No hay esposa que cierre la puerta tras ella
a menos que su cuerpo esté quemado dentro de los ojos de su esposo,
su belleza ya no está en los ojos de su espectador.
Hay una hogar detrás de las puertas cerradas
donde las esposas quemadas caen en cenizas, lágrimas
y se enjuagan el amor,
donde intentan algo así como sentarse,
como negociar por el aliento.
Y en pisos concretos detrás de puertas cerradas
esperan puntualmente
para llamarlos por el primero de sus nombres:
los incombustibles.
Oppong Clifford Benjamin
Fuente: Brittle Paper
[Traducción, Muriel Balda Aspiazu]
[Fundación Sur]
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