Catherine Samba-Panza: Esperanza para la República Centroafricana

31/01/2014 | Bitácora africana

La República Centroafricana es un país desangrado y destruido, con una triste historia de expolios, motines y golpes de estado. Hoy la esperanza para ella, tiene hoy nombre de mujer. Se llama Catherine Samba-Panza, elegida el 20 de enero 2014, por el Consejo Nacional de la Transición (CNT) para ocupar la presidencia, de un país sumido en el caos, destrozado por la lucha de grupos armados y empobrecido por políticos corruptos

De las 24 candidaturas presentadas, se habían aceptado ocho, después de haber excluido a antiguos rebeldes y a personas involucradas en anteriores regímenes políticos. La candidatura de Samba Panza, alcanzó el mayor consenso. De esta jurista, mujer de negocios y madre de tres hijos, se dice que es una luchadora determinada y valiente, con experiencia política, y aceptada por una gran mayoría por haber sabido mantenerse alejada de la lucha de clanes. Ella misma se presenta como la madre que necesita un país exangüe. Sus primeras palabras han sido la emotiva llamada lanzada a las milicias y a los grupos armados. Unos y otros, ex Seleka y anti-Balaka son interpelados como hijos de los que una madre espera una respuesta por el bien de todos. Los que conocen un poco África pueden comprender el calado y la importancia de estas palabras.
El nombramiento de la nueva presidenta también ha sido bien acogido en el extranjero El mismo día que fue nombrada, los ministros de Exteriores de la Unión Europea acordaron reforzar la misión internacional de paz la MISCA (la fuerza de la Unión Africana en Centro África) y a los 1.600 soldados franceses que la apoyan con el envío de mil tropas de varios países europeos. También han prometido ayudar a la República Centroafricana con 500 millones de euros para relanzar una economía que está por los suelos.

En el exterior no deja de haber voces que se levantan para cuestionar estas ayudas y desvelar intereses ocultos. Sin duda que los hay bajo el manto de la ayuda humanitaria. Podemos preguntarnos, como lo hace la Tribune de Argel o el le Courrier internacional: ¿quién gobierna África? También podríamos alimentar una controversia sin fin sobre la oportunidad de esas ayudas, podríamos lamentar la voracidad de unos y la debilidad de las instituciones africanas, minadas por las ambiciones de actores regionales o locales. Pero no podemos olvidar la realidad de un país, que sin ese apoyo militar y económico no podrá salir del abismo de violencia y destrucción en el que ha caído.
La nueva presidenta, se encuentra con un país destrozado. Un país ingobernable desde la caída de François Bozizé que se había mantenido en el poder durante diez años, después de haberlo conquistado por un golpe de estado en 2003. Actualmente, en el país que tiene unos 4.692.000 millones de habitantes, hay más de un millón de desplazados, casi la quinta parte de su población. Y donde más de la mitad de sus habitantes necesitaría ayuda humanitaria urgente.

A finales de 2012, la Seleka, coalición de cuatro grupos rebeldes musulmanes, se alzó en armas por considerar que el presidente Bozizé no había respetado los acuerdos de paz de 2007. En poco tiempo los rebeldes se habían apoderado prácticamente del país, sembrando destrucción y muerte. La crisis se agudizó con la toma de Bangui, la capital, por la Seleka, dirigida por Michel Djotdia, antiguo funcionario formado en Unión Soviética. Después de varias semanas de guerra civil, rebeldes y gobierno firman un acuerdo de paz. En enero 2013, se instala un gobierno de compromiso entre rebeldes y gobierno. Los rebeldes exigieron ocupar varios ministerios. Su jefe Michel Djotdia será primer ministro y ministro de defensa, François Bozizé podrá quedarse como presidente hasta el final de su mandato en 2016. Pero, tres meses después, los rebeldes que seguían luchando y ocupando otras ciudades, exigen la marcha del presidente y Bozizé tiene que refugiarse en RDC.
El odio y el caos fueron creciendo entre miembros de distintas comunidades. A la extrema violencia de los combatientes de la ex Seleka, se oponen, no con menos violencia las milicias cristianas anti-Balaka (en lengua sango “balaka” significa machete) y los militares centroafricanos. La situación se había hecho insostenible Se teme, no sólo que el país pueda degenerar en genocidio, sino que toda la región se desestabilice. El presidente interino Michel Djotdia, es incapaz de dominarla la situación explosiva , pide una intervención urgente de Francia.

