Eritrea aparece regularmente en la parte más baja de las listas mundiales de libertades políticas y de medios de comunicación, libertad de expresión y derechos humanos. Los eritreos constituyen el tercer mayor grupo en número de refugiados que intentan llegar a Europa, por detrás de los sirios y los afganos.
La crisis de los refugiados de Eritrea no recibe la misma atención en el mundo como la de Siria, pero la situación es igual poco prometedora para los más de 300.000 refugiados de esta pequeña nación de África Oriental que actualmente viven en campos de refugiados.
Cinco de esas familias pronto comenzaran una nueva vida, cuando sean reasentados en las comunidades de Manitoulin Island (1) durante los próximos meses.
El grupo de islas, se organizó en septiembre en respuesta a la crisis siria, que saltó a la primera página de todos los medios y se instaló fuertemente en la conciencia occidental cuando se publicó la fotografía del cuerpo, sin vida, de un pequeño sirio de tres años, Alan Kurdi, en una playa de Turquía. A partir de ahí se formaron varios grupos más pequeños para encargarse de asentar a las familias en Little Current, Mindemoya, Manitowaning y Gore Bay.
El grupo de islas, llamado el “Refugio Manitoulin”, se asoció con el Comité Central Menonita, y decidieron un acuerdo de patrocinio. Cuando recibieron una lista de refugiados, aprobada por las Naciones Unidas, se dieron cuenta de que no había sirios en esa lista, ya que la lista de refugiados sirios aún no había sido elaborada y aprobada, pero había muchos refugiados de otros países, entre ellos Eritrea, un país devastado por la guerra, con un régimen opresivo e infame.
«Nos dimos cuenta de que había un montón de gente, en los campamentos de refugiados de Etiopía, que habían estado allí durante mucho tiempo y cuyas listas se habían aprobado ya, así que si los sacábamos de allí otros refugiados podrían entrar en los campamentos”, declaró Linda Erskine, coordinadora del grupo. «La organización Menonita nos envió las listas, y, a partir de ahí, elegimos a nuestras familias. No nos fijamos tanto en su procedencia, sino más bien en la composición de la familia. Y da la casualidad de que todas las familias que elegimos y fueron aprobadas procedían de Eritrea.
La recaudación de fondos recibió un importante impulso de la Iglesia Misionera Mindemo.
«Ahora nos vienen cinco familias y las 5 son Eritrea, esta casualidad nos viene muy bien, porque ya tenemos dos familias eritreas que viven en Manitoulin», comentó Erskine. «Aunque ellas no vinieron como refugiados, llegaron como inmigrantes, pero ya hablan el idioma, conocen la cultura y nos están ayudando.»
La Comisión de Investigación sobre Derechos Humanos de la ONU publicó un informe, a principios de este año, donde pintaba un panorama muy sombrío de la situación de los derechos humanos en Eritrea, donde el régimen gobernante ha perpetrado de forma extrajudicial asesinatos, tortura, violaciones, etc. Además ha impuesto el servicio militar obligatorio y los trabajos forzosos.
El presidente del país, Isaias Afwerki, ha demostrado de forma pública su desprecio por la idea de la reforma democrática, afirmando: «si hay alguien que piensa que habrá democracia o un sistema multipartidista en este país, entonces esa persona ya se puede ir a puede pensar en tales cosas a otro mundo».
Antes de la crisis de Siria, Eritrea fue una de las mayores fuentes de inmigrantes que viajaron a través de Sudán y Libia, naciones que sufren igualmente de inestabilidad y, al igual que sus homólogos sirios, se sirven de las pateras para un peligroso viaje, a través del mar Mediterráneo, hasta Europa.
El grupo de la Sra. Erskine que actúa como coordinador, recibió la noticia a principios de este mes de que “su familia”, una viuda de 54 años de edad, hijos de 30, 25 y 19 años, así como hijas de 15, 11 y 7 años podrían llegar a finales de diciembre.
Otras familias con destino a otras comunidades también están ya aprobadas.
«El padre de la familia que elegimos fue asesinado y los dos hijos mayores no quería entrar en el ejército», contó la Sra. Erskine. Han estado viviendo en un campamento de refugiados durante años, y como contesté a una persona que me dijo que aquí también teníamos “gente sin hogar”, el peor día para alguien que vive en Canadá es el mejor para una de estas personas».
«Estas personas no pueden volver a casa. No importa lo que hagamos en Canadá, siempre podemos volver a casa, pero ellos nunca podrán. No me puedo imaginar lo que sería tener hijos o nietos en un país devastado por la guerra y no ser capaz de obtener ayuda para sacarlos de ahí. Y desde que tengo seis niños, sé exactamente de lo que estoy hablando”.
(1)La isla Manitoulin está en el lago Hurón y pertenece a la provincia canadiense de Ontario. Es la mayor isla del mundo situada en un lago de agua dulce. En la isla hay en total más de 80 lagos y la histórica villa de Manitowaning, fundada en 1837, fue el primer asentamiento europeo en la isla.
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Fundación Sur
