ciudadano de la censura institucional.

Los militantes de los Derechos Humanos relatan casi en directo las injusticias, que se cometen en los pueblos más aislados del reino alauí, gracias a redes virtuales basadas en los medios que ofrecen una mensajería electrónica de masas. Informaciones que son recopiladas por la prensa a escala nacional, cosa impensable hace sólo 10 años.

El último estudio publicado esta semana (del 13 al 20 de enero), evidentemente por Internet, del Pew Research Center, famoso instituto americano de sondeo, revela que los marroquíes consideran muy positivas las aportaciones de la prensa, mucho más que la acción de las autoridades o del Gobierno.

Este estado va ser intensificado, de hecho, pues cada día los medios de comunicación son cada vez más libres y flexibles al alcance de un mayor número de ciudadanos. De este modo se convertirán en instrumentos de disuasión, que podrán un día poner término a todas las formas de incivismo, que ninguna campaña de sensibilización ha podido desarraigar.

Editorial del diario marroquí ‘Le Journal Ebdo’, el día 21 de enero de 2008

Traducida por Antonio Molina, del Departamento África de la Fundación Sur.

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