El despliegue de soldados franceses y de la Unión Africana en Centro África -la MISCA- bajo mandato de la ONU para proteger a civiles ha permitido restaurar gradualmente una cierta calma en Bangui, la capital, aunque en ella siguieron produciéndose linchamientos aislados de venganza y ataques esporádicos.

Diez meses han bastado para demostrar la incapacidad de Michel Djotdia para ejercer el poder. Pierde el apoyo de sus vecinos: Chad y Congo Brazzaville. Los Jefes de Estado de la Comunidad Económica de Estados de África Central (CEEAC), se reúnen en Yamena, la capital de Chad. No ven ni otra salida ni otra alternativa a la situación que la dimisión del presidente de la transición. En Bangui la noticia de la dimisión de Djotdia fue recibida en general con alegría pero también se produjeron saqueos y algunos tiroteos.

A pesar de la presencia de tropas francesas y africanas, la tensión entre los Seleka y las milicias anti-Balaka es muy elevada.
La jefatura de estado fue asumida por el Consejo Nacional de Transición (CNT). Sus 135 diputados habían participado en la cumbre de Yamena y tenían dos semanas para nombrar un nuevo presidente. El CNT eligió a la antigua alcaldesa de Bangui, Catherine Samba-Panza.

La nueva presidenta tiene ante ella grandes desafíos: conseguir la paz y la seguridad, curar profundas heridas, crear las condiciones materiales para que los miles de centroafricanos que tuvieron que huir al extranjero puedan volver y los desplazados internos puedan dejar los campos y retornar a sus hogares, reorganizar el Estado y la administración, formar un equipo de gobierno que pueda organizar elecciones el próximo año…

Reconstruir todo lo destruido y conseguir la reconciliación, no será fácil ni obra de unos días, pedirá tiempo, esfuerzos y buena voluntad de todos los centroafricanos que desean la paz y apoyan a la nueva presidenta, mujer determinada y valiente. Lo demostró siendo alcaldesa de Bangui, cuando no dudó en ir a reclamar a los rebeldes de la Seleka, que habían invadido la ciudad, el material robado en la alcaldía.

El nuevo equipo de gobierno ha sido nombrado rápidamente. El 27 de enero se anunció su composición. Entre los 20 ministros nombrados hay representantes de la Seleka y de los anti-Balaka. Siete de los ministerios están ocupados por mujeres. El nuevo gobierno, parece haber suscitado menos entusiasmo que el suscitado por la elección de la presidenta. El partido de Bozizé deplora no estar representado, aunque dice compartir sus objetivos más importantes. Y algunos jefes de la ex-Seleka estiman que no se han cumplido las promesas hechas en Yamena de acordarles cuatro ministerios y el puesto de primer ministro, y temen ser desarmados por la fuerza.

¿Ha sido acertado introducir en el gobierno de transición miembros de antiguos combatientes? El tiempo lo dirá, pero esperemos que los signos inquietantes que ya aparecen sean superados, y que la paz vuelva a la República Centroafricana para que el país pueda reconstruirse lo antes posible.

Paquita Reche, mnsda

Autor

  • Reche, Paquita

    Nació en Chirivel (Almería). Estudió Magisterio en Almería, Licenciaturas de Pedagogía y de Filosofía, en la Complutense de Madrid.

    Llegó por primera vez a Africa en 1958 (a Argelia): después estuvo en Ruanda, Guinea Ecuatorial y desde el 1975 en Burkina Faso.

    En África trabajó como profesora en el Instituto Catequético Lumen Vitae de Butare, Profesora de enseñanza secundaria de español y filosofía; Universidad Popular (filosofia). También ha colaborado con Asociaciones de mujeres y con niños de la calle en Burkina Faso.

    Está en España desde 2004, actualmente, en Logroño. Colabora con la revista de los misioneros de África "Africana", Los Comités de Solidaridad con África Negra y con Rioja Acoge.

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