Carta abierta al Secretario General de la ONU y al Primer Ministro de Canadá, sobre los compromisos de paz, en la República Democrática del Congo. (RDC)

20/02/2017 | Opinión

La ONU y el gobierno de Canadá necesitan entender que los compromisos por la paz en la RDC no deben perpetrarse. El estado soberano de la RDC debe fortalecer su gobernanza y sus instituciones para garantizar a la población los bienes básicos, como: seguridad, gobernanza transparente, respeto de la ley, participación ciudadana, derechos humanos, oportunidades económicas sostenibles, y un desarrollo humano integral.

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En Diciembre 2016, el Presidente de la RDC, Joseph Kabila tuvo la oportunidad de mantener el proceso democrático anunciando la fecha de las próximas elecciones. No lo hizo. Una coalición de grupos de la oposición le obligaron a programar nuevas elecciones el año siguiente, pero los observadores no confían en la promesa.

Canadá está preparando el envió de 600 soldados más, bajo las ordenes de la ONU, para garantizar la paz, junto con una ayuda económica de 450 millones de dólares para tres años. Sin embargo, si Canadá quiere ser eficaz para terminar la guerra en la RDC y apoyar un proceso democrático, debería comprometerse en garantizar la paz a través de un desarrollo económico y social. Habiendo nacido en esa región de los Grandes Lagos y después de seis meses de investigación en la región, he visto el progreso tan insignificante hacia la paz, que se ha realizado en la región.

La RDC cuenta ahora con la misión de paz más numerosa de la ONU, una fuerza de 20.000 individuos de diversas naciones. Esta fuerza de estabilización en la RDC (MONUSCO) que opera desde 1999, ha sido todo menos eficaz.

La paz nunca llegará, sino se sanean los factores que causan la prolongación de este círculo vicioso de interminables conflictos. Es necesario tratar las injusticias estructurales de la pobreza y desempleo, para garantizar oportunidades económicas, particularmente para los jóvenes. La explotación sistemática por parte de actores locales, nacionales e internacionales, el tráfico de armas, la explotación de minerales, blanqueo de capitales por oficiales de gobiernos, delatan que el sistema y los lideres priorizan el lucro por encima de la vida de las personas.

Estos guardianes de la paz de la ONU en la RDC no deberían ser considerados como un proyecto perpetuo. Como país soberano, la RDC de be tomar las riendas de su propia gobernanza para garantizar la seguridad, los derechos humanos y los servicios necesarios para un desarrollo integral.

Las multinacionales, incluidas las Canadienses, siguen explotando los recursos naturales, desplazando civiles de sus tierras, degradando el medio ambiente y contaminando sus aguas. Estos negocios guardan la RDC en un ciclo de violencia.

Ives Engler, en su libro: “Canadá in África: 300 years of aid and exploitation”, obseva que en ningún lugar se ha visto a las compañías canadienses tan involucradas en la violación de derechos humanos, como en la RDC. (p.8). Añade que estas compañías cuentan con un agresivo apoyo gubernamental y paquetes de ayuda, para asegurar sus propios intereses.

En 2002, ocho compañías canadienses violaron las indicaciones de la OECD relacionadas con las actividades mineras en la RDC: “American Mineral Fields, Banro, First Quantum, Harambee Mining, International Panorama Resources, Kinross Gold, Melkior Resources and Tanke… Las compañías niegan cualquier abuso. Sin embargo existe evidencia de que las corporaciones cometieron injusticias estructurales y contribuyeron al aumento de la violencia en la región, a pesar de la ONU.

En el este fe la RDC la mayoría de la gente no puede comer una vez al día. Debido a la inseguridad endémica, la gente no ha podido cultivar alimentos desde 1996. Gran parte las tierras ya están ocupadas por grandes corporaciones. No hay servicios de salud en la región, la educación no funciona. La mayoría de los jóvenes no tienen trabajo. Las niñas y mujeres son constantemente abusadas y maltratadas. Millones de niños han nacido de los abusos sexuales y ahora son huérfanos sin protección.

En 2015, el Instituto de Rift Valley, descubrió más de 40 grupos armados en el sur de Kivu solamente. El presidente Kabila ha pospuesto las elecciones hasta 2018, como un dictador que podría llevar el país a una mayor violencia.

Alternativas de futuro.

Las soluciones militares, incluidas las de la ONU, han fracasado en la RDC. Una paz sostenible no puede llegar a golpe de fusil. Los que el país necesita es:

– Primero: garantizar la seguridad, y aumentar las oportunidades económicas, para que los jóvenes no se vayan con los grupos militares.

– Segundo: el respeto de la ley debe ser fortalecido, llevando a la justicia los culpables de crímenes contra la humanidad y de expropiar el país de sus recursos. Canadá podría asistir promoviendo abogados internacionales para investigar los crímenes cometidos en la RDC y para cumplir la ley.

– Tercero: Canadá debería asegurarse de que sus compañías respetan las mismas leyes comerciales que guardan en su país. La compañía de Banro desplazó a poblados enteros de sus tierras ancestrales en el sur de Kivu. Canadá debería investigar a todas sus compañías que operan en la región sobre posibles abusos de derechos humanos y asegurar una justa compesanacion. Las compañías canadienses deberían mostrar un buen ejemplo de negocios éticos.

– Cuarto: Canadá debe evitar el apoyo paternalista a la RDC, a través de asistencia oficial que genera corrupción. Canadá debería trabajar con la sociedad civil para mejorar las condiciones de vida para la mayoría de la gente.

Finalmente: Canadá debe colaborar con la ONU y otros gobiernos para diseñar un plan de investigación y consultas para encontrar las mejores soluciones a largo plazo para la RDC. Un tal plan de acción podría centrarse en estrategias concretas:

? Prevención de conflictos armados.

? Asistir a mujeres víctimas de conflictos.

? Aplicar la justicia a los responsables de los crímenes.

? Fortalecer el respeto a la ley.

? Colaboración económica que favorezca un desarrollo sostenible.

Si la RDC consigue la paz, podrá contribuir al desarrollo económico de África y del mundo. Todos los planes deben desarrollarse junto con los representantes locales para que repercutan en beneficio para la paz y el bien común, pues el desarrollo integral de la RDC ha de ser realizado por los congoleños mismos.

Evelyn N.B. Mayanja

* Evelyn N.B. Mayanja es Ph.D, en la Universidad de Manitoba.

[Traducido por AFS]

[Fundación Sur]

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