AD *. Su pesadilla comenzó cuando sus padres murieron. «Mi tío decidió casarme en contra de mi voluntad. Me negué y salió corriendo», cuenta AD. Pedí ayuda a mi cuñado, pero él me dijo que regresara a mi “supuesto” marido.
Con nadie a quien acudir, AD huyó a la capital, Abiyán. «No tengo familia en Abiyán. Acabé durmiendo debajo de un puente en el barrio de Adjamé alrededor de un año.»
Las cosas sólo podían empeorar
Aunque nunca habíamos había ido a la escuela, AD luchó para mantenerse a sí misma. Encontró trabajo como empleada doméstica, pero «el hijo de la familia me dejó embarazada y me echaron de su casa», explicó.
«Volví debajo del puente. Una mujer se ofreció a ayudarme cuando me puse de parto. Ella me cuidó hasta que di a luz y luego, con la ayuda de una enfermera, me robó a mi bebé.»
Afortunadamente, AD oyó hablar de Cavoequiva, una organización local de prestación de asistencia a los jóvenes que viven en las calles. «Cavoequiva me ayudó a encontrar mi bebé, que ahora tiene 8 meses y vive en una guardería en el barrio de Yopougon».
AD tiene ahora 16 años y asiste a los cursos de “generación de ingresos” en la “Maison d’Expresión Cavoequiva”, un centro apoyado por el Fondo para la Población de Naciones Unidas (UNFPA) que proporciona toda una serie de servicios a las niñas vulnerables.
«He aprendido a hornear, coser, tejer, leer y escribir», explica AD con orgullo. «Hago muy bien punto. Podría desarrollarlo como un trabajo».
Abuso, Explotación, Abandono
Las niñas se enfrentan a desigualdades muy arraigadas en Costa de Marfil. Su asistencia a la escuela secundaria es menor que la de los niños, por ejemplo. De acuerdo con una encuesta demográfica y de salud del país en 2012, aproximadamente un tercio de las niñas se casan antes de los 18 años, la mayoría de ellas con hombres significativamente mayores. Más de la mitad de las niñas y mujeres jóvenes piensan que golpear a las esposas puede estar justificado y la mayoría de las mujeres jóvenes casadas no están facultadas para tomar decisiones sobre planificación familiar.
Estas condiciones dejan a las niñas completamente vulnerables al abuso, la explotación y el abandono. ST * sabe mucho de esto.
«Yo estaba en el último año de la escuela primaria cuando caí enferma,» nos cuenta. «Tenía unos 10 o 11 años. Mi hermana le pidió ayuda a mi padre, pero él se desentendió completamente de mi”.
«Como mi salud no mejoraba, mi hermana me mandó en autobús a Abiyán. Allí fui, abandonada en la calle».
Maison d’Expresión Cavoequiva
Desde 2003, Cavoequiva viene prestando asistencia a las niñas que viven en las calles de Abiyán, se preocupan de su salud, la alimentación, les brindan asesoramiento y atención prenatal. En 2010, el UNFPA ayudó a Cavoequiva a abrir la “Maison d’Expresión”. Desde 2012, el UNFPA ha apoyado cursos de formación y actividades a las niñas que asisten al centro.
En los últimos cinco años, la Maison d’Expresión ha llegado a cientos de personas con información sobre la violencia de género, la salud sexual y reproductiva y el VIH. La alfabetización, la educación sexual integral, la cocina, sastrería y otras habilidades también se les ha enseñado a cientos de jóvenes.
Después de que ST se quedara sola en la estación de autobuses, «un hombre de uniforme me dio la bienvenida a su casa y terminé viviendo con su familia durante un año», le explicó a UNFPA.
Cuando ella dijo que le gustaría ir a la escuela, él la llevó al centro.
«Me quedé en la Maison d’Expresión durante tres años, aprendí panadería, arreglos florales, a coser y tejer,» explica.
ST tiene ahora 18 años y que quiere utilizar las habilidades que ha aprendido para mantenerse a sí misma. «He descubierto que soy muy buena en arreglos florales. Voy a apretarme el cinturón y a centrarme en eso».
* Nombres completos ocultos para proteger la privacidad de las niñas
allafrica.com
Fundación Sur