Un informe publicado por el diario Le Monde en enero afirmaba que los empleados de la sede central de la Unión Africana en Addis Abeba habían revelado que la información de sus ordenadores había sido copiada regularmente por servidores en China desde 2012, citando fuentes de AU no identificadas.
El presidente de la Comisión de la Unión Africana, Moussa Faki, afirmó que los informes que alegan que China había espiado las oficinas centrales del bloque en Addis Abeba, Etiopía, son «todas mentiras». Añadió, junto al ministro de Relaciones Exteriores de China, Wang Yi, que ninguna historia «puede distraernos o desviarnos de nuestras relaciones».
El presidente de Burundi, Pierre Nkurunziza, también llamó a estos informes «no justificados» y «una forma para que los países occidentales siembren la enemistad entre China y África». Nkurunziza señaló que «China y África están desarrollando sus relaciones basadas en los principios de respeto mutuo y beneficio mutuo, China es un importante socio de cooperación para muchos países africanos».
La sede de la Unión Africana, con un valor de 200 millones de dólares, fue totalmente financiada y construida por China en 2012. Algunos vieron esto como un símbolo del deseo de Pekín de tener influencia en África y el acceso a los recursos naturales del continente.
Fuente: Sputnik
[Traducción; Muriel Balda Aspiazu]
[Fundación Sur]
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