Canarias-Africa, un cuento soporífero , por Rafael Muñoz Abad

8/01/2018 | Bitácora africana

La relación Canarias-Africa es un sainete que de vez en cuando salta a la palestra pero que no trasciende más allá de un zurrón de buenas intenciones atrapadas en el blablablá de una clase política limitada, pueblerina y oportunista, que vive enquistada en una rotonda de esas que tanto les ponen a nuestros alcaldes virreyes de medianías. Presa del corsé autonómico y de una fiscalidad frígida que poco o nada ha evolucionado de las haciendas de Felipe II, sólo España no ha visto en las islas una máquina de hacer dinero de cara al continente vecino. Somos un estado acomplejado. Más off shore y menos Montoro. Con una refinería parada y una falta de miras preocupantes, resulta que los países al sur del Sahara occidental importan bienes de consumo y gasolinas de las refinerías belgas y holandesas. No sé si me explico.

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El Kennedy de Coalición, el señor Clavijo, habla de cambiar el sistema productivo de las islas y [yo] me desorino…Canarias nunca tendrá industria pero si podría ser un hub o centro de distribución logística para con el Africa cercana: Senegal, Gambia, Bissau y economías de un ámbito geográfico similar. Es imposible. El amordazamiento fiscal autonómico ergo nacional, los prejuicios hacia el continente negro, pues aún recuerdo a un ex presidente del gobierno isleño que no sabía ni donde estaba Mauritania en aquella crisis de los cayucos, y la feroz competencia de los intereses francos a la par de sus líneas marítimas con Africa occidental, históricamente ya asentadas como nexo Europa – Africa y verdaderas herramientas de control neocolonial, convierten a las aspiraciones canarias de ser ese hub de cara a Africa enuna cortina de humo. ¿Entonces, para qué se construyen tantos puertos con la línea de atraque vacía y se inauguran explanadas para acoger no sé qué…? Corruptelas.

La otra opción era erigirse como hub de vuelos de cara al continente; ¿hola?,¿hola que tal…? El vecino moro, ese que miramos por encima del hombro, ha tornado Casablanca en el principal centro de vuelos o hub conectivo para toda el Africa atlántica. Royal Air Maroc cubre de manera diaria hasta una veintena de destinos entre Dakar y Luanda. Los puertos de Le Havre, Amberes y Rotterdam, son la gran plataforma logística para llevar lo que sea a la fachada comprendida entre Nouadhibou yLagos. Sí, Canarias y por extensión España, hace ya años que perdieron su oportunidad de haberse incorporado al gran negocio que es exportar a Africa. Y si bien es cierto que hay empresarios, en Las Palmas la mayoría de ellos, por aquello de la competitividad de su puerto, que sí que han establecido lazos comerciales con el Africa vecina, es algo que todavía se ve con recelo; lo cual deja en evidencia la escora de nuestro provincianismo.

El denominado continente negro crece y vibra. Exporta. Sus economías intentan despegar y eso pasa por importar lo que necesitan pero sobre todo lo que sus limitados bolsillos pueden pagar. Quien ha visitado la populosa y económicamente viva Dakar, sabe que sus mercados de artesanía, muebles o venta de electrodomésticos de segundamano, representan un filón para la exportación-importación respectivamente. Quien conozca algo la vecina Mauritania, sabe que muchos de sus automóviles proceden de Canarias pues algún avispado envía allí Mercedes 190 que es el coche nacional de la Maura. ¿A dónde creen que van los electrodomésticos y en general toda la “basura” electrónica que ya no queremos?; ¿de veras creen que se recicla? El operador naranja manda sus móviles viejos a revenderse en Costa de Marfil, Mali o Senegal; al Africa francófona en general. Su antigua nevera está en algún arrabal de Brazaville o Lagos y su anticuado Peugeot es un taxi en Bamako. Todo este negocio pasa a diario containerizado entre el archipiélago mientras aquí nos empeñamos en ser la isla europea de esto o aquello. Además de ser los campeones de la limosna, estamos ciegos. ¿Pero qué podría hacerse? Es difícil. El vínculo Canarias – Africa es más geográfico que emocional; existiendo más identificación hacia América o Europa. De manera analoga, el pensamiento español es meramente continental y pese a nuestra historia marítima, lamentablemente somos un país de molinos. Todo pasa por comprender que la insularidad alejada es la excusa para establecer una zona franca y sacar alguna isla, ciudad o puerto, fuera del corsé autonómico; crear un segundo registro de buques que atraiga flota lo cual se traduce en influencia marítima; avivar la promiscuidad fiscal facilitando la entrada del binomio capital-empresas que quieran exportar a Africa exigiendo la seguridad legislativa que sí puede ofrecer España pero no por ejemplo Mauritania. Menudo salto de fe para un país [amordazado] que es más bruselista que los propios estatutos comunitarios; creo que no será posible más cuando ese papel ya lo tiene adjudicado Francia y el eje neerlandés.

Extrapolando la cuestión, ¿entienden ahora porqué el Reino Unido se va de la Union europea con el pecho inflado? Los Jersey, Islas Vírgenes y una economía global y no exclusivamente continental, resumen la filosofía Brexit. Así que nosotros a lo nuestro, a vender los carnavales, las carreritas de montaña y el mejor clima del mundo mundial de los universos .

CENTRO DE ESTUDIOS AFRICANOS DE LA ULL

cuadernosdeafrica@gmail.com

Autor

  • Doctor en Marina Civil.

    Cuando por primera vez llegué a Ciudad del Cabo supe que era el sitio y se cerró así el círculo abierto una tarde de los setenta frente a un desgastado atlas de Reader´s Digest. El por qué está de más y todo pasó a un segundo plano. África suele elegir de la misma manera que un gato o los libros nos escogen; no entra en tus cálculos. Con un doctorado en evolución e historia de la navegación me gano la vida como profesor asociado de la Universidad de la Laguna y desde el año 2003 trabajando como controlador. Piloto de la marina mercante, con frecuencia echo de falta la mar y su soledad en sus guardias de inalcanzable horizonte azul. De trabajar para Salvamento Marítimo aprendí a respetar el coraje de los que en un cayuco, dejando atrás semanas de zarandeo en ese otro océano de arena que es el Sahel, ven por primera vez la mar en Dakar o Nuadibú rumbo a El Dorado de los papeles europeos y su incierto destino. Angola, Costa de Marfil, Ghana, Mauritania, Senegal…pero sobre todo Sudáfrica y Namibia, son las que llenan mis acuarelas africanas. En su momento en forma de estudios y trabajo y después por mero vagabundeo, la conexión emocional con África austral es demasiado no mundana para intentar osar explicarla. El africanista nace y no se hace aunque pueda intentarlo y, si bien no sé nada de África, sí que aprendí más sentado en un café de Luanda viendo la gente pasar que bajo las decenas de libros que cogen polvo en mi biblioteca… sé dónde me voy a morir pero también lo saben la brisa de El Cabo de Buena Esperanza o el silencio del Namib.

    @Springbok1973

    @CEAULL

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