Sí. En referencia a la segunda repatriación de un misionero español contagiado por el letal virus que azota Africa occidental, la eficiente Fuerza aérea española también está para estas cosas. Sí. No me escondo. Me parece de justicia ética que con mis impuestos se cubra este operativo y los que hagan falta para trasladar a casa ya no a un compatriota, si no a cualquier ser humano. El panorama en Freetown – capital de Sierra Leona – o Liberia, es desolador. Un escenario apocalíptico que se retroalimenta por la carencia de medios sanitarios y en el que urgen ayudas como la que recientemente anuncio la Casa Blanca. Un contexto donde los contagiados se apilan en hospitales sin servicios y las familias se llevan a sus miembros a casa catalizando con ello, a causa del contacto directo, la correa de transmisión viral.
Una vez más, me descubro ante la labor de esos hermanos anónimos que entregan su vida a los que han tenido el infortunio de nacer en quizás dos de los países más insalubres de Africa; invitándoles al ver el documental “Monkey Meat and the Ebola outbreak in Liberia” de la excelente productora Vice que retrata los hábitos alimenticios de los habitantes de Monrovia y analiza de cerca la cadena alimenticia animal–humano como [tal vez] la causa huésped de la propagación del ébola. El reportaje nos muestra los mercados de Liberia y las opiniones de sus gentes respecto a si es peligroso o no comer carne de mono o de murciélago. El hambre del liberiano contrasta con la escrupulosidad del occidental; merece la pena verlo.
Cuando la vida te ha dado la oportunidad de haber viajado algo por el continente vecino, el sentimiento de admiración hacia los cooperantes, en cualquiera de sus vertientes, se agranda. Emoción que se torna en ganas de dar un par de cintazos a los muchos malnacidos, que esta semana balarán poniendo en tela de juicio el dineral empleado en mover un Hercules C-130 hasta el purgatorio en la Tierra para salvar a un cura. Con los mejores deseos hacia Manuel García y con el padre Pajares aún en el recuerdo, me siento orgulloso de que nuestro ejército tenga esta vocación y disponga de la logística para llevar a cabo este tipo de misiones sin recurrir a Francia en cuestiones de índole africana. Y es que España, con Canarias como vanguardia, debe ser un referente para estas operaciones; no tratándose ya de meras cuestiones humanitarias si no una vertiente más de la imperante necesidad, tanto por cercanía geográfica como por motivos geoestratégicos, de convertirnos en un país con proyección en Africa